MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El Covid-19 golpea al sector informal

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En México el 56. 2 por ciento de la población ocupada labora en el sector informal: comerciantes ambulantes, taxistas, trabajadoras domésticas, son parte de este grupo de seres humanos para los que quedarse en casa no es opción para ellos a pesar del grave peligro que corren por esta pandemia del Covid-19, que suma a la fecha en México a 7,497 personas infectadas de esta letal enfermedad que ha llevado a la muerte a 650 personas y hay 12,369 casos sospechosos.

Este sector tiene ingresos económicos muy bajos y vive al día, por lo tanto, si no trabajan no tienen qué llevarle a sus familias y son a los que más ha afectado esta problemática que se vive en México. Un ejemplo de esto son los comerciantes ambulantes que aún tienen que salir a ganar su sustento, sin embargo, ahora es muy difícil que les compren sus productos que ofertan en los vagones del metro. ¿Qué vamos a hacer cuando las cosas se pongan peores y ya no haya nada de clientes?, comenta con preocupación en su rostro Marisol Hernández, quien vende en la línea naranja que corre de la terminal El Rosario hasta Barranca del Muerto.

En México, el riesgo de parar y no salir a trabajar alcanza a poco más de la mitad de los trabajadores. Al cuarto trimestre del 2019, el 56.2 por ciento de la población ocupada se encontró laborando dentro del sector informal, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi. Esta situación implica que 56 de cada 100 trabajadores es vulnerable en términos de protección laboral, acceso a instituciones de salud, seguridad social o ingresos inconstantes. En este estudio se registraron alrededor de 31 millones de trabajadores sin acceso a prestaciones sociales. De los cuales el 78 por ciento se ocupa en el sector servicios, en el comercio o en actividades agropecuarias. Además, este sector no tiene acceso a las instituciones de salud pública como IMSS o ISSSTE, no están registrados ante las autoridades como trabajadores remunerados por lo que no tienen acceso de licencias de enfermedad o periodos vacacionales con goce de sueldo o salario y tampoco tienen contratos formales que garanticen sus ingresos en tiempo y forma.

En estos 31 millones de trabajadores no sólo se encuentran los comerciantes, por ejemplo, de la central de abastos, de mercados o de pequeños negocios. También se encuentran los jardineros o choferes privados y las trabajadoras domésticas de hogares particulares. La vulnerabilidad de este sector de la población ocupada se profundiza cuando se evalúan sus ingresos promedio, en qué los gastan y la composición social de sus hogares. Como parte de la población en riesgo por su condición de informal o por las condiciones específicas de las tareas que realiza o de la unidad en la que se ocupa se contabilizan los más vulnerables: los trabajadores no remunerados y los independientes ("por cuenta propia"). En el país se suma poco más de 15 millones de mujeres y hombres que se encuentran en los escalones del mercado laboral más expuestos no solo al contagio de la nueva cepa del Covid-19, también a no poder hacer frente a sus efectos económicos.

Estos poco más de 15 millones de personas, en su mayoría, perciben los ingresos más bajos. Hasta el cierre del 2019, el 73 por ciento de estos trabajadores ingresó como máximo dos salarios mínimos al día, el equivalente a 6,161 pesos mensuales. Esta situación evidencia que, además de encontrarse en una situación de desventaja tanto en el aspecto laboral como de salud, también son significativamente más vulnerables que el resto en términos de su nivel de ingresos y viven al día de forma literal.

Este sector de los más pobres del país destina sus recursos exclusivamente a la compra de alimentos, vivienda, servicios, educación, salud, de acuerdo al Informe de Evaluación de la Política y Desarrollo Social 2018 del Coneval. En esta informe señala que los grupos que encabezan los mayores niveles de vulnerabilidad por carencias y bajos ingresos son: las mujeres, la población indígena, los jóvenes y los adultos mayores. Ante este terrible panorama de una crisis sanitaria ellos son precisamente los más expuestos; porque parar sus actividades significa cortar sus ingresos, porque si no paran son más vulnerables a contraer el virus, porque si contraen el virus sus ingresos no les permitirían pagar por atención médica y porque el sector público está saturado.

El Covid-19 ha golpeado al sector informal tanto que sus ingresos han caído entre el 80 por ciento y 90 por ciento por lo que hemos visto cómo solicitan apoyo las autoridades capitalinas para hacer frente a esta problemática, pero parece que los oídos de quienes en campaña pregonaban que primero estarían los pobres hoy se encuentran tapados y no hacen nada por apoyar a los más vulnerables. Muchos de los comerciantes han tenido que decidir entre morir por el coronavirus o morir de hambre, una disyuntiva que no debería de existir puesto que son mexicanos y tienen derecho a ser apoyados para poder sobrevivir sin tener que salir a las calles exponiendo su vida y la de los demás.

Es muy lamentable la situación que están padeciendo miles de familias cuyos ingresos ya de por si deficientes se están viendo reducidos a la nada por esta pandemia y por las medidas de distanciamiento social que se han implementado, es urgente que el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador se ponga a trabajar en serio y haga llegar apoyos alimentarios para estas familias que lo necesitan y que ya empezaron a sentir los estragos del hambre, es urgente que les destinen despensas o vales para comida, que los haga sobrellevar esta situación que ha puesto en jaque el país y al mundo entero y en donde las clases más vulnerables se están viendo doblemente afectadas.

No es correcto que se ignore a los mexicanos más pobres y se continúe haciendo demagogia. Menos verborrea y más hechos contundentes porque esta situación se puede salir de control en cualquier momento si no se implementan medidas rápidas de apoyo real a los mexicanos más afectados. Los recursos los tiene el gobierno y es él al que le toca poner manos a la obra. No es la primera vez que lo decimos. La única salida que tenemos los pobres de México para evitar que nuestro país se siga desmoronando es organizarnos y luchar por una patria más justa para todos.

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