Inicio así esta opinión, porque varios medios de comunicación, redes sociales, políticos, periodistas y reporteros independientes, de la ciudad de Aguascalientes, han estado mencionando una y otra vez a los posibles candidatos a la gubernatura estatal, entre los que destacan a la actual diputada federal y recién salida alcaldesa de la capital, licenciada Teresa Jiménez Esquivel, como una de las que cuenta con la mayor aprobación de los electores hidrocálidos. Acto seguido mencionan al actual senador de la república por Aguascalientes, Antonio Martín del Campo, mejor conocido como Toño Martín del Campo, a quien los medios y políticos ubican como la carta fuerte del actual gobernador, el contador público, Martín Orozco Sandoval. Estos dos personajes pertenecen al partido con mayor presencia en el estado, Acción Nacional (PAN), y quienes, en las elecciones pasadas del mes de julio del presente año, ganaron casi la totalidad de las curules en el congreso del estado, y las ciudades más grandes como Jesús María, Calvillo y Aguascalientes, que son donde se concentra el grueso de la población votante de todo el estado.
Los segundos candidatos más mencionados son los del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido del actual presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Los nombres que se mencionan con mayor frecuencia son los del empresario Arturo Ávila, excandidato a la presidencia municipal de la capital, que perdió por un amplio porcentaje, contra el candidato del PAN, Leonardo Montañez, quien muchos relacionan con el grupo de la diputada federal Tere Jiménez. Otra posible candidateable por el partido de la “cuarta transformación”, es la actual titular de la Secretaría del Bienestar, delegación estatal, Nora Rubalcava, y el anterior titular, el señor Aldo Ruíz Sánchez, que disque ahora se va a dedicar a promover Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, que tendrán como propósito, recorrer los barrios de Aguascalientes para invitar a la población a que se sume al movimiento lopezobradorista.
Y de los otros partidos políticos, PRI, PRD, Verde Ecologísta, etc., aún no se dice gran cosa. Pero según los “comentarios” de los amantes de la política, la pelea está entre la o el candidato que surge de la elección interna de estos dos partidos, corriendo el riesgo de que alguno de los mismo corra hacia algún otro partido, alegando malos manejos, y demás argumentos que el público ya sabe. Lo que sí es un hecho es que los líderes de opinión, de la radio, tv, redes sociales, etc., se desgañitan diciendo que los próximos a gobernar el estado serán del mismo color que el actual, o sea, panistas. Encuestas en diversas plataformas ponen como posible ganadora a Tere Jiménez, y otras a Toño Martín de Campo, muy pocas o ninguna le da el triunfo a los candidatos de Morena, lo cual me lleva a una pequeña reflexión.
Es cierto que en las pasadas elecciones el PAN se llevó varias candidaturas, perdió otras y algunas más las dejó a la “suerte”, es cierto que el padrón de votantes más grande está en los municipios donde ellos gobiernan, y es cierto que la capital la ganó con más del 50 por ciento, contra su más cercano competidor, que fue el candidato de Morena, pero también es cierto que la situación actual en el país no está como para tomar las cosas muy a la ligera, y hacer cuentas alegres como las que nos quieren hacer creer la gran mayoría de medios de comunicación. Y aquí digo el por qué.
En algunos estados de la república, y municipios gobernados anteriormente por los partidos contrarios al del poder federal, en las elecciones pasadas ganó Morena, como “por arte de magia” perdieron los candidatos que mejor posicionaban las encuestas, las y los candidatos que los medios de comunicación ovacionaban y gritaban a los cuatro vientos que se iban a llevar la elección casi de calle, o sea, sin contrincante a vencer, y eso provocó la confianza de los equipos de campaña de cada uno de ellos, mermando la atención a la población, dejando de hacer alianzas o acuerdos con grupos que antaño habían acercado a sus proyectos, confiando en “el voto cautivo” de sus filas y amigos, etc., en una palabra se confiaron y el resultado fue desastroso, increíble para los que lo vivieron en carne propia, y aún más para los que estaban gobernando en ese momento, y pensaron que se habían ganado a la población por el buen trabajo realizado durante su administración.
Vayan ustedes a saber si las encuestas estaban amañadas o no, si los medios y sus líderes de opinión, o “influencers” como los llaman algunos, estaban cegados por su filiación con alguno de los candidatos, o por el monto aportado; vaya usted a saber si el Gobierno federal, haciendo uso de sus influencias, recursos humanos, económicos, etc., movió cielo, mar y tierra y logró por la vía “democrática” que ganaran los candidatos de su partido, vaya usted a saber, lo cierto es que el resultado está a la vista de todos, y ya no hay marcha atrás, lo hecho, hecho está. Y ahora que se acercan las elecciones a gobernador (a) en Aguascalientes, no queda más que decir, como reza el refrán popular, “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, pues el dejar de lado a grupos de la sociedad civil, organizaciones, sindicatos, grupos de campesinos, obreros, amas de casa, estudiantes, etc., el dejar de atenderlos o buscarlos, es dejar el terreno libre para que “otros” lleguen con sus propuestas y promesas y los lleven a su redil. Y aunque Aguascalientes es un estado donde el arraigo panista es muy importante, recordemos que los tiempos de pandemia, crisis económica y social están provocando en la población que volteen a ver otras opciones. Para muestra un “chichón”, la 4T.
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