El pasado 18 y 19 de noviembre, la Comisión Cultural Nacional del Movimiento Antorchista realizó su Maratón de Teatro 2022 en la ciudad de Puebla, con la presentación de ocho puestas en escena, de seis compañías de diferentes estados del país, en dos hermosos teatros y durante dos días completos.
El Movimiento Antorchista ha impulsado la práctica del arte entre las capas más humildes de la población y entre los estudiantes, porque creemos que un pueblo culto es un pueblo libre, es un pueblo que sabe analizar la realidad en la que vive y que puede, desde luego, exigir una vida digna. Desde luego, esto también lo sabe el gobierno y por eso siempre se ha preocupado por no procurar el arte, no llevarlo a las escuelas, no llevarlo a las colonias ni a los pueblos, no darle recursos a los grupos artísticos para que puedan montar puestas en escena, bailes folclóricos, danzas tradicionales o grupos de música mexicana, por no crear ni apoyar orquestas populares.
El gobierno tampoco apoya la creación de auditorios, teatros ni casas de la cultura en las escuelas ni en las zonas marginadas. Porque al gobierno, como el de Morena y Andrés Manuel López Obrador, para poder someter a la población, le conviene la ignorancia de la gente: que no estudie, que no lea, que no practique ni vea arte.
Un pueblo no educado, no politizado, que no conoce las grandes creaciones artísticas o científicas de la humanidad, puede ser sometido y puede aceptar la pobreza, la miseria, el salario de hambre, las jornadas largas de trabajo, el no tener para darle a los hijos una vida digna y, desde luego, no saldrá jamás a protestar para ponerle un alto a esto.
Antorcha no está de acuerdo. También contra esa inyección de la ignorancia luchamos los antorchistas. Por eso, hacemos teatro y lo presentamos gratuitamente.
Actualmente, vivimos en un México en el que la pobreza y la desigualdad afectan a la mayoría de los mexicanos, en el que el hambre se hace presente en casi todas las mesas de las casas humildes en los pueblos y las colonias, en donde hay mucho desempleo y en el que los salarios son para morirse de hambre, en un país en el que no hay escuelas y la que hay no están diseñadas para ofrecer una educación de calidad (porque no tienen salones, laboratorios, bibliotecas, salas de cultura o espacios para practicar deporte), en un México en donde no hay salud de primer nivel para todos los ciudadanos (y eso quedó de manifiesto con la nula respuesta del gobierno de López Obrador ante la pandemia de la covid-19 y el gran número de mexicanos que murieron por esa enfermedad), en un país en donde el crimen organizado hace y deshace a complacencia del gobierno federal (y a veces gobierna zonas o estados completos), en un país en el que todo el trabajo de López Obrador consiste en hablar en una conferencia mañanera todos los días para atacar a quienes critican que su gobierno no sirve para nada y ha agravado todos los problemas, en un país en donde no hay servicios básicos para millones de mexicanos y al gobierno no le interesa llevarselos. En fin, vivimos en un país pobre y desigual, que debe cambiar, que debe transformarse radicalmente.
Para eso es necesaria la organización y educación de la gente humilde. Y en esa educación, en esa politización, las artes juegan un papel muy importante y fundamental.
Los antorchistas creemos que el teatro debe volver a jugar su verdadero papel de ideas, de conocimiento. Hay una prueba de que hemos dado pasos importantes en esta dirección, porque Antorcha presenta un teatro que hace pensar a la gente.
Hoy, en la televisión, en las redes sociales, el gobierno y las empresas apoyan solo al teatro manipulador, al teatro que no te hace pensar, que no tiene ideas políticas, en el que todo es la risa fácil del público, que es, pues, idiotizador.
Si en algún momento se transforma el teatro mexicano , si el algún momento se hace una revolución en el teatro de nuestro país, tendrán que reconocer la aportación que hizo el Movimiento Antorchista. Es más, quizá, en un tiempo no muy lejano, cuando el pueblo gobierne a este país, se entenderá que el teatro presentado por nuestra organización ayudó a cambiar las conciencias de miles o millones de personas, porque se complementa con nuestras ideas, con las ideas progresistas, humanistas, con nuestra lucha por una sociedad mejor.
En el teatro se pueden representar todos los problemas sociales que aquejan a la sociedad y estos problemas sociales vienen de una sola matriz, de un solo problema: que es la mala distribución de la riqueza en México. Eso lo debe entender la gente y el teatro puede ayudar mucho a eso.
Por eso, el único requisito para el teatro que promueve Antorcha es que la obra tenga talento, genio y eduque al pueblo. Si el teatro se hace bien y se pone cuidado e interés en la selección de lo que se presentará, y luego ya en el escenario se hace esfuerzo por conectarse con el público, producirá una mejor educación y una elevación espiritual del pueblo que asista a presenciar la obra.
Después de apreciar una gran puesta en escena, el efecto multiplicador del teatro dependerá del público, que se debe proponer hacer ese trabajo y compartir lo que ha sentido y cómo lo ha impactado; el espectador debe compartir lo que sintió y vivió. Cuando la obra es buena, es seguro que se refleja la vida y los problemas profundos y trascendentales del hombre y no los problemas más superficiales que plantea el teatro moderno. El teatro siembra inquietudes y da a conocer los problemas y así cada hombre se hará una idea de la solución; basta con que el teatro siembre inquietud para educar a la gente y cree soluciones.
Antorcha, nuestra organización, reafirma sus objetivos con los mexicanos pobre para seguir impulsando y desarrollando la cultura y el arte entre el pueblo de México; para que este se eduque y pueda transformar la sociedad en una con más equidad y justicia para todos.
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