…He pagado el alto precio de mi osadía.
Grito, aúllo, muerdo…
Y no me callo ante el silencio y la cobardía.
Me emancipo en palabras que dan vida.
No me vendo a los cánones que pretenden
enfrentarme con la mentira…
…No me encarcelo, suelto alas, si mi fe agoniza reprimida.
…Ante la duda o la insidia, escribo, tarareo, hago poesía.
JLMS
Un verdadero gobernante, humanista, debería ser, en cualquier rincón del mundo, el que día a día trabaje en comunión con sus gobernados, con todos los sectores de la sociedad, para llevar bienestar, ciencia, cultura, arte y felicidad a toda la humanidad, es decir, contribuir a una vida plena y, por lo tanto, a un mundo feliz. ¿Una utopía? Cierto, si la vemos desde donde se deben ver y analizar todos los problemas sociales, económicos y políticos de la humanidad: la división de clases y su lucha permanente. Hoy el mundo es mucho más desigual: El uno por ciento más rico del mundo tiene más del doble de la riqueza total conjunta del resto de la humanidad, según Oxfam y México está calificado como uno de los países más desiguales del mundo.
Y en Hidalgo, obviamente, las cosas no van mejor: la población en condición de pobreza aumentó: en 2018 el estado tenía el 49.9% de su población en situación de pobreza, y en 2020, el 50.8 por ciento; es decir, de un millón 517 mil 200 personas se incrementó a un millón 570 mil 600, se sumaron 53 mil 400. Pero no solo eso, también la pobreza se hizo más aguda para cerca de 40 mil hidalguenses; la pobreza extrema creció de un 7 por ciento en 2018 a un 8.1 en 2020 (Coneval). Además, Hidalgo registró un decremento anual en su Producto Interno Bruto (PIB) de 10.9 por ciento (2019-2020), y la aportación de la entidad al indicador nacional fue de apenas 1.6 por ciento en productos básicos.
La realidad no se cambia con discursos y con campañas publicitarias; la pobreza no se extingue solamente porque se hagan cuentas alegres por parte del gobernante en turno, sino con acciones y hechos concretos, y, un mecanismo para superar esos índices de pobreza es precisamente garantizar empleo a la población económicamente activa y un salario remunerador, y es precisamente en este rubro donde dicen las autoridades que la entidad ha crecido, pero al evaluar las cifras, lo menos que percibimos es una verdadera paradoja.
De acuerdo con el secretario de Desarrollo Económico del estado a Hidalgo llegaron, durante la actual administración, 68 empresas con una inversión de 64 mil 800 millones de pesos, y generaron 22 mil 763 empleos; en su comparecencia ante el Congreso Local también señaló que, “en los últimos cinco años se ha otorgado una bolsa de financiamiento de 964 millones de pesos, los cuales se han distribuido en 76 municipios y para 2 mil 176 empresas, mediante los programas estatales y que desde el inicio de la gestión del gobernador Omar Fayad Meneses, el índice de exportaciones de productos que tienen el sello “Hecho en Hidalgo” se ha incrementado hasta en 13.6 por ciento en relación al sexenio pasado”.
Estas cifras parecen indicar que vivimos en un estado en constante desarrollo y crecimiento, pero de acuerdo con los últimos datos que nos proporciona el INEGI a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), Hidalgo registró durante el tercer trimestre de este 2021, la cuarta tasa de informalidad laboral más alta del país con 73.4 por ciento, solo por debajo de Oaxaca, que ocupa el primer lugar con 80.7 por ciento (y que por cierto hace algunas semanas despidió a cientos de trabajadores de la salud, en acuerdo con el gobierno federal, y no sólo eso, sino que además, usó la fuerza pública para desalojarlos del plantón que mantenían para reclamar sus puestos de trabajo); de Guerrero (78.2 por ciento), Chiapas (78 por ciento). Con base en estas cifras, tenemos en Hidalgo cerca de 40 mil personas desempleadas (39 mil 612), o que se encuentran realizando actividades en las que su relación laboral no es reconocida por el empleador, o trabajan en micronegocios que no les proporcionan seguridad social ni protección laboral, y es Pachuca, la bella airosa, donde tenemos el mayor número de hidalguenses que no tienen empleo, al alcanzar los 10 mil 885 desocupados.
No tengo elementos para desmentir esas cifras de inversiones que tanto se presumen; quizás sean ciertas, pero no están repercutiendo directamente en más hidalguenses con empleos, y bien remunerados, pues la mayoría de esas empresas son altamente tecnificadas, y contratan mano de obra calificada que Hidalgo no proporciona, pero que, además, cuando una compañía se instala, generalmente trae ya su mano de obra agregada, así que el empleo de recursos laborales hidalguenses, contratados por esas compañías es muy poco. Dice el funcionario que se ha otorgado financiamiento por 964 millones a pequeñas empresas y emprendedores a través de los distintos programas de gobierno. Yo tengo la oportunidad de platicar con muchas personas en la entidad, al igual que mis compañeros dirigentes regionales, y prácticamente no conozco a ninguna familia beneficiada con estos programas; sería muy interesante conocer el padrón de los beneficiados, y nos daremos cuenta que están completamente direccionados esos programas y no llegan a población abierta.
A pesar de que se diga que Hidalgo está en “Desarrollo y Creciendo”, aún tenemos decenas de colonias, aquí en la capital hidalguense y en la mayoría de los municipios, sin agua, sin drenaje, sin electrificación, sin certeza jurídica de sus viviendas; cientos de comunidades campesinas en estos cinco años de la actual administración no han visto un solo progreso; al contrario, han sufrido un mayor deterioro en sus escasos servicios públicos, en sus viviendas y en todas las vías de comunicación. Así estamos: desempleo y desatención de las demandas ciudadanas a pesar de que hoy se quiera llevar a Hidalgo a la luna; digo yo que, primero se garantice bienestar: salud, educación, servicios, empleo y se acredite la aplicación de la ley, por ejemplo, desalojando a los invasores de una parcela destinada para vivienda de cientos de indígenas del municipio de Huejutla, de la cual fueron despojados por delincuentes en connivencia con funcionarios públicos; se respete su derecho al empleo a cerca de un centenar de profesores y se les pague su salario devengado; primero esto y luego nos vamos a la luna.**
** "A la Luna en 2024, hacia Marte en 2033. La adhesión de México al programa Artemisa de exploración espacial que impulsa el Gobierno de Estados Unidos, con la finalidad de regresar a la Luna en 2024 "es una de las mayores apuestas hacia el futuro de México en las últimas décadas", adelantó el gobernador Omar Fayad” (Crónica Hidalgo).
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