MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

ENOE, la cruda realidad de México

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¿Cómo anda el empleo en México a cinco años de haber asumido el gobierno de Andrés Manuel López Obrador? Mal, muy mal. Y esto no lo dice el que escribe estas líneas; lo dice el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), publicada hace algunos días.

Basta revisar los datos que nos da esta encuesta para ver que el gobierno de López Obrador no está interesado en impulsar el desarrollo económico y social de nuestro país a través de una de las palancas principales: generar condiciones para que haya empleos productivos para todo mexicano en edad de trabajar. Miles de mexicanos están subocupados, trabajando en la informalidad o desempleados. Están, en pocas palabras, apenas sobreviviendo junto con sus familias en un entorno económico cada vez más difícil, sin poder aportar a la sociedad su capacidad productiva. Pero lo peor de todo: no se ve un cambio en esta política de este régimen neoliberal de la 4T y no debemos esperar nada.

Veamos qué sucede con la Población Económicamente Activa (PEA), o sea el segmento de la población que está en edad de trabajar y está en las condiciones de hacerlo. Este segmento (Comunicado de prensa 346/23 de 2 de junio de 2023, del Inegi) es, a abril del 2023, de 60.6 millones de personas y creció con respecto al mismo mes de 2022 en 1.1 millones.  

Según la encuesta del Inegi, de estos 60.6 millones de personas, están ocupadas 58.9 millones (97.2 por ciento), sub ocupadas 4.9 millones (8.4 por ciento) y desocupadas 1.7 millones (2.8 por ciento). Hasta aquí pareciera que está bien, pues de la PEA, ¡el 97.2 por ciento tiene ocupación y el 2.8 por ciento es la tasa de desempleo (TD). Cualquier defensor del régimen neoliberal diría que se mantiene dentro del rango aceptable. Pero, ¿y qué dicen los 1.7 millones de personas que están en edad de trabajar y no tienen empleo? ¿Cómo sobreviven? ¿Cómo le llevan un mendrugo de comida a su familia o pagan la renta o compran medicina para un familiar enfermo? Esos panegiristas del régimen económico vigente que hace más y más ricos a unos pocos, a un puñado, y pobres a millones y millones de mexicanos, se quedara callado o desviara la respuesta.

No debemos confundirnos cuando se dice que el 97.2 por ciento de la población está ocupada; necesitamos revisar en que se ocupa, cuál es su ingreso y en qué condiciones laborales se desenvuelve. Ese mismo reporte, con los demás indicadores que aporta, algo nos deja ver, ¡sólo un poco!, pues recordemos que es estadística oficial, y, finalmente, no va descubrir totalmente la cruda realidad de México en torno al desempleo y sus formas, que, como se verá, son muy graves. 

Veamos qué sucede en el segmento de personas ocupadas; pues bien, de éstas 26.6 millones están en el sector formal y 32.2 millones en la informalidad. Escucho bien, amigo lector, ¡poco más de 32 millones de personas! Representa al 54 por ciento de la población ocupada. Aquí se empieza a ver que no todo está bien, pues cuando hablamos de informalidad estamos hablando de un mundo de gente, repito, 32.2 millones seres humanos, que no tienen un trabajo estable, sin un ingreso igualmente estable, carecen de seguridad social, sin prestaciones como aguinaldo, vacaciones. Estamos hablando de comerciantes ambulantes, taxistas, albañiles por su cuenta, dueños de pequeños negocios, limpiaparabrisas en los cruceros. Sólo este dato, el de la informalidad, que nos da la ENOE es realmente escalofriante y nos dice que nuestra economía es una economía subdesarrollada que no es capaz de generar empleos formales al ritmo que necesita su población en su mejor edad productiva lo demanda.

Ahora bien; qué pasa con esos otros 26 millones de personas, las que están en la formalidad, no crean que les va como miel en hojuelas. Nada de eso. El trabajador que está en una empresa establecida, sabe que sus salarios son bajos que no le alcanzan para el sostenimiento de su familia, que la mayor de las veces se les escamotea sus prestaciones como son, por ejemplo, las utilidades y aguinaldo; sabe que el patrón lo puede correr en cualquier momento y se quedará como millones de parados en el desamparo y tendrá que buscar cómo obtener un ingreso sino es que se quiere morir de hambre. O sea que la situación del trabajador formal no es nada envidiable.

Descendamos un poco más. Ese documento del Inegi nos dice que de los 58.9 millones de personas ocupadas, 40 millones (el 67.9 por ciento) son personas subordinadas y remuneradas que ocupan un puesto; 13.2 millones de personas (22.4 por ciento) son trabajadores independientes o por su cuenta sin contratar empleados; 3.2 millones (5.5 por ciento) son patrones y empleadores, 2.4 millones (4.2  por ciento) se ocupan en parcelas o negocios familiares.

Veamos dos de esos grupos; iniciemos con los que se ocupan de parcelas o negocios familiares que es un universo de 2.4 millones. ¿Quién lo conforma? El que tiene una tienda de abarrotes, un puesto de tacos o una peluquería, etc.; los campesinos que sobreviven de milagro cultivando sus parcelas pues no tienen muchas veces ni semillas de calidad para sembrar ni diésel para que su tractor (si es que lo tienen o lo pueden rentar) roture su tierra, o para comprar fertilizante para sus tierras empobrecidas. Ahora ¿quién forma el grupo de trabajadores independientes o por su cuenta conformado por 13.2 millones? Albañiles, jardineros, pintores de brocha gorda, taxistas, profesionistas. Está por demás abundar sobre la difícil situación en que se debaten estos dos segmentos de la población.

La explicación del desempleo, subocupación, empleo informal, no es otra más que el hecho de que bajo el régimen capitalista, los dueños del dinero, los grandes empresarios industriales y dueños de grandes comercios, no están interesados en que toda la población en edad productiva tenga un empleo seguro y bien remunerado. A ellos le interesa solamente y por encima de todas las cosas, la máxima ganancia y esta se logra comprando esa mercancía llamada fuerza de trabajo por debajo de su valor, esto es, pagando míseros salarios con los cuales el trabajador ni siquiera puede adquirir los medios de vida más indispensables como alimento, ropa, vivienda, transporte. No sólo eso, sino que utiliza esta fuerza de trabajo sólo en la medida que lo requieren los procesos productivos de sus empresas para obtener la máxima ganancia, y si necesitan tener a millones de hombres en paro forzoso, los tendrán sin pensar un segundo sobre el sufrimiento y penuria de la clase trabajadora.

Además, podrán disponer de esa reserva de fuerza de trabajo que representan los millones de desempleados en el momento que lo necesiten, y podrán también, mantener los salarios muy bajos dada la competencia que se entabla entre los trabajadores por conseguir un empleo.

Poco se escucha ya, por los corifeos del régimen de la 4T, la frasecilla trillada de “primero los pobres”; poco a poco se ha desgastado hasta palidecer. El tiempo descubridor de todas las cosas, nos muestra que este gobierno es, en los hechos, un representante embozado de los dueños del dinero; es más neoliberal que los gobiernos neoliberales del pasado. Ha hecho que más ricos a los de por si inmensamente ricos (Carlos Slim, German Larrea, entre otros) y a la población trabajadora la empobrecido más, sin trabajo o sub ocupada, y la que tiene la posibilidad de tener es un empleo es con un salario de miseria. ¿Así de cruda es la realidad? Sí, y si no ahí están las encuestas de empleo del Inegi.

 

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