Muchas de las obras artísticas que inundan el mercado tienen como finalidad implantar las ideas de la clase dominante en la mente del pueblo. Buscan fomentar en la gente una actitud lo menos activa posible en la solución de los problemas sociales que la misma dominación genera: para esto se le invita a la población en general y especialmente a la juventud a través de obras musicales, teatrales, de cine, etcétera, a la francachela, a la diversión desenfrenada, al consumo de alcohol, de drogas, incluso al tráfico de estas, al consumo suntuario que implica sumas de dinero altas para realizarse, solo a título de ejemplo. A quien se le domina ideológicamente solo con verdaderas sacudidas se le podrá hacer reaccionar, a veces.
Cuando el pueblo, organizado y a una sola voz actúa decidido a rebelarse contra la tiranía, es imparable
“Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad tiene, al mismo tiempo, el poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente.” (Marx, C. y Engels, F., La Ideología Alemana.) Así que, siguiendo a Marx, las producciones artísticas de nuestra época, como parte de la producción espiritual prohijada por los ricos, hacen que se sometan las ideas de las clases trabajadoras a las de los intereses de los poderosos.
Fuenteovejuna es una obra teatral del autor español Lope de Vega y Carpio, publicada en Madrid en 1619. En ella se alecciona sobre diversos temas: “Es llave la cortesía para abrir la voluntad; y para la enemistad, la necia descortesía.” O “Llaman la descortesía necedad en los iguales, pues entre desiguales es señal de tiranía”. También se reflexiona sobre los libros: de cómo el tiempo conserva a los valiosos; de los que se usan para atacar sin sustento a alguien, hacer pasar por sabio a quien escribe, así sea un necio, o para falsear hechos en impresos; nada que nos sea ajeno. Es también de resaltar la belleza de los versos nacidos del ingenio de Lope de Vega; verdadero deleite es leer uno a uno, en los que transcurren los diálogos de los labradores, alcalde, regidor, Comendador, Maestre, Laurencia y Frondoso, entre otros. La riqueza del lenguaje que nos hace conocer mejor nuestro español no puede pasar desapercibida.
La parte medular de la obra refiere los atropellos contra la hacienda, la tranquilidad, los abusos contra las mujeres y sus hombres, así como los castigos físicos que, aprovechando su poder, el Comendador mayor de la Orden de Calatrava, Fernán Gómez de Guzmán, comete contra los habitantes de Fuenteovejuna. El practicar constantemente esto contra unos y otros va creando de manera sorda pero segura una indignación tal que acaba de estallar cuando en asamblea, ante la vacilación de los pobladores de qué hacer ante la deshonra generalizada en que ha caído el pueblo a manos de Gómez, Laurencia, digna y valerosa, toma la palabra y arenga a los hombres a hacer justicia, pues si no, la hará ella junto a las mujeres. Así, todos los humillados se dirigen furiosos a la casa del Comendador y hacen la justicia que no podía hacerse de otra manera: la cabeza de este termina en la picota. No es menos aleccionadora la solidaridad y el estoicismo ante la tortura de todos los habitantes de Fuenteovejuna cuando el Rey manda a indagar quién mató al Comendador: “Fuenteovejuna lo hizo” responden todos a una.
Cuando el pueblo, organizado y a una sola voz actúa decidido a rebelarse contra la tiranía, es imparable. Lope de Vega ya no propone qué hacer después, solo dice que Fuenteovejuna esperará un nuevo Comendador, pero está clara la sugerencia de que el Comendador debe ser de nuevo tipo.
Reflexionar sobre la base de Fuenteovejuna lo podrá hacer el público del XXIII Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista, donde joyas para el goce y el pensamiento, también para la acción revolucionaria, como esta, hoy ocultas a la mirada del pueblo pobre, se exhibirán en toda su grandeza, con todo su brillo. Quizás ellas nos sugieran que hoy nuevos comendadores nos someten y abusan, con viejas y renovadas maneras; que son parte de un sistema expoliador, y que, entonces, hay que quitar comendadores y el sistema que los usa para su beneficio. Ahora lo sabemos gracias a Marx. Y también nos sugeriría que solo el pueblo decidido, enérgico, organizado y educado debe actuar al unísono para derribarlos, solo que con las nuevas formas que nuestra maltrecha democracia debería permitir. La cita es el 22, 23 y 24 de noviembre, en San Luis Potosí, la sede principal será el Teatro De La Paz y la entrada será libre.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario