MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El porfiriato y la prensa

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Importancia del control de la prensa escrita para el régimen porfirista.

La prensa escrita constituyó el medio de comunicación masiva más importante en la época del régimen porfirista. Representaba la única opción de expresión para las diferentes corrientes políticas y culturales: católicos y protestantes, anarquistas y socialista, liberales y positivistas, entre otras.

Bajo el porfiriato se desarrolló, entonces, una prensa predominantemente política que otorgaba mucho más importancia a la interpretación de la noticia que a la noticia misma. Los grandes periódicos de la época, los “gigantes liberales” fueron por ejemplo “El Siglo XIX” (1841-1896) o “El Monitor Republicano” (1844-1896), caracterizados por un reducido tiraje que apenas superaban los mil ejemplares. Se trataba de una prensa dirigida a un público restringido, a lectores cultos que compartían las ideas del diario o de determinadas corrientes políticas. Por tanto, dada la fuerte carga política que predominaba en los diarios, se dice que la noticia deambulaba buscando un periódico en donde fuera publicada y no al revés.

Así, durante el último cuarto del siglo, consumada la cuarta reelección de Díaz como presidente de la república, cuando el país se incorporó al mercado capitalista internacional y al interior del país se produjo un proceso de centralización en la Ciudad de México, el control de la prensa escrita cobró gran importancia para su gobierno como mecanismo de control sobre las fuerzas opositoras, procurando eliminar por vías legales a un segmento significativo de la prensa crítica e independiente; en ocasiones, a través de la represión, la desaparición, el asesinato o el encarcelamiento de periodistas opositores (por ejemplo contra Regeneración de los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón). Aunque siempre existió un método menos violento y efectivo: la corrupción de los periodistas, facilitando la intervención del Estado en los diversos periódicos de circulación nacional. 

En este contexto y obedeciendo a los intereses del capital, Díaz instrumentó un nuevo mecanismo de control sobre la prensa escrita: subvencionó un nuevo tipo de prensa industrial con un tiraje masivo y un nuevo enfoque: las noticias y reportajes, con grandes titulares en distintos tipo de letras, ocuparían las primeras planas, predominando notablemente la noticia sobre los editoriales políticos, para atraer la atención del lector. De esta manera la hegemonía del artículo político cedió paso al imperio del reportaje. Éste fue el cambio más importante en la transición del nuevo estilo periodístico nacional que le permitió a Díaz todavía un mayor control sobre la prensa escrita.

 Fue un cambio en la priorización de los asuntos políticos hacia los intereses de empresa; los reporteros se profesionalizaron, los artículos literarios y las noticias se convirtieron en mercancías cuyo objetivo principal era atraer lectores y anunciantes, para incrementar las ventas a precios bajos. 

La transición de una prensa política a una de carácter amarillista adquirió distintas formas. El periodismo mostraba un perfil nuevo y noticioso, ofreciéndole al público noticias sensacionales, sangrientas y tétricas. El bajo precio del periódico sensacionalista desplazó así a los diarios de corte político.

Cabe destacar que el desarrollo de las diversas formas de comunicación de la época hicieron posible la transición hacia este nuevo estilo periodístico nacional: la construcción de vías férreas, la red telegráfica, el proceso de urbanización de la Ciudad de México, los adelantos técnicos en las máquinas de escribir, fueron factores que proporcionaron una rápida comunicación e información sobre los acontecimientos que ocurrían en ese momento en sitios lejanos. 

En este sentido, de manera especial se encuentra la invención de las rotativas: los avances técnicos en las artes gráficas y la infraestructura moderna fueron puestas al servicio de una prensa industrial con capacidad de emitir 50 o 100 mil ejemplares, en una población de cerca de medio millón de habitantes en la Ciudad de México. En el último periodo del porfiriato, la prensa escrita se dirigía de manera masiva a un público no especializado, pasivo en términos políticos y mucho más interesado en el reportaje del día. 

Surge así El Imparcial (1896 - 1914), fundado por Rafael Reyes Spíndola, empresario y político integrante del grupo de los científicos.

Este diario introdujo los primeros linotipos y las primeras rotativas, provocando una renovación publicitaria y periodística, reduciendo a una página los temas políticos y consolidando la técnica del reportaje en los asuntos sociales. Disponía de servicios nacionales y extranjeros, con ilustradores creativos y propaganda mercantil. Gozaba de una subvención económica por parte del gobierno de Díaz, lo que le permitió adquirir su moderna infraestructura, su capacidad de tiraje y con sus bajos precios conquistar el mercado.   

La investigación periodística enfocada en el terreno de los hechos desplazó a la retórica de las doctrinas, cambiando las reglas de la comunicación masiva. Los reportajes policiacos ocuparon un lugar prioritario. Se impuso la nueva lógica didáctica-sensacionalista dirigida a un público semianalfabeto, imponiendo su visión del mundo, lógica que predomina hasta nuestro días, donde la prensa escrita moderna conserva muchas de las características que impulsó El Imparcial.

El uso de la imagen permitía a los lectores corroborar los hechos. La fotografía jugó un papel determinante para la prensa sensacionalista y en especial para transmitir los mensajes políticos del gobierno hacia la población. Se imponía una nueva cultura visual. 

Se estableció un fuerte vínculo entre el reportaje policiaco con los inicios del cinematógrafo. El prestigio de los diarios ya no residía en la profundidad de sus doctrinas ideológicas y políticas, sino en algo más concreto, prosaico y pragmático.

Otro importante diario que se sumó al nuevo estilo periodístico nacional fue El País, fundado por Trinidad Sánchez Santos, distinguido miembro de la generación de católicos “sociales” que apoyaban al gobierno de Díaz pero que criticaba sus aspectos sociales. Opositor a El Imparcial y a la prensa sensacionalista. Aparece en el contexto del reacomodo de las fuerzas católicas en el último cuarto de siglo. No pretendían alcanzar el poder político sino generar una nueva moral social. Frente a una moral liberal, individualista y atea, había que canalizar las fuerzas culturales tradicionales con un código moral renovado. Enfrentó a su adversario periodístico en su propio terreno. El diario difundía los crímenes, asesinatos y suicidios, pero los acompañaba con una reprobación moral enérgica. 

La lucha entre católicos y liberales por ejercer el liderazgo de la moral social en el país, se expresaba también en las páginas de la nueva prensa masiva. 

Se dice que en 1904 existían 477 diarios registrados en la Dirección de Correos. Fue así como nuevo estilo periodístico nacional impuesto por el gobierno de Díaz en favor de los intereses del capital, le permitió tener un mayor control sobre la prensa escrita. Como en nuestros días, el periodismo fue utilizado como instrumento de información masiva para difundir las ideas y los intereses económicos y políticos de las clases dominantes.

Fuentes:

Pérez Monfort, R., et al. (1997) Hábitos, normas y escándalo. Prensa, criminalidad y drogas durante el Porfiriato tardío, México: Plaza y Valdez / CIESAS. 


García, C. (2003) El Imparcial: primer periódico moderno de México. México: Centro de Estudios Históricos del Porfiriato.

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