MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El desastre de Delfina Gómez

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Prácticamente todos los especialistas en temas educativos y los analistas políticos, cuando menos los que no están cegados por el fanatismo cuatroteista, consideran que la gestión de Delfina Gómez Álvarez fue, sin temor a la exageración, un desastre. Y tienen sus razones, veamos.

El diario El Universal, en su versión electrónica del pasado 5 de agosto, informó que, de acuerdo con la organización no gubernamental Educación con Rumbo, “en los ciclos escolares 2020-2021 y 2021-2022, un millón 423 mil 154 estudiantes, principalmente de preescolar, educación básica y bachillerato dejaron las aulas, lo que equivale a 3 mil 558 alumnos diarios”.

La vocera de la misma asociación, Patricia Ganem, consideró que la gestión de Delfina fue “tibia, poco informada y dirigida
desde la presidencia de la república”, pero lo que se necesitaba en la SEP era “liderazgo transformador, valiente, de cara a los maestros, a las escuelas”. La misma nota refiere también que, para Eduardo Backhoff Escudero, expresidente de la Junta de Gobierno del desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, hay un grave problema de rezago educativo en el país que afecta a 30 millones de mexicanos, y que, sin embargo, no hay un programa que atienda el abandono escolar.

“Delfina se sentó en la silla de Vasconcelos y dejó que las cosas pasaran enfrente de ella y no ha metido las manos en nada, solo las ha metido para eliminar programas que funcionaban, como el de Escuelas de Tiempo Completo”, sostuvo Backhoff Escudero.

Pero no es todo. El portal del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) informa que el Banco Mundial estima que la pandemia causó en el país un rezago equivalente a dos años de escolaridad. “Antes de la pandemia los mexicanos alcanzaban en promedio aprendizajes correspondientes a tercer de secundaria. Hoy su conocimiento llegará solo al equivalente al primer grado de secundaria”, se lee en la nota del IMCO. Y aunque no podemos culpar a Gómez Álvarez por la pandemia que sacudió al mundo, sí lo podemos hacer por la manera negligente en que manejó la educación durante ese lapso; tuvimos a la peor secretaria de Educación en el peor momento de la historia reciente.

A lo anterior, agreguemos que Delfina Gómez, siguiendo las instrucciones del todopoderoso de Palacio Nacional, tampoco se distinguió por escuchar a las asociaciones de maestros, padres de familia, estudiantes y de la sociedad civil en general; a la 4T no le gustan las organizaciones, menos aquellas que son críticas y defensoras genuinas de los intereses de las mayorías, prefieren mantener al pueblo dividido, atomizado y mediatizado con sus limosnas sociales, porque así lo controlan mejor. 

La exsecretaria, fiel seguidora de López Obrador, se encerró a piedra y lodo dentro de los muros de la SEP y no escuchó más voces que las de la Cuarta Transformación. Es claro, pues, que la gestión de Delfina condensó todas las desviaciones y fallos del gobierno de AMLO, además de sus propias deficiencias personales, lo cual dio por resultado un verdadero desastre. La mexiquense se va a buscar sus sueños de ser gobernadora de la entidad más poblada del país, pues, aunque su paso por la política ha sido lamentable, tiene un solo mérito: estar en el ánimo del señor de las mañaneras, algo decisivo en estos años de decadencia de la clase política. 

Para nuestra mala fortuna, el relevo con la gris Leticia Ramírez, no augura una mejoría sino la profundización del desastre. ¿Hasta cuándo permitiremos que sigan destruyendo la educación de nuestros niños y jóvenes? El pueblo, los maestros y estudiantes tienen la última palabra.

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