Hace apenas un par de años, Monterrey y su zona metropolitana sufrían una de las peores crisis de agua en la historia moderna de la ciudad. Familias enteras salían a protestar en las calles y avenidas más concurridas por la falta de agua, enfrentando recortes que duraban semanas.
El norte del país se ha caracterizado por zonas áridas, y la escasez de agua es algo casi normal en estas tierras. Sin embargo, no se había vivido una crisis tan severa que dejara a familias sin agua durante semanas, arriesgando la salud, principalmente de niños y ancianos.
En los últimos tiempos, la escasez de lluvias y la sobreexplotación de los mantos acuíferos han puesto a la sociedad en graves problemas por la falta de agua.
El norte del país se ha caracterizado por zonas áridas, y la escasez de agua es algo casi normal en estas tierras. Sin embargo, no se había vivido una crisis tan severa que dejara a familias sin agua durante semanas.
Una ciudad industrial como la zona metropolitana de Monterrey requiere, entre otras muchas cosas, agua incluso para parte de los procesos de producción de sus mercancías. Además, el crecimiento poblacional es otro factor importante para un mayor consumo del vital líquido.
Hace unos días, vivimos un acontecimiento natural, la tormenta “Alberto,” que trajo consigo mucha agua y, en cuestión de un par de días, las presas que abastecen a la zona metropolitana se llenaron.
Sin embargo, la tormenta también trajo consigo destrozos en caminos, puentes, y parte de la infraestructura que abastece de agua a las familias neoleonesas.
La paraestatal Agua y Drenaje de Monterrey tuvo dificultades para reparar los ductos que conducen agua al municipio de Santa Catarina, lo que complicó la distribución de agua a las personas de este municipio, ocasionando un conflicto por la falta del vital líquido.
A casi dos meses de las intensas lluvias, con los embalses llenos, los cortes de agua continúan en algunas colonias, provocando la molestia de los usuarios. Ahora se confirma que la limitante no es la falta de agua, sino fallas en la infraestructura hídrica.
Después de la tormenta y de declarar a varios municipios como zona de desastre, no vimos el apoyo del Gobierno federal, ya que ya no hay recursos para costear los gastos, pues desapareció el Fonden, el Fondo de Desastres Naturales, que ayudaba en casos de desastres naturales en alguna región del país. Sin embargo, eso ya no existe más.
Ahora nos encontramos entre la abundancia y la precariedad: por un lado, los embalses están llenos de agua; por otro, falta en algunos hogares debido a fallas en la red de distribución.
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