En estos días, Ucrania -siguiendo seguramente los dictados de sus patrones occidentales, llevó a cabo criminales acciones, evidentemente con el sello de procedencia que revela a las claras ser el método idéntico empleado por el Estado sionista cabeza de playa del imperialismo económico mundial en el medio oriente, Israel-, lanzó un ataque con drones explosivos sobre zonas residenciales, es decir, contra la población civil de Rusia, pretendiendo además de acabar con la población inerme, con las personas comunes y corrientes como usted y como yo, montar una provocación a gran escala para obtener una respuesta igual, de manera que esto le permita poner el grito en el cielo a través de los medios masivos de información mundial que están igualmente monopolizados en el orbe por menos de una decena de empresas capitalistas multimillonarias que lo controlan todo, de acuerdo a sus particulares intereses, y tener el pretexto de gritar ante el mundo que se trata de una invasión por parte del antiguo país de los soviets-.
Es necesario que los pobres del mundo sepan y no olviden nunca que los pobres todos somos lo mismo, aunque hablemos diferentes idiomas
Y, es que tienen perdida no sólo la guerra propiamente dicha, sino también la de información porque para el mundo, para las mentes sanas y desprejuiciadas está claro que no se trata de una invasión como las que sí ha perpetrado el imperialismo a lo largo y ancho del mundo destruyendo todo a su paso, sino de una operación militar defensiva, además sumamente cuidadosa que ha evitado dañar a la población civil y se ha concentrado en objetivos puramente militares, la cual se emprendió por parte de Rusia al haber quedado demostrado que la OTAN se había adueñado ya de importantes espacios de todo tipo, incluidos laboratorios para la guerra bacteriológica, y pretendía llevar a cabo la instalación de bases de misiles balísticos que ponían en serio peligro la independencia y la existencia de la población de la Federación Rusa.
La guerra de la información; que es la guerra por las mentes y la conciencia de las gentes también a nivel mundial, que por cierto de este lado del mundo se puede apreciar en el nulo espacio que se le proporciona o permite a las noticias e informaciones provenientes de los países del llamado multilateralismo, sur global, BRICS, o más concretamente las provenientes de Rusia, China, Irán, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, etc., lo cual desdice flagrantemente la prédica socorrida de libertad de prensa y opinión, democracia, o libertad a secas con la que se llenan la boca a cada rato y constantemente los gobiernos occidentales y sus corifeos, también la va ganando Rusia, pues a pesar del bloqueo sistemático se abre paso la verdad, aunque con serias dificultades salen a la luz los hechos, y el mundo contrasta la evidente asimetría, por ejemplo, entre lo que causa la operación especial rusa en Ucrania, y el salvaje exterminio de personas perpetrado por Israel contra el pueblo inerme, inocente e indefenso de Palestina al que se le despoja impunemente de su territorio y aún se masacra sin piedad desde sus cimientos matando a niños, mujeres y hombres de todas las edades para arrasar de raíz con su población.
Por eso es importante, muy importante estar enterados, conocer la realidad de los hechos no distorsionados, porque es necesario que los pobres del mundo sepan y no olviden nunca que los pobres todos somos lo mismo, aunque hablemos diferentes idiomas, nuestra piel sea de color diferente o profesemos distinta religión puesto que, tal como lo señalara Miguel de Cervantes Saavedra, reconocido a nivel planetario como el príncipe de los ingenios: sólo “dos linajes hay en el mundo, que son el tener y el no tener”. Y ya se trate de pueblos o países en el orbe, o de la población al interior de todos y cada uno de ellos, los pobres tenemos, todos, exactamente los mismos intereses, las mismas necesidades, los mismos anhelos, y, por tanto, debemos identificarnos como lo mismo, porque es necesario de toda necesidad perseguir y luchar unificada y denodadamente por lo mismo, que es, desde mi punto de vista, el acabar y erradicar la pobreza para siempre, sea cual sea la forma que ella adopte y el lugar en el que se presente, porque ella no es sino la hija natural de la injusta distribución de la riqueza social, esa que injustamente unos cuantos se apropian (es decir se dicen dueños) pero que producimos con nuestro trabajo todos los trabajadores, en todos lados. Y debemos saber, por tanto, quiénes son los que combaten y luchan por la libertad y el desarrollo del mundo, y quiénes, por el contrario, luchan y combaten, pero para hacer de los pueblos el botín sobre el que han de entrar a saco para seguir acrecentando sus capitales y riqueza personal o de clase adinerada, dejando en el hambre, la penuria, y el terror a las inmensas poblaciones que ya de por sí cargan con el pesado lastre de su pobreza, explotación y carga laboral.
La guerra, también es la lucha de las clases, y las clases en la guerra también deben tomar conciencia de qué lado están sus intereses, su deber, para poder tomar partido por el bando que los represente y no hacerle el juego a sus contrarios. Y aunque no lo parezca, mucho ganan los pobres al hacerse claridad de lo que son, y quiénes son, y de cómo les afectan los acontecimientos actuales de los que muchas veces ni se enteran o los ve con indiferencia porque no sabe de los efectos profundos que causan sobre su propia vida y la de los suyos. Pero recordemos que el que no sabe, es como el que no ve. Y en política para los pobres, no ver, es sumamente peligroso, porque pueden caer en el precipicio.
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