El pasado miércoles 27 de octubre, en el portal electrónico www.elmensajero.mx
Temas como la falta de vivienda, de agua potable, de acceso a la salud, atropello a los derechos humanos, la incidencia delictiva, entre otras. Gracias a que precisamente existen organizaciones o colectivos sociales que denuncian la ausencia de políticas públicas o económicas, es que con el tiempo se ha logrado mejorar en algunos aspectos, logrando incluso generar leyes o iniciativas que tienden a dignificar la vida humana en el mundo, en el país y en el estado. Menospreciando de igual manera el sacrificio colectivo e individual de quienes en aras del beneficio y progreso colectivo han ofrendado incluso hasta su vida. Con las horrorosas excepciones de quienes abusando de la nobleza de las causas del activismo social se sirven para beneficio personal, lo cual no demerita la causa, pero ensucia un poco la labor tan noble.
A grandes rasgos el autor de la columna, realiza una descripción de tres grandes movimientos sociales que han tenido lugar en Sonora en su historia reciente: comienza con el movimiento de los Malnacidos, en tiempos de Guillermo Padrés Elías en 2013. Descontento social que surge a raíz del descontento popular ante el intento del gobernador de imponer el Impuesto sobre la Tenencia vehicular. Lo que obligó a miles de sonorenses a protestar en las calles hasta lograr que dicha iniciativa se suspendiera. A decir del columnista, los personajes que encabezaban dicho movimiento terminaron como funcionarios estatales o municipales, no menciona si llegan por mérito propio o por arreglo cupular, pero lo toma como el principio del fin de dicha protesta social.
De igual manera describe el movimiento surgido de la desgracia en la Guardería ABC en Hermosillo (5 de junio), durante la administración de Eduardo Bours. Tema que fue incluso portada nacional y llegó hasta el gobierno federal, exigiendo justicia para las familias víctimas del incendio que arrebató la vida a 49 bebés y dejó desfigurados a 106. De la misma manera Gilberto Armenta concluye que dicho movimiento se desvirtúa en el momento en que algunos de sus cabecillas son aceptados al interior de organizaciones no gubernamentales relacionadas con temas sobre la niñez.
El último caso descrito es acerca del Movimiento por el Libre Tránsito en Sonora. Agrupación que luchaba por la desaparición de las casetas de peaje en la carretera federal 15, que atraviesa el estado. La conclusión sobre este movimiento que saca el periodista es que sus líderes vendieron la salida de las casetas a cambio de puestos públicos en el gobierno federal y estatal. No da nombres, ni los pormenores de sus conclusiones. Pero estos tres elementos antes descritos, llevan al columnista a sacar la siguiente afirmación, atropellando toda lógica y hasta la noble labor periodística: “Los movimientos arriba descritos, y otros más que aún respiran en Sonora, fueron utilizados, de diferente manera y por variados grupos partidistas y políticos, para atacar a los gobiernos del PRI y del PAN”.
Nada más grotesco y burdo para intentar insultar la inteligencia de los sonorenses comprometidos con las causas sociales. Sin ningún pudor el temerario columnista señala que, debido a los cambios de posición de algunos dirigentes, en automático todo movimiento social es inservible o está desactivado. Con el añadido que todos fueron para atacar al PRI y al PAN. ¿Pensó Gilberto antes de escribir tal cosa?, ¿lo de la Guardería ABC, el no a la tenencia vehicular y el cobro excesivo de peaje, son sólo jugadas políticas para atacar a dichos partidos?, ¿no será que sin querer muestra la verdadera esencia de los intereses partidarios que defiende el columnista?
En honor a la verdad y haciendo justicia a todos los activistas sociales de Sonora, quisiera contestar al intento de periodista: el activismo social en el estado está más activo que nunca. En un arranque de ira en contra de unos cuantos dirigentes sociales arremete contra todo el activismo, atropellando causas auténticas como el Colectivo de Madres Buscadoras de Sonora, el colectivo feminista de Sonora, Movimiento en defensa de la Vivienda, colectivos por el Medio Ambiente, al Movimiento Antorchista de Sonora, entre muchos otros.
Este último, el Movimiento Antorchista, una organización que, sin importar el color político, ni la temporada electoral, incorpora miles de sonorenses de bajos recursos en su lucha por conseguir mejoras en sus municipios y comunidades. Podemos contar por cientos y con nombre y apellido a quienes ha beneficiado el activismo social de Antorcha, desde temas de apoyo a la vivienda, red de agua potable, electrificaciones, drenajes, mejoramiento de calles y caminos, medicamentos, puentes peatonales, incursionando incluso en lo deportivo, cultural y del ámbito educativo. La muestra más reciente la dimos en este mes acudiendo a nueve presidencias municipales y al gobierno estatal para hacer entrega de las necesidades más sentidas de las familias antorchistas para ser contemplados en 2022.
Por eso no me puedo permitir callar y no protestar ante tales sentencias del periodista Gilberto Armenta, quien intenta de manera simplona por demás, borrar de un plumazo años de activismo y años de lucha, argumentando que se está desactivando el activismo social porque le están llegando por medio de puestos gubernamentales a unos cuantos líderes mañosos, y menos cuando intenta justificar tal señalamiento con tres burdos ejemplos dentro de cientos de causas justas. Lo cual sólo nos permite sacar una conclusión: para Gilberto todo movimiento social que no forme parte de sus intereses o de su agrado, está o desactivado o desvirtuado. Antorcha le dice: el activismo social está más vivo y actuante que antes y lo demostraremos al tiempo. Pues, mientras el aparato del estado siga sin hacer justicia social a las mayorías pobres habrá activistas dispuestos a dar la lucha y prestar su voz para exigir una vida más digna.
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