Uno de los graves problemas que enfrenta nuestro país, es el poco acceso que los mexicanos tenemos a una vivienda digna, pues, de acuerdo a los datos del INEGI, los números que presenta son los siguientes: en México se requieren de 8.2 millones de vivienda, para las cuales 58.8% acudirá a préstamos informales o recursos propios; 37.8% acudirá a Infonavit, y solo 12.2% acudirá a pedir crédito a una institución privada, es decir, el problema que ya de por sí es grave, se torna aún más, en la medida en que los mexicanos sin hogar no encuentran una manera segura de generar los recursos para adquirir una vivienda digna.
Además de que el crecimiento demográfico en las ciudades ha provocado que cada vez más sea más complicado encontrar espacios para nuevas viviendas y los pocos que existen son acaparados por constructoras que construyen casitas apretujadas a precio de oro, los mismos datos del INEGI dicen al respecto 41.3% de las viviendas en México miden entre 56 y 100 m2, mientras que 28% de las viviendas están construidas con una superficie de 55 m2, además, dice, una cuarta parte de las viviendas son viejas; el 24.6% tienen más de 31 años de haberse construido, casi la mitad de estas viviendas presentan filtraciones, el 40.8% presentan grietas y cuarteaduras, además de deformaciones en los marcos; 16.2% con fracturas o deformaciones en columnas o vigas.
El problema, pues, de la falta de vivienda, es solo una consecuencia de la inhumanidad del capitalismo. Es irónico que los obreros de la construcción sean quienes edifican por completo las viviendas en residencias y fraccionamientos y les sean completamente inaccesibles. El obrero las construye, pero las disfruta quien tiene el dinero para comprarlas. Esto ha provocado que los mexicanos que emigran del campo a las ciudades, tengan que rentar. Son décadas o en caso toda la vida, rentando una vivienda de dos cuartos, una cocina y un baño. El INEGI dice que el 16.4% de las casas en México son rentadas, es decir, si para 2020 se contabilizaron 35.3 millones de viviendas, esto es, 5 millones 789 mil 200 viviendas rentadas para el 2020. El mismo número de familias desprovistas de una casa propia.
Otro dato relevante es que, de acuerdo al INEGI, 65.4% de la población hizo su casa con recursos propios y solo el 2.1% por créditos de instituciones públicas, es decir, la posibilidad de que los mexicanos reciban algún crédito del gobierno es casi nula. Hace falta, pues, un verdadero programa gubernamental que contribuya a resolver el problema del déficit de las 8.2 millones de viviendas. El problema no es nuevo, es un problema que año con año se agrava más, sin embargo, parece esto le tiene sin cuidado a la 4T y a López obrador, pues le son de mayor preocupación sus obras faraónicas, como el tren maya, la refinería de dos bocas y el mismo aeropuerto Felipe Ángeles.
Al pueblo mexicano solo le queda una alternativa eficaz, organizarse y luchar por una vida digna. La liberación del pueblo solo puede ser obra del mismo pueblo, como ya lo dijo Marx. Este es el momento de llamar a los mexicanos a aglutinarnos en una organización firme, con un proyecto integral de nación, es decir, es un llamado a que obreros, campesinos, profesionistas, estudiantes y amas de casa se acerquen a las filas del Movimiento Antorchista Nacional y juntos emprendamos el camino hacia una patria en las que existan mejores condiciones para los más vulnerables. Que los obreros sean capaces de disfrutar de lo que ellos mismos producen, pero no a costa de una jornada exhaustiva. Mexicanos, en Antorcha los seguimos esperando, que así sea.
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