El maestro y su compromiso de lucha

Carlos Coronado Estrada
Oct 19, 2020
Sonora

El proyecto de educación nacionalista (1921-1924) y el de Educación Rural Indígena (1924-1942) son dos hechos históricos que aportaron a la comunidad magisterial de aquella época, una magnífica oportunidad de brindarle al pueblo mexicano un acceso a la verdad; fue el primero el que brindó una estructura óptima al sistema educativo, misma que es implementada hasta la actualidad, siendo además donde José Vasconcelos fue el primer Secretario de Educación Pública del país; por otro lado, el segundo proyecto surge como parte del proceso mismo de la Revolución Mexicana, como una de las mejores alternativas de solución, adecuada al contexto económico, sociopolítico y cultural de México, con el que se pretendía resolver los problemas de la educación de los campesinos.

En sus orígenes el sistema educativo se caracterizó por no adaptarse a ningún modelo educativo europeo, sino que lo diseñaron tomando en cuenta las condiciones socioeconómicas, culturales y políticas del país, y sobre todo en congruencia con la cultura nacional, además tomó como base para su conformación la experiencia humana y profesional de todos los involucrados.Con lo anterior se respalda el hecho de que en sus inicios el modelo educativo mexicano partía de un concepto de educación humanista integral, siendo uno de sus objetivos el de promover el desarrollo de las diferentes facultades del individuo, conformando un modelo en el que se complementaba a la educación con la cultura, con el trabajo práctico y productivo, con filosofía, con la organización social y la política, con las creencias, tradiciones y costumbres del pueblo, es decir, todo estaba arraigado sobre una base de una amplia participación social y para operarlo sólo fue posible a través de una adecuada estructura organizacional.

La primera generación de maestros rurales después de la Revolución Mexicana, estuvo conformada por el propio Vasconcelos y por un nutrido grupo de maestros itinerantes en el que destacó el honorable maestro Rafael Ramírez Castañeda.Para él, la escuela además de apoyar a la juventud en aprender lo necesario, también debía funcionar como una legitima Casa del Pueblo donde además de niños, los adultos, hombres y mujeres deberían asistir con la intención de aprender cosas útiles para mejorar sus condiciones de vida.Con esta maravillosa y aplaudible misión de manera paulatina México fue terreno fértil para la propagación de este modelo de escuelas, convirtiéndose así en casas construidas por el pueblo para el pueblo.En estas siempre el maestro estaba puesto y dispuesto a todo tipo de trabajo, la humildad su carta de presentación, digno, siempre respetado y apreciado por la gente de la comunidad.

La nueva forma de educar después de la Revolución tuvo su mayor auge entre 1930 y 1940, a partir de allí, comenzó una decadencia toda vez que el gobierno de la república cambio la orientación de la educación, tomando decisiones para que las escuelas trabajaran y educaran de otro modo, aunque posteriormente a los cambios implantados por el gobierno, los maestros permanecieron en sus comunidades, no obstante el más afanoso trabajo que llevaran a cabo cada uno de ellos, los resultados no fueron los mismos que antes, la escuela dejó de ser la casa del pueblo y se dedicó a enseñar como lo hace cualquier otra escuela común y corriente hasta la actualidad.

Así, al paso de tantos años, el sistema educativo se vino desvirtuando y cada vez más su estructura, modelo educativo y docentes no educan al pueblo para ser libres y mucho menos conforman hombres y mujeres que toda sociedad exige para luchar por su libertad.

Hoy más que nunca se debe de fomentar el ideario revolucionario en toda nueva generación de profesionistas y sobre todo en aquellos que se dedicarán con verdadera vocación a la educación de la niñez y juventud mexicana, quienes se convertirán en los nuevos hombres y mujeres que con su arduo trabajo diario llevarán a nuestro país a un nivel de productividad adecuado, para que con ello se concrete un bienestar social equitativo.

El fin último de la educación es poner a la vista de todos, los múltiples caminos que conducen a la libertad, a la justicia, a la igualdad, pero, para obtener lo anterior el maestro y el estudiante deberán caminar juntos por aquellos senderos necesarios que a la vez son prohibidos y vedados por el sistema económico mundial, el imperialismo, los gobiernos represores, los medios de comunicación masivos y otros altos intereses particulares, que han sido ocultados muy bien, ya que son prácticamente invisibles.

El nuevo modelo de maestro tiene que retomar la actitud de sus antecesores que con gran valentía se atrevieron a mostrar a sus estudiantes el camino que llevan recorrido y las cicatrices en su piel y espíritu, para darles el valor de cruzar por las espinas del conformismo y alejar de ellos todo tipo de intolerancia, frustración y falta de coraje para luchar por un bienestar común, en el cual todos los miembros de su comunidad obtendrán lo justo.

Hoy es el momento en el que maestro y estudiante deberán luchar como un solo hombre, para erradicar la ilusoria realidad y verdad que la clase económica más poderosa, la televisión, los líderes de opinión, las reformas constitucionales, la publicidad, las estadísticas oficiales, la historia escrita en los libros editados dolosamente para la "educación del pueblo", han llevado a nuestras escuelas.

Estamos en una etapa nacional en la que nuestra realidad está viciada, pervertida, manipulada y dogmatizada, siendo este último, el dogma, un importante impedimento para el pensamiento autónomo y crítico, pues nos muestra una ilusión de una realidad verdadera, que no puede ponerse en duda, porque serás perseguido por los tribunales del Santo Oficio, por esto y mucho más debe de conformarse un frente común entre la comunidad magisterial, estudiantil y el pueblo pobre.

Que, a todo maestro y estudiante les quede bien claro que van juntos, porque se necesitan de forma recíproca; llegará el momento en que se separarán, porque el primero continuará su camino y el segundo encontrará el suyo.