Saber leer y escribir me ha alegrado la vida, porque sinceramente es lo más grande, pero ahora hay un nuevo analfabetismo que define el tiempo en el que vivimos. Es el analfabetismo de los sofisticados, protagonizado por quienes han accedido hasta los niveles últimos de la educación y que, sin embargo, tras una pulida apariencia de alfabetización superior esconden una ignorancia profunda y una total ausencia de pensamiento propio, articulado y libre.
El analfabetismo es la falta de habilidades de uno o más grupos para obtener y descifrar la información escrita que se considera esencial para su participación en los procesos de avance de un país. Entre las causas principales del analfabetismo están la ubicación geográfica, la disertación de la educación, los bajos recursos económicos.
El analfabetismo, además de limitar el pleno desarrollo de las personas y su participación en la sociedad, tiene repercusiones durante todo su ciclo vital, afectando el entorno familiar, restringiendo el acceso a los beneficios del desarrollo y obstaculizando el goce de otros derechos humanos.
En el área de la salud, las investigaciones demuestran que el analfabetismo produce serias limitaciones para la comprensión de mensajes y de conocimientos importantes para el autocuidado, especialmente el de las mujeres, desencadenando problemas en la salud, higiene y nutrición de su hogar. Además, se ha demostrado que los padres analfabetos tienden a tener menores expectativas y aspiraciones educacionales para sí mismos y para sus hijos. En las familias de escasos recursos es frecuente que se privilegie el trabajo antes que la educación.
Aunque en el país, la educación básica que abarca el preescolar, primaria y secundaria, cada vez llega a más lugares; muchos jóvenes, por diversas razones, no asisten a la escuela y, por lo tanto, algunos de ellos no saben leer ni escribir.
En México, durante los últimos 50 años, el porcentaje de personas analfabetas de 15 y más años bajó de 25.8 por ciento en 1970 a 4.7 por ciento en 2020, lo que equivale a 4,456,431 personas que no saben leer ni escribir.
El analfabetismo es la incapacidad de leer y escribir que se debe generalmente a la falta de enseñanza de las mismas capacidades. El problema tiene dos vertientes: analfabetismo y rezago educativo.
El analfabetismo es, la falta de conocimientos que impiden leer o escribir una oración sencilla, mientras que el rezago educativo se da en jóvenes que no tienen o no han concluido su educación básica. Según la ONU, una persona analfabeta es aquella que no puede ni leer ni escribir un breve y simple mensaje relacionado con su vida diaria.
Aunque la educación básica, cada vez llega a más lugares, muchos jóvenes, por diversas razones, no asisten a la escuela y, por lo tanto, algunos de ellos no saben leer ni escribir. En algunos países, la comprensión lectora puede ser deficiente a pesar de que su tasa de analfabetismo sea pequeña, pues leer no es solo conocer las letras, sino entender mensajes por escrito.
En algunos países las leyes abarcan condiciones especiales para analfabetos; por ejemplo, el Código Civil de España establece que aquellos analfabetos que deseen otorgar testamento cerrado, y pidan a otra persona que se lo escriba, deben firmar en cada una de las páginas.
Hoy en día, muchos países con muchos analfabetos han puesto en marcha efectivos proyectos de erradicación del analfabetismo con sistemas que han demostrado alta efectividad.
El analfabetismo en general es una falta de enseñanza de una persona. Por ejemplo, Perú está llevando a cabo una intensa capacitación, con la cual se persigue el objetivo de llegar a la gente de los pueblos más atrasados por medio de programas sociales y de la televisión, a fin de disminuir el analfabetismo. Siguiendo el modelo peruano en el Cusco, existe un programa que toma en consideración la realidad sociocultural y sociolingüística de la región y el tratamiento lingüístico que se propone y aplica, que se realiza en dos idiomas: quechua y español.
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