La creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) en el año de 1959, durante el periodo del presidente Adolfo López Mateos, tuvo como base, un medio de cultura que permita al alcance de todos, el medio educativo que contribuya a la formación de un nuevo mexicano. “Un mexicano en quien la enseñanza estimule armónicamente la diversidad de sus facultades: de comprensión, de sensibilidad, de imaginación y de creación.” en palabras de Jaime Torres Bodet, secretario de la SEP en el periodo entonces.
Recordemos pues, que según el decreto del presidente López Mateos, la creación de la CONALITEG, encomienda a los responsables de la comisión, el cuidar que los libros cuya edición se les confía tiendan a desarrollar armónicamente las facultades de los educandos, a prepararlos para la vida práctica, fomentar en ellos la conciencia de la solidaridad humana, a orientarlos hacia las virtudes cívicas, etc.
Así mismo, permitiría “el cumplimento al Artículo Tercero de la Constitución” que dispone la gratuidad de la educación, siendo un principio establecido, que no había podido tener a cabal cumplimiento, en tanto que los alumnos han carecido de acceso a material de enseñanza indispensable, misma, que es prioritario para el desarrollo del país.
Es pues claro que, en el sentido de decreto, en la actualidad, la generación de los libros de textos, han impulsado –en un cierto límite- el desarrollo del pensamiento del ser humano, una crítica más eficiente frente a la sociedad. Además, ha permitido una reducción en un gran número, la alfabetización de las zonas urbanas, así como una parte de las zonas rurales.
Sin embargo, hoy en día, en el actual mandato encabezado por el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, se busca una nueva formulación de los contenidos y de los planes de los libros de texto gratuito. Quien la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, lo propuso el pasado 30 de enero. A decir, que, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han realizado una semejanza de los planes a manejar, en el libro México: Grandeza y Diversidad, “usando un contexto histórico, de los gobiernos de México anteriores como simples saqueadores y aprovechadores de la confianza social para un beneficio propio” y que esta, “ante la llegada del presidente de López Obrador en la presidencia de la república, remedió y combate esos males.
Es pues, claro, que la práctica de cambio de los planes, se ejerce a favoritismo del partido. Ya Cecilia Greaves Laines, política educativa y libros de textos gratuitos, lo declaraba, que los libros de texto gratuito eran el mejor conducto para lograr la difusión de una determinada ideología acorde con los intereses del Estado entre todos los sectores sociales, incluyendo los grupos económicamente privilegiados. Era la forma idónea para que éste pudiera mantener su hegemonía ejerciendo, además del político, un mayor control sobre el aparato educativo”, lo que permite el desarrollo de mexicanos con un pensamiento adoctrinado y partidario.
La propuesta de Delfina Gómez de cambio a los planes de estudio, no debería de reflejarse en apoyo, en beneficio de un partido político y al simple interés del estado, sino como al interés del decreto de la creación de la CONALITEG, en donde se forme mexicanos más críticos y analíticos. Esa, debería ser el verdadero objetivo de la Secretaría de Educación Pública, y eso, depende también, de cómo actuemos los mexicanos, frente al cambio que se le intenta hacer a los planes de estudio de los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública. O permitimos que la 4T cree a través de la educación niños y jóvenes con una manipulación ideológica para una máquina de votantes, O, luchamos por la mejoría de una educación más crítica, más científica y más popular. Eso es decisión del pueblo de México.
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