Diversos medios de comunicación han dado cuenta que la inflación en México ha rebasado el 8 por ciento en la primera quincena de julio, que invariablemente ha provocado una escalada de precios sin precedentes. Dicho porcentaje no se había alcanzado desde la primera quincena de enero de 2001, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y esta escalada de precios en el país refuerza la perspectiva de que el Banco de México seguirá endureciendo su política monetaria y se espera que para su próxima reunión del 11 de agosto haya una nueva alza en la tasa de interés, que en este momento se ubica en 7.75 por ciento, su nivel más alto en 14 años.
Y aunque el Gobierno federal ha implementado programas para intentar contener el precio de los alimentos de la canasta básica, exentó el cobro de aranceles en algunos fertilizantes y renunció al cobró de impuestos sobre la gasolina para evitar un incremento mayor en el precio de este combustible, analistas coinciden en que estas medidas no han funcionado y los incrementos se han ido a las nubes y la escalada continuará y no podrá contener el incremento de precios de los alimentos.
En el caso de Guanajuato, la inflación ha alcanzado un 8.68 por ciento, superando la media nacional que es de 8.16 por ciento. En el mes de julio, los alimentos costaron un 12.99 por ciento más respecto a julio del año pasado y el impacto principal fue en el pan, tortillas y cereales. Además, el huevo subió 35 por ciento y la fruta fresca un 21 por ciento, entre ellos, los limones y aguacates que en un año duplicaron y triplicaron su precio. El incremento de precios en el estado colocó al estado, como la segunda entidad con mayores incrementos, solo detrás de Michoacán.
Y si ha esto le sumamos que, se estima que en Guanajuato el 54 por ciento de la población económicamente activa labora en el sector informal, lo que significa que, un millón 130 mil personas no cuentan con prestaciones, seguridad social o mecanismos de ahorro para el retiro, entonces estamos hablando que, cuando menos, 5 de cada 10 personas que trabajan, viven en condiciones de pobreza laboral. De acuerdo con Coneval, la pobreza laboral se define como un ingreso laboral inferior al valor monetario de la canasta alimentaria, es decir que, el salario que perciben no es suficiente ni siquiera para cubrir sus necesidades alimentarias, no hay duda que miles de familias en el estado no están comiendo lo necesario y seguramente no lo hacen tres veces al día.
En la ciudad de León, donde habitan aproximadamente un millón 721 mil personas, se estima que 816 mil personas viven en pobreza y que, cuando menos, el 30 por ciento de ellas viven con carencias alimentarias. Y se tiene registro que cuando menos 20 pequeños productores han cerrado sus granjas porcinas por los altos costos de alimentos y medicamentos, lo que impactará en un aumento del precio de la carne de cerdo y por tanto en las carnitas que han pasado de $160 el kilo y hoy en algunos establecimientos se venden hasta en $400.
Ante esta preocupante situación que se vive en el estado, uno esperaría una actitud más sensible y preocupada por combatir más eficientemente la pobreza tanto por el Gobierno del estado y los gobiernos municipales, para que los guanajuatenses más pobres sientan el respaldo y por ello, el deseo de que sus autoridades continúen al frente del estado. Llama la atención que el pasado 25 de julio, durante el tradicional festejo de la apertura de compuertas de la presa de La Olla, cientos de colonos y campesinos de la capital se manifestaron por las principales calles del centro histórico de la ciudad y hayan llegado a las inmediaciones donde se realizaba el evento, para intentar entrevistarse con su presidente municipal, Alejandro Navarro Saldaña, quien desde el inicio del año se les viene escondiendo para no cumplir con su compromiso de realizar obras básicas en sus comunidades, pero una vez más los volvió a ignorar. Y no debe pasar desapercibido que, en dicho evento, también se encontraba la secretaria General de Gobierno, Libia Dennise García Muñoz Ledo, pero, por lo visto, a ella tampoco la sensibilizó el que padres de familia tengan que andar persiguiendo a su autoridad para que los atienda.
Una comisión de funcionarios municipales, al parecer un poco más sensibles, platicaron con los manifestantes y ofrecieron interceder para que se atiendan sus demandas y ofrecieron una reunión para el próximo 3 de agosto en la presidencia municipal para mostrar avances de su gestión. Ojalá y que dicha comitiva no haya sido una treta más del edil y los guanajuatenses de la capital descubran que todo fue un engaño. El tiempo, lo dirá, pero, de lo que no tengo duda, es que con cada movilización que se realiza, se pierde cada vez más la ya muy desgastada credibilidad de la autoridad y, entonces, que nadie se llame engañado si el día de mañana los guanajuatenses deciden pintar de otro color a su estado.
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