Seguirle el rastro a la medición de la pobreza en México, como el principal problema nacional, lo demuestra la publicación de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos 2022 (ENIGH2022) que incluye un análisis comparativo de 2022 con datos, de 2016, 2018 y 2020 lo cual es muy útil. Así lo comentó el investigador del Colegio de México Julio Boltvinik Kalinka. Dicha encuesta fue presentada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), menciona como dato relevante el aumento de los ingresos, pero "los resultados de la encuesta no son para echar las campanas al vuelo".
Los resultados de la publicación son una muestra de que la consigna del actual gobierno de que primero los pobres, no se ha cumplido. "Por ello, y dada la enorme desigualdad prevaleciente en el país, podemos afirmar que seguiremos encontrando alta pobreza de ingresos, aunque menor que en 2020, incluso sin considerar las otras dimensiones de la pobreza multidimensional". Por lo que la noción del estancamiento se mantiene.
El profesor e investigador de la Universidad de Guadalajara, Máximo Jaramillo y la organización que fundó y dirige (Instituto de Estudios sobre Desigualdad) analizó la entrega de los programas sociales a través de transferencias monetarias del gobierno morenista y los enumera de la siguiente manera: 1) La cobertura alcanzó un máximo de 34% de los hogares en 2022 contra 31% en 2016; 2) En 2022, los hogares más pobres reciben menos recursos que en el sexenio de Peña Nieto y los más ricos han triplicado los recursos que reciben; 3) Aunque la bolsa de dinero transferido por programas sociales se duplicó, su incidencia en el ingreso de los pobres apenas aumentó; 4) Aunque en el sexenio pasado la política social transfería menos recursos era más redistributiva; en 2022 transfiere muchos más recursos, pero es menos redistributiva; 5) Salvo la pensión alimentaria para los adultos mayores, que no es redistributiva a los pobres, los demás programas sociales cayó entre 2018 y 2020 en estados muy pobres como Chiapas, Zacatecas y Oaxaca, y aumentó en la mayoría, pero mucho más en Ciudad de México y Nuevo León. 7) En 2022, el 10% de los hogares más pobres recibe 9% de recursos contra 23% en 2018; y el 10% más rico recibe 8% contra el 2% en 2016.
Aunque los programas sociales son una herramienta para combatir la pobreza, lo cierto es que mientras los gobiernos no se decidan a una verdadera justicia social y en primer lugar que se deje de aplicar dichos apoyos de manera selectiva, para darles el carácter de programas universales para toda la población, que se respeten los derechos constitucionales a la salud, a la educación, al trabajo bien remunerado. Que se apliquen apoyos a todos los productores agropecuarios, debemos alcanzar la tan sobada autosuficiencia alimentaria y dejar de importar alimentos, que vulnera nuestra soberanía nacional. Con un aumento salarial suficiente, se recupera el poder adquisitivo, se mejora la calidad de vida de las familias trabajadoras y se fortalece el mercado interno. Para también, para reducir la pobreza extrema se debe reducir la riqueza extrema, para financiar el combate a la pobreza solo se puede hacer con más recursos que saldrán de una profunda reforma fiscal, que los más ricos aporten al desarrollo social.
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