Desde que apareció la propiedad privada sobre los medios de producción provocando el establecimiento del régimen esclavista, las clases dominantes y sus voceros siempre han buscado ocultar la verdad sobre las verdaderas causas del sufrimiento de las clases sometidas. Durante siglos, este ocultamiento ha sido diseñado y aplicado para mantener el statu quo y proteger así los intereses de la clase en el poder. Es natural, pues, el temor que sienten los poderosos cuando a las clases explotadas se les da a conocer la verdad de su sufrimiento y miseria. Por ejemplo, vemos a Prometeo encadenado y condenado a sufrir en la eternidad por llevar el fuego a los hombres, a Espartaco descuartizado y sus compañeros crucificados en la Vía Apia o los Comuneros de París masacrados por un Thiers, entre muchos otros pasajes de la historia. Sin embargo, la lucha por conocer las causas de la pobreza y la desigualdad ha constituido un avance progresivo para toda la humanidad. El pueblo sigue pariendo a sus líderes que le llevan esta verdad como si fuese una necesidad histórica; los grandes teóricos, luchadores sociales y revolucionarios contemporáneos son prueba irrefutable que la verdad llega, tarde o temprano pero llega necesariamente.
El Movimiento Antorchista Nacional (MAN) ha planteado desde hace tiempo que el problema de México no es la corrupción sino la pobreza y la injusta distribución de la renta nacional acaparada por unas cuantas manos. Y, ante esta realidad palpable y comprobable, los voceros de la Cuarta Transformación (4T), han reaccionado con una campaña de desprestigio y aniquilamiento contra el MAN y muchas otras organizaciones sociales, queriendo acallar a los representantes populares. Incluso, ante la presentación de datos científicos por parte de las dependencias del propio gobierno, de medios de comunicación o de analistas serios, la 4T ha procedido a la destitución de funcionarios públicos que no convergen con sus datos, a la censura de dichos medios de comunicación y al despido de reporteros, analistas y demás críticos. ¿No es esto miedo a que el pueblo conozca la verdad sobre su situación económica, política y social que vive el país?
En estos días de pandemia se vuelve indispensable hablarle al pueblo con la verdad sobre lo que está ocurriendo, por dos razones: por un lado, porque estamos ante una peste que vaticina la muerte de ricos y pobres (aunque siempre será mucho mayor el número de pobres que fallezcan), de una u otra raza, de aquella o esta tierra, y, por otro lado, porque los que sobrevivan enfrentarán una crisis no solo económica sino también política. Por eso no solo es peligroso, sino de vida o muerte ocultarle al pueblo las verdaderas cifras sobre los infectados, sobre las necesidades del personal médico, sobre la necesidad de permanecer en cuarentena, sobre la necesidad de apoyar con alimento a las familias pobres.
El gobierno actual durante sus campañas electorales y en su programa de gobierno dijo que era el representante del pueblo de México, que él le hablaba con verdad y honestidad al pueblo y que "primero serían los pobres" durante todo su mandato, entonces, ¿por qué ante la pandemia mantiene su apoyo a los grandes empresarios a través de licitaciones jugosas para obras como la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe ángeles en Santa Lucia o sigue condonándoles impuestos a las grandes empresas?, ¿por qué ha puesto en primer lugar los créditos para las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) que según el INEGI en 2018 alcanzaban un numero de 4 millones 169 mil 677, mientras que, por otro lado, omite la aplicación de un programa alimentario para los más de 76 millones de mexicanos que viven en condiciones de vulnerabilidad alimentaria, para garantizar su confinamiento en casa y pueda impedirse en serio la propagación del virus?, ¿dónde quedó aquello de primero los pobres? Estas son solo algunas de las preguntas que se hacen millones de mexicanos a los que se convoca a mantenerse en su casa a pesar de haberse quedado sin pan y sin trabajo.
Y cuando en la Cámara de Diputados, los diputados antorchistas han colocado como punto de acuerdo un exhorto al Gobierno federal para que implemente un programa integral de distribución de alimentos ante la pandemia, el pavor se ha apoderado de la 4T quien ha reactivado una sucia campaña de persecución contra los líderes del MAN, prefabricando delitos fiscales, acusándolos de corrupción y pretendiendo encarcelarlos. El gobierno de la 4T se niega a destinar recursos económicos del erario para la alimentación del pueblo pobre y para la infraestructura hospitalaria que urgentemente se está requiriendo. Al parecer la 4T está concentrando dichos recursos para las próximas elecciones valiéndoles un comino la suerte del pueblo. Ayer publicó Rusia Today (RT) que "Venezuela registra el primer día sin nuevos casos de coronavirus". Aquí la izquierda se manifiesta en hechos y no en discursos mañaneros que ocultan la verdad. Mientras que en nuestro país el presidente responde con la persecución política y llamando a la población a que no se preocupe, que vamos bien y que en unos días regresaremos en la normalidad, cuando la cruda realidad nos muestra un incremento progresivo de contagiados (16,752) y fallecidos (1,569).
En los días que corren se está generalizando en la opinión pública la idea de que frente a la actual pandemia se está definiendo el nuevo rumbo económico y político del país. Y esto, se dice por muchos analistas, se debe a que el gobierno federal no está retomando muchas de las recomendaciones hechas por especialistas y asesores del propio gobierno, de la sociedad civil y del pueblo llano, sino que tampoco escucha y atiende recomendaciones que provienen de organismos internacionales como la OXFAM, etc. La consecuencia inmediata es el reclamo de muchos sectores de la sociedad mexicana incluyendo el alto y mediano empresariado nacional. Este menosprecio a la crítica constructiva puede llevar no solamente a la caída del partido en el poder, sino a una crisis económica, política y social sin precedentes, a índices de pobreza y desigualdad jamás vistos. La historia nos demuestra que cuando se llega a este punto de ebullición social, las soluciones, en la mayoría de las veces, tienen sangrientas consecuencias.
En conclusión, pues, el Gobierno federal debe reorientar su política actual. La propuesta que hace el MAN, de crear un Plan Nacional de Distribución de Alimentos, no es un capricho y tiene el objetivo de encausar a buen puerto el final de esta pandemia que está sufriendo el pueblo de México. No debería atacarse ni reprimirse, a través de subterfugios jurídicos y fiscales, a aquellos que piden y exigen una política viable para reducir el golpe de la pandemia. El presidente de México debería ser consecuente con su discurso de que "la verdad es revolucionaria y la mentira reaccionaria", como lo ha repetido en muchos de sus pronunciamientos y no temerle a la verdad que promueve el MAN. Si tampoco se hace caso, estaríamos retomando la afirmación de Luis Cárdenas, columnista del periódico El Universal (que el presidente no lee), de fecha 28 de abril y que al final de su artículo sentencia: "urgen líderes que entiendan el lenguaje de la gente y sobran los cartuchos quemados". A mi juicio, Antorcha cuenta con los líderes que entienden el leguaje de la gente desde hace 45 años y Morena empieza a oler a cartucho quemado. La historia nos desmentirá.
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