La gran mayoría de los ideólogos coinciden en que lo mejor en que un gobierno puede invertir es en educación; a pesar del discurso oficial con el que llegó al Gobierno federal el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que su administración es del pueblo y para el pueblo, los hechos demuestran totalmente lo contrario.
Para la inmensa mayoría de los mexicanos no hay resultados favorables ni en salud, ni en vivienda, ni en empleo y menos en educación. ¿Qué ha pasado con la educación? Con el regreso a la normalidad (a ya casi dos años) y los rezagos que esto acarreó, el gobierno de la 4T no ha estado a la altura; en lugar de implementar estrategias para regularizar a los estudiantes y maestros, se disminuyó el presupuesto de educación, se eliminaron programas importantes como el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (ETC), siguen incrementando la violencia e inseguridad que afecta a los niños y jóvenes en escuelas y a todo esto se agrega la represión a las casas de estudiantes.
Como ejemplo de esto último, están los acontecimientos que se suscitaron en la casa del estudiante “Tlahuicole”, en el estado de Tlaxcala, el pasado domingo cinco de febrero del año en curso donde alrededor de las 15 horas (o sea a plena luz del día) 30 sujetos bien armados, que al parecer eran policías vestidos de civil, irrumpieron en las instalaciones de la casa golpeando a los moradores que en esos momentos desarrollaban sus actividades cotidianas, quienes de inmediato pidieron la intervención de la policía municipal que se tardó horas en llegar y cuando lo hizo no actuó para defender a los moradores indefensos.
Y como este hecho, hay, a lo largo y ancho del país, diversos ejemplos de violencia contra estudiantes, en los que el gobierno es sólo un observador, en el mejor de los casos, porque hay fuertes indicios de que lo que buscan es desalentar a los grupos estudiantiles que con grandes esfuerzos están intentando superarse académicamente de manera colectiva.
Lo mejor que pueden hacer los estudiantes es organizarse para enfrentar unidos los problemas actuales y futuros de la juventud y hacer de este país lo que necesitamos los mexicanos; un país fuerte económicamente, desarrollándose científicamente, para que así se pueda convertir en un país justo y realmente feliz.
Por eso debemos apoyarlos cuando piden, a los diferentes niveles de gobierno, mayor presupuesto para la educación, seguridad en las escuelas, programas para combatir el rezago educativo, infraestructura digna. Esa es la mejor inversión que se puede hacer para el futuro del país donde todos vivimos.
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