El viernes 17 de septiembre de 2021 quedó grabado en la memoria de Acuña, Coahuila como el día que en el que una caravana migrante sin precedentes, de cerca de 20 mil migrantes en su mayoría haitianos, provenientes de Centro y Sudamérica, cruzó sus calles en busca de una nueva oportunidad.
El paso de los indocumentados por las vialidades de este municipio mexicano fue rápido. La intención de la mayoría no era quedarse, sino acampar bajo el puente internacional hacia Del Río, Texas para iniciar un proceso de asilo migratorio ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos, a sabiendas de que volver a su nación es inviable ya que ahí la vida es casi imposible resultado de la crisis política, económica y la devastación de fenómenos naturales recientes: terremotos y huracanes.
Fue la promesa de dar asilo migratorio a los haitianos, que ellos aseguran realizó Joe Biden, presidente de Estados Unidos, lo que los motivó a partir de donde vivían: Chile, Colombia, Brasil y Panamá principalmente, después de huir de Haití desde hace años, con la esperanza de cumplir el “sueño americano”, en la que es su tierra prometida y no así los mencionados países latinos que poco pudieron hacer por ellos.
Los indocumentados tuvieron que superar un sinfín de obstáculos, pero ellos lo hicieron parecer tan sencillo que las autoridades mexicanas sospecharon e incluso acusaron que la gran movilización habría sido muy complicada de no ser por la complicidad de intereses políticos allá en el país de las barras y las estrellas, con visto bueno del presidente de México, que los dejó pasar sin problema en todas sus aduanas.
De hecho, los dichos de los caribeños en la ciudad fronteriza no hacen más que aumentar la presunción, pues estos aseguraron en entrevistas que una invitación a través de plataformas digitales como WhatsApp y Facebook les proporcionó transporte gratuito a través de varios países incluyendo México; además, una gran cantidad de estos migrantes traían consigo miles de dólares que usaron indiscriminadamente.
De los 20 mil haitianos que pasaron por Acuña, 14 mil se instalaron en el Del Río, Texas, tras cruzar el cauce del Río Bravo –donde por lo menos uno perdió la vida ahogado– y los restantes 6 mil se dispersaron en la ciudad coahuilense entre hoteles y casas de renta, así como el parque Braulio Fernández Aguirre, lo que causó el cierre del puente internacional y la pérdida 10 millones de pesos diarios, durante los 9 días que esto perduró, según el presidente de la Cámara Nacional de Comercio en Acuña.
Fue el 26 de septiembre cuando se volvió a abrir el cruce luego de que se reunieran las “condiciones de seguridad” derivado de la resolución de la crisis migratoria, de la cual ahora son solo 238 de los indocumentados los que permanecen en Acuña, en el salón de baile popular el “Fandango”, a la espera de que la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados les permita regularizar su estancia legal en el país.
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