Los mexicanos votan por algún candidato, del partido que sea, porque al escuchar su discurso y las promesas que hace, se identifican con él, por lo que terminan convenciéndose de que es el indicado para resolver los problemas que los aqueja. Aunque muchas de las veces ese discurso y esas promesas se hacen no para cumplirse sino para conseguir los votos y de esa manera hacerse con el puesto deseado. Los votantes siempre caen en esa trampa, para que al término del periodo de gobierno las cosas sigan igual o peor.
En el municipio de Los Cabos así ocurrieron las cosas. En el 2018 se lanzó a los cuatro vientos la propaganda de que el verdadero cambio llegará de la mano de la “Cuarta Transformación”. En esa ocasión la que encabezaba esa “esperanza” era Armida Castro, quien en su discurso de toma de protesta dijo que iba a cumplir su promesa de dar agua a todos los cabeños, aprovechándose de que éste es el problema que más sufre la gente. También anunció en aquella ocasión que Los Cabos sería unos de los pocos municipios del país que recibiría apoyos para el desarrollo urbano y de viviendas.
Con la llegada del Gobierno morenista al municipio cabeño despertó muchas expectativas entre la ciudadanía. Los que han vivido durante décadas en el olvido, privados de agua potable, drenaje, electrificación; los que viven en rentas, los que no tienen dinero suficiente para alimentar a su familia, todos ellos cayeron rendidos por los cantos de sirena de la 4T. La mayoría no sabía lo que realmente era Morena, se dejaron llevar por el enojo de los malos resultados de los funcionarios anteriores; también por la ola publicitaria que se hacía a Morena para pedir votos a favor de la “verdadera transformación”.
A tres años de aquel suceso, el cambio nomás no llega. Como sucede con todos los funcionarios que no representa la voluntad popular, los que solamente piensan en su beneficio personal y de grupo, una vez que alcanza lo que buscaban, se desentienden de sus promesas, hacen todo lo contrario a lo que ofrecieron, o en algunos casos hasta agravan más las cosas. Precisamente, esto es lo que ocurrió en Los Cabos. El problema de agua potable sigue sin resolverse, miles de familias pasan hasta un mes sin tener acceso a este líquido, lo que las obliga tener que gastar el poco dinero que tienen para comprarla.
El problema de drenaje tampoco se ha resuelto, colonias enteras siguen con sus calles llenas de aguas negras, la gente ya no haya qué hacer con el agua que desecha de sus quehaceres domésticos. Otras de las deudas que han existido siempre con la población es la electrificación, que tampoco se resolvió en este trienio de Armida Castro. Por último, y para no alargar este recuento, en el contexto de la pandemia, las ayudas que se implementaron fueron muy pocas, muchas familias todavía siguen sufriendo la falta de alimento, y para poder recibir una despensa si es que la suerte le favorece, tiene que ir al municipio a hacer su solicitud de manera “individual”, sin “intermediarios” y esperar que le llamen si es que lo hacen. Estos problemas, ciertamente, ya existían antes de Armida Castro y la 4T, pero a tres años con el Ayuntamiento, la promesa de resolverlos ha quedado en el olvido.
Los diversos problemas sociales que sufre la población, que no son inventos de nadie sino que basta con ver las cifras y recorrer el municipio para darse cuenta de que son reales, tienen que ser resueltos por el gobierno. No hay que olvidar que todas las campañas electorales giran alrededor de estos problemas, pero ya en la práctica de gobierno no hay esa congruencia que se requiere y se eterniza el sufrimiento del pueblo.
En estas elecciones, como cual hiena lanzándose sobre su presa, así están los candidatos morenistas buscando una vez más quedarse con el botín municipal, por lo que ya se lanzaron a las colonias, aquellas colonias que han estado olvidadas durante los últimos tres años, a “convencer” a los votantes para que les favorezcan en las urnas. Ahora sí se acordaron que existen las colonias populares, es hasta hoy que recorren las calles, disque para conocer los problemas de la propia gente. Una vez más se está pregonando la caduca “Cuarta Transformación” para Los Cabos, se grita a toda voz que el cambio verdadero llegará para los pobres, las mismas mentiras de hace tres años.
Si cada uno de nosotros hace memoria, se dará cuenta de que se ha decepcionado prácticamente toda la vida de los partidos políticos y de los funcionarios por quienes ha votado. Se acordará de esa elección en que verdaderamente estuvo convencido de que cierto candidato era el bueno, pero igual terminó siendo y haciendo lo mismo, como está ocurriendo con los funcionarios de Morena. Después de recordar sobre el asunto necesitamos hacernos la pregunta, ¿hasta cuándo los partidos y sus políticos seguirán tratando al pueblo así? y la respuesta es, hasta cuando el pueblo lo permita. Por eso la necesidad de que el pueblo mexicano se una, se organice y forme su propio partido político, para echar al basurero de la historia a esos partidos que solo se aprovechan de la gente. A eso los llama el Movimiento Antorchista, no le teman al proyecto de Antorcha, éste sí será un cambio verdadero para el pueblo.
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