He visto las noticias sobre la guerra ruso-ucraniana, noticias que le llegan a uno por los medios de comunicación más importantes del mundo libre occidental y que en nuestro país repiten también como loros los medios de comunicación más poderosos y más importantes, con el claro propósito de lograr que la sociedad mexicana acepte como verdad lo que dicen estos medios de comunicación, que es culpar a Rusia de todo lo que está pasando en Ucrania, hacerla aparecer como el agresor y culpable de todo lo que ahí sucede.
Y es importante decir que, si uno no está atento a analizar bien las noticias que se nos dan, como aquellas donde se ven fotos o videos de cuerpos mutilados, la destrucción de edificios de viviendas, escuelas destruidas, la migración de miles de mujeres llorando y cargando a sus niños que huyen de la guerra, etcétera, muchos, tal vez miles o millones creen rápidamente que el malo es Rusia y que, por lo tanto, hay que aceptar como bueno el que se le envíen armas y más armas a Ucrania porque, en este caso, es el país agredido, es al que se le está destruyendo y con el cual se debe de ser solidario.
Entra aquí la propaganda, la manipulación de la mente, principalmente la emprendida por Estados Unidos (EE. UU.) y Reino Unido para hacer que se acepte lo que los poderosos del mundo quieren.
Realmente, ¿es Rusia la agresora? La respuesta es no. Pero, antes hay que decir que vivimos en una sociedad capitalista donde el interés principal es producir para vender, para lucrar, para sacar ganancia, aquí quienes se quedan con la mayor riqueza son los grandes empresarios, los grandes monopolios que hoy día controlan ramas completas de la producción mientras que los trabajadores viven con unos salarios miserables que solo les permiten sobrevivir.
Es bien conocido que uno de los males de esta sociedad capitalista es que produce mucho, muchísimo, lo que se conoce como anarquía en la producción, pero lo que se produce, no se produce pensando en lo que la gente necesita sino en lo que deja más ganancia para los empresarios, además de que, hoy día la gente no tiene dinero para comprar las cosas más indispensables para vivir, de ahí que se genera una contradicción, por un lado mucha producción que la sociedad no puede comprarla, no puede disfrutarla, y por otro lado, unos cuantos concentran la mayor riqueza del mundo mientras las grandes masas viven con carencias.
La evolución del capitalismo ha llegado a un nivel donde el mercado local o nacional ya no es suficiente para tanta producción, ya no se encuentra a quien venderle el exceso de mercancías. Surge, pues, la necesidad de venderle a otros países porque si no se vende lo producido se tendrán que cerrar fábricas y habrá despidos y vienen como consecuencia muchos males sociales que ponen en jaque al sistema capitalista. La necesidad de vender más para ganar más, impulsa a los capitalistas de los países poderosos a buscar mercados y ahí donde los países más atrasados se nieguen, las armas hablarán en sustitución de las mercancías.
En este contexto estamos viviendo. Ahora sí, podemos decir que Rusia es de los países que no acepta vivir bajo el dominio de otros, con el excepcionalísimo de los americanos que parten de que son los únicos destinados a dirigir el mundo. Recordemos que fue Rusia donde, por primera vez en el mundo, el proletariado destruyó al sistema absolutista del zarismo y a la incipiente burguesía e impuso el socialismo.
Los logros del socialismo en la educación, salud, trabajo, bienestar, en la industria militar y aeroespacial, que fueron muy destacados, no podrán ser borrados tan fácilmente de los rusos, ellos saben que lo que son ahora es gracias al socialismo y es de su conocimiento que siempre han sido vistos por los capitalistas como un mal ejemplo para el mundo porque no han aceptado una sociedad donde se ponga por delante el interés de los grandes monopolios.
Como Rusia no se ha doblegado, el capitalismo sigue insistiendo en apoderarse de las riquezas de este país. Ucrania ha sido utilizada como país al que le han prometido la libertad y el apoyo para adherirse al “mundo civilizado” a cambio de prestarse para desde ahí atacar a Rusia.
Este es el verdadero fondo del asunto, y sería bueno que la gente en occidente sepa esto porque no se trata de la agresión de un país fuerte contra un débil, como se nos hace creer con el bombardeo diario de imágenes y videos de los efectos destructivos de la guerra, aquí se oculta a la sociedad que el imperialismo mundial con EE. UU. a la cabeza está desesperado porque no tiene ya donde vender sus mercancías.
Rusia les estorba, por eso EE. UU. dio un golpe de Estado (conocida como la revolución Maidán en el 2014) en Ucrania e impusieron un gobierno títere que rápidamente buscó un acercamiento a la Unión Europea y empezó a atacar a los rusos de la región del Donbas. Esta región, ubicada en la parte sur de Ucrania y pegada a Rusia desde el golpe de estado buscó independizarse y ello asentó aún más los ataques de Ucrania contra su propia población civil de habla rusa, generando asesinatos de líderes y ciudadanos, se prohibió la lengua rusa y aplicó una limpieza étnica.
Todo esto pasó bajo el amparo del occidente civilizado y ante un exterminio de la gente de habla rusa, los ciudadanos de la región del Donbas deciden hacer un plebiscito en 2022 en el que piden adherirse a Rusia. El resultado fue que la mayoría aceptó unirse a la madre Rusia.
La guerra, pues, fue planeada por occidente para atacar a Rusia utilizando a Ucrania y ya no hay duda que desde 2014 que tomaron el poder en este país los neonazis, solo era cuestión de tiempo para que estallara la guerra.
Rusia entró a Ucrania porque la obligaron a actuar, a defenderse, los ataques contra la población rusa indicaban que si no intervenía reconociendo a los del Donbas y defendiéndolos, occidente estaría a un paso de atacar a Rusia.
Entonces, no nos dejemos manipular por la prensa que nos cuenta que Ucrania es destruida por Rusia, Ucrania, dicen los analistas serios (y es cierto) ha dejado de ser independiente y está desapareciendo al seguir la línea de EE. UU. al perder para siempre la zona sur que históricamente le perteneció a Rusia.
Quien paga las consecuencias de la guerra es el pueblo pobre de Ucrania y de Rusia porque son los que pierden a miles de seres humanos y quedan las ciudades y pueblos destruidos, en escombros, y todo esto provocado por el imperialismo yanqui que busca cómo apoderarse de las tierras rusas para explotar sus riquezas naturales.
El mundo está en peligro porque se enfrentan países como Rusia y EE. UU. con poderes nucleares capaces de destruirse entre ellos mismos y de paso a todos en el planeta. Por eso, todo el mundo debe conocer la verdad de las cosas, denunciar el origen de esta guerra y despertar a las masas para no permitir que se les siga engañando con la idea de que en Ucrania el mundo civilizado defiende los derechos de los ucranianos.
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