Por el abandono del gobierno, se ha dado a conocer que, en la actualidad, poco más de 30 millones de mexicanos han sido afectados por la crisis que vive el campo en México. Sin embargo, el gobierno federal ha dejado de impulsar políticas que beneficien al campesinado mexicano, sólo por fomentar una política de dádiva social generadora de votos para asegurar el poder en el futuro.
La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo dio a conocer que, en 2020, había 6.5 millones de personas que se dedican al trabajo agrícola, de los cuales 2.3 millones de campesinos se encuentran en edad vulnerable –en promedio la edad de la gente que se dedica al campo es de 42 años-; es decir, que esta población está en riesgo por la contingencia sanitaria, debido a que este gremio presenta vulnerabilidad por la edad y por presentar enfermedades crónico-degenerativas.
Juan Carlos Merino Rivera, líder del Movimiento Antorchista en Tepeyahualco, indicó que a la llegada del Gobierno de la “Cuarta Transformación” en el campo mexicano ha tenido repercusiones graves. En primer lugar, por la reducción del presupuesto al campo, que se ha designado en los últimos cuatro años, pues este se redujo en un 70 por ciento a diferencia de 2017, esto refleja el abandono al campo por parte de las autoridades gubernamentales, y en segundo lugar porque se enfrenta al calentamiento global, que ocasiona la sequía y la pérdida de cosechas de los campesinos. Ante esta situación de desatención a las demandas del campesinado mexicano, expresó que el gobierno federal debe crear políticas que, realmente haga más productivo al campo para poder generar empleos y mejores condiciones de vida de los campesinos en el país.
Se ha dado a conocer que la República Mexicana está conformada por
24.6 millones de hectáreas, de las cuales se utilizan para cultivar 21.6 millones, y que tan sólo seis millones de mexicanos trabajan en actividades agrícolas.
“Creo que debemos ser independientes. El Gobierno debe de crear políticas públicas y crear programas enfocados al campo mexicano, para que se produzca realmente lo que se va a consumir. Decíamos que no estemos dependiendo de la importación de maíz, frijol, haba y arroz, sino que realmente el campo mexicano pueda producir lo que el país consume, pero se complica porque no hay apoyos, ni hay programas y todo cae en la política de quien debe pagar es el pueblo, por tanto, digo que debemos de organizarnos, de darle formalidad a todo y exigir mejores garantías para todos”, remarcó.
La pandemia ha venido a agudizar la situación del campo
Afirmó que se ha complicado la situación de los pequeños, medianos y grandes productores porque han tenido que enfrentar un año de pandemia, y a raíz de la contingencia sanitaria se ha elevado el costo de los insumos y materias primas que utilizan los campesinos como son: semillas certificadas, abonos químicos, entre otros; debido a que, es lo que usan día a día para laborar. A pesar de que carecen de
potencial productivo, es importante el papel que juegan los pequeños y medianos productores, porque generan 6 de cada 10 empleos del sector agropecuario, proveen 40 por ciento de la oferta nacional de granos básicos, y trabajan con más de 300 cultivos. Para cambiar la situación que está padeciendo el campo, sostuvo que es necesario darle
continuidad y gestionar programas que se pusieron en marcha de 2012 a 2018, apoyados por los gobiernos locales y estatales, que mostraron ser eficaces para mejorar en cierta medida la situación de los productores.
Este panorama nacional de olvido y desatención, también se vive en Puebla, e incluso las consecuencias son alarmantes, pues la entidad poblana reportó la disminución de 58 mil 700 trabajadores en el sector primario, en 2021, la baja se dio en el lapso en que se declaró la pandemia de Covid-19 y comenzaron a presentarse condiciones de sequía en regiones agrícolas del estado, esta cifra es la segunda más alta del país. Según la Comisión Nacional del Agua, en el estado de Puebla el 39.6 por ciento del territorio, es decir, 86 municipios muestran niveles de sequía moderada.
Aseguró que Ciudad Serdán, El Seco y Tlalchichuca son zonas maiceras, en las que se produce el maíz en gran cantidad; del lado de Xochiapulco y Zautla se dedican a la producción de aguacate; mientras que, otra parte importante de la sierra nororiental se dedican al café, por ello, es importante que se busquen alternativas para rescatar y poner en alto los productos de la región, que permitirá generar empleos para el pueblo serrano. Sin embargo, los productores invierten y cosechan su producto, pero se topan con la sorpresa de que los precios no subsanan los costos de producción. Cada vez se ve que hay menos productores que se interesan en seguir produciendo, por esta misma razón. Si se ve a largo plazo, esto condena a que se recurra a la importación de productos del extranjero, que generaría una inflación muy alta en el país, y que 34 millones de campesinos se queden sin trabajo afectando a su propia economía.
La problemática local no es alentadora
Refirió que en la zona se presenta el conflicto de que los campesinos se topan con intermediarios (coyotes) que acaparan toda la cosecha, principalmente, de maíz y frijol.
Por tanto, es necesario que los gobiernos municipal, estatal y federal impulsen los centros de acopio en beneficio de los productores para garantizar que el precio de sus productos sea justo.
Agregó que, en la actualidad, existen conflictos en los municipios de Tepeyahualco, Cuyuaco, Xiutetelco, Oriental y Libres, a causa de la injerencia de empresas transnacionales, que han acaparado los recursos naturales de la zona y que han afectado con sus mecanismos de producción al medio ambiente, argumentando que sus productos son para el país, sin embargo, es lo contrario, ya que sólo exportan su producción a otros países. Ante esta situación, el campesinado serrano ha protestado para que las empresas extranjeras dejen de aplicar los mecanismos que tanto daño les hacen a los recursos naturales de la región, pero la respuesta de las autoridades locales, es la agresión.
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