Nicolás Romero, México. Contar con un entorno social propicio para vivir bien es un derecho de los mexicanos, por eso Antorcha se ha dado la tarea de gestionar ante el gobierno de Nicolás Romero, la construcción de infraestructura en la colonia El Tráfico; pero no sólo es contar con agua potable, drenaje, pavimentos o una mejor seguridad, en realidad lo que necesita el pueblo es un verdadero cambio de clase en el poder, tarea que se conseguirá mediante la lucha política y democrática de un pueblo consciente y organizado, señaló la activista social, Fany Mendoza Mejía.
El Movimiento Antorchista -dijo- continúa su labor fuerte y exitosa de gestión y de trabajo colectivo con los vecinos de El Tráfico: “este trabajo constante se ha traducido en el logro de la primera etapa de la construcción del drenaje de la calle Durazno, paquetes de mejoramiento y ampliación de la vivienda, la gestión de balastro a bajo costo en las minas de Magú para mejorar la calle Vargas, el suministro de agua potable mediante pipas para varias familias, el arreglo de calles con maquinaria pesada y la solución de varios problemas que aquejan las condiciones de estudio de la niñez que asiste a la Esc. Primaria “Gral. Emiliano Zapata” y a su correspondiente comité de padres de familia del turno matutino”.
A seis meses del año 2022 vale la pena refrendar nuestro sentimiento de sentirnos orgullosamente antorchistas, porque mediante nuestra unión y organización hemos comprobado que la comunidad de El Tráfico avanza en la solución de los problemas sociales que afectan a los más pobres; sigamos luchando por la ampliación de las redes de agua y de drenaje, pavimentaciones y una mejor seguridad para los habitantes de esta colonia popular, indicó.
Nuestra tarea -agregó- consiste en construir un nuevo modelo económico para México en donde el pueblo gobierne para el pueblo, donde exista empleo para todos los que estén en edad de trabajar, en donde los salarios alcancen para pagar la canasta básica que ronda en los 750 pesos diarios, en donde se implemente una política fiscal en la paguen más impuestos los que más ganen y, en donde la repartición de la riqueza sea equitativa al disponer del gasto social en la construcción de obras y servicios en beneficio de los habitantes de las colonias populares.
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