MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El gobierno de la 4T no privilegia a los pobres

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El pasado 1 de julio, el partido Morena celebró por todo lo alto, en la plaza del zócalo de la Ciudad de México, un evento al que llamaron Quinto Aniversario del triunfo histórico del pueblo de México. En la parte más álgida de su discurso, Andrés Manuel López Obrador dijo que su movimiento está más fuerte que nunca porque su gobierno privilegia servir a los más pobres y necesitados, afirmó que hay justicia y tranquilidad social, la violencia disminuye, con las siguiente palabras adorno su mensaje: “¿Cuál ha sido la clave para lograr todos estos resultados?.., en no permitir la corrupción, en eso fundamentalmente ha consistido el éxito del gobierno de la transformación, la austeridad republicana es una realidad, no se derrocha el presupuesto, que es dinero del pueblo…”.

Seguramente habrá quienes al escuchar esa alocución se hayan desecho en aplausos al orador, y tienen todo su derecho a hacerlo; pero quienes, sin filias ni fobias, tratamos de no dejar obnubilar nuestra mente solo con palabras melosas, también tenemos derecho a exponer los hechos que contradicen las afirmaciones sostenidas por AMLO. Veamos.

El gobierno morenista, ¿realmente privilegia a los más pobres?, indudablemente quienes son beneficiarios de alguno de los programas del actual gobierno, contestarían afirmativamente; lo cual es comprensible, para quien no cuenta con empleo seguro y no tiene ingresos suficientes, ser beneficiario de un programa que le proporciona dinero para mitigar sus carencias, será mejor que nada. Implementar programas sociales para atender necesidades de la población más vulnerable, ha sido parte de las políticas públicas de muchos gobiernos, lo criticable de los programas implementados por la 4T es que tienen el mismo objetivo de otros tiempos; es decir, inducir a sus beneficiarios a votar por el partido en el poder.

No son parte de un verdadero plan para abatir los altos índices de desempleo e informalidad; actualmente hay más de dos millones de desempleados y más de 30 millones en actividades informales. Un gobierno que verdaderamente privilegiara a los pobres tendría como uno de sus ejes, garantizar empleo para todo aquel que pueda trabajar, recibiendo a cambio un salario suficiente para atender sus necesidades.

El discurso del quinto aniversario el gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación, nos suscita otra pregunta: ¿es verdad que en el país hay justicia y tranquilidad social, y que la violencia disminuye?, más de uno de los conocidos como amlover, se desgarrarán las vestiduras y dirán que no podríamos estar mejor; pero más allá de los buenos deseos, la política de “abrazos no balazos” ha fracasado, eso demuestran los datos que da a conocer la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), quien publica diariamente el promedio de homicidios dolosos; en junio de este año fue 77.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha superado los 156 mil 066 casos de homicidio del sexenio de Enrique Peña Nieto; por lo tanto, la gobierno de la Cuarta Transformación, está calificado como es el más violento de la historia moderna de México. Otro dato que confirma esta calificación, es el número de personas desaparecidas y no localizadas a nivel nacional; la cuales a principios de este año llegaron a 109 mil 743, de acuerdo con información de la Comisión Nacional de Búsqueda. En este gobierno, los pobres tienen el privilegio de ser asesinados o desaparecidos, eso dicen los otros datos.

AMLO afirma en su discurso que no permitir la corrupción es la base del éxito de su gobierno de transformación, esto nos obliga a preguntarnos ¿en realidad en este gobierno no se ha dado ningún caso de corrupción, en realidad todos sus funcionarios públicos son honestos? No dudo que habrá quien salga en defensa del mesías y diga que cinco años es muy poco tiempo para combatir las prácticas corruptas de los gobiernos salidos de la “mafia del poder “; en cierto, las acciones cometidas en el pasado no pueden ser cambiadas, pero tampoco debemos ser ingenuos, y cerrar los ojos ante delitos cometidos actualmente por funcionarios federales. Ejemplo de ello es el fraude en Segalmex (Sistema Alimentario Mexicano).

En agosto de 2018, AMLO designó a Ignacio Ovalle Fernández, como primer Director General de Segalmex; a pesar de, conocer de sobra sus vínculos con la llamada “mafia del poder”: Fue secretario particular de Luis Echeverría Álvarez, fue líder del PRI en el D.F., en 1976; en el gobierno del José López Portillo fue Director del Instituto Nacional Indigenista, en 1988 Carlos Salinas de Gortari lo nombre director general de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), fue diputado federal por el PRI, entre otros cargos.

Cuando en 2022 los medios de comunicación comenzaron a denunciar un millonario fraude en Segalmex, Ovalle fue nombrado Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), oficina adscrita a la Secretaría de Gobernación; este cambio, hace suponer que está siendo protegido por el gobierno federal, para que no responda por el desfalco de 9500 millones de pesos existente en Segalmex, (según datos de la Secretaría de la Función Pública). Este caso, no es el único de corrupción en tiempos de la 4T, pero si uno de los más escandalosos, al grado de que el propio presidente tuvo que reconocerlo en una de sus mañaneras. ¿Con este fraude, de qué manera se privilegia a los pobres?, de ninguna manera. El único privilegiado en este caso, es Ignacio Ovalle, ungido honesto por el mesías, quien lejos de estar sometido a juicio, sigue cobrando un jugoso salario en su nuevo cargo. Seguramente no faltaran los chivos expiatorios, para echarle tierra a este descarado robo a los más pobres, cuya seguridad alimentaria quedo en agua de borrajas.

Innumerables hechos; los cuales, no podemos exponer por falta de espacio, demuestran que la 4T no tiene como eje de sus acciones acabar la pobreza, no tiene un proyecto para abatir el desempleo, para garantizar salarios justos, no le preocupan los miles de muertos y desaparecidos, no le importa que sus funcionarios desaparezcan millones de pesos, mientras el pueblo enfrenta todo tipo de penurias, abusos e injusticias.

A un año de que finalice el sexenio de la Andrés Manuel López Obrador, se puede afirmar, sin temor a esquivarse, la 4T no privilegia al pueblo. A un año de que se elija a un nuevo presidente de la nación, el pueblo debe quitarse la venda de los ojos y no darle ningún voto a la cuarta transformación.

 

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