MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En México no se respetan los derechos humanos

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Muchas personas han utilizado el concepto de “derechos humanos”, pero muy pocos conocen el significado amplio de éste; en el papel, la definición es de la siguiente manera: “Los derechos humanos son los derechos que tenemos básicamente por existir como seres humanos; estos derechos universales son inherentes a todos nosotros, con independencia de la nacionalidad, género, origen étnico o nacional, color, religión, idioma o cualquier otra condición”, y nos preguntaremos: ¿quiénes deben de garantizar que se cumpla esto? El Estado tiene el deber de respetar, garantizar o satisfacerlos. Estos derechos están claramente enmarcados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, la cual consta de 30 artículos donde se plantean cada uno de los derechos fundamentales. 

No se lee nada mal de acuerdo a su definición.

Ahora, descendamos al terreno de los hechos para el caso de los mexicanos. Por obviar espacio sólo mencionaré algunos. Se dice que tenemos derecho a: acceso a la justicia, a la petición, a la vivienda y derecho a la libertad de asociación, reunión y manifestación. ¿Qué es lo que observamos? todo lo opuesto. En México un día sí y el otro también, vemos cómo se cometen actos discriminatorios, por la condición económica del individuo, es decir, aquí se aplica aquel dicho: “vales por lo que tienes, no por lo que eres”. 

En cuanto al derecho a la justicia, se entiende que toda persona tiene derecho de acudir ante los tribunales para que se le administre justicia de manera pronta, completa, imparcial y gratuita, y que el Estado procurará que este derecho se realice en condiciones de igualdad y no de discriminación, garantizando en todo momento las formalidades esenciales del procedimiento, pero, ¿realmente existe imparcialidad en el reparto de la justicia? ¿qué es lo que nos ha demostrado la realidad? Que existe parcialidad, que la justicia toma de forma literal el dicho arriba mencionado, quedando en el desamparo a aquel carente de todo privilegio, por su condición de miseria, aunque sea esta la verdadera víctima de tal o cual fenómeno. 

En lo que se refiere a la petición de una vivienda digna y derecho a la libertad de asociación u organización, es por todos bien sabido y se puede comprobar fácilmente, sin mucho esfuerzo, cómo la voluntad de los gobernantes para resolver las demandas de los ciudadanos que viven en colonias populares casi siempre es escasa y, a veces, inexistente, no es fácil hacerse oír para lograr la instalación de servicios elementales como agua, drenaje, luz eléctrica, pavimentación de calles etc., pues la política del gobierno es casi siempre  negar hasta donde sea posible tales servicios de quienes los soliciten, para impedir que aquellos que no estén pidiendo nada tomen el ejemplo y comiencen a exigir también, esto por un lado, por el lado de garantizar una vivienda decorosa, no es un secreto que las clases pobres son desplazadas, necesariamente, hacia la periferia de las grandes ciudades, ya que el centro es ocupado por lujosos edificios destinados a los grandes negocios y los grandes centros de diversión, y ¿qué pasa con estas colonias populares? Éstas, por lo regular siempre se sitúan en barrancas, cerros, lomeríos etc. De manera que no sólo se dificulta la introducción de los servicios más elementales, sino aun la construcción misma de las viviendas. La vida en estas colonias es, pues, muy difícil. 

En resumen, a pesar de existir en nuestro país estos derechos fundamentales en el papel, mientras el pueblo las siga ignorando, seguiremos padeciendo todas las calamidades. ¿Cuál es la razón? Los encargados de aplicarlas son la clase social económica y políticamente dominante, quienes les conviene que el pueblo ignore todos estos derechos. Por ello es preciso que el pueblo se esfuerce por conocerlas, las tome en sus manos y exija su aplicación cabal. 

Los antorchistas sostenemos que el individualismo del mexicano sólo beneficia a los poderosos, por ello trabajamos en la organización y politización del pueblo, para que, de forma unida, motivándonos unos con otros luchemos por una sociedad donde las mayorías empobrecidas sientan realmente el beneficio de todos esos derechos fundamentales en la realidad. 

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