En general, se acepta que la historia es una ciencia que nos permite tener un entendimiento más profundo de la dinámica de las sociedades y, por lo mismo, tener mejores respuestas a los problemas actuales, es decir, tener una explicación más racional y completa de los fenómenos sociales que se desarrollan ante nuestros ojos, de donde se podrán derivar las soluciones correspondientes. Pero esto mismo también funciona de manera inversa; dicho de otra manera, cuando se prescinde del estudio histórico para comprender el panorama social actual, las explicaciones suelen ser limitadas, unilaterales y parciales, por lo cual no podemos entender a cabalidad los fenómenos, con las consecuencias nocivas que de ello se derivan.
Me parece que buena parte de la explicación de que un alto porcentaje de los mexicanos siga creyendo en el presidente Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación, por más que los resultados de su gobierno no sean buenos y en varios aspectos sean peores que los de sus antecesores, se debe a que pasan por alto el pasado del mismo mandatario y de sus allegados. El resultado de esto es que crean una imagen positiva de la 4T, pero al mismo tiempo falsa, que contrasta con sus resultados duros, los que nos dicen a las claras que a este gobierno le quedó grande el país.
Veamos un ejemplo. El pasado 27 de octubre, en su comparecencia ante las comisiones de Energía e Infraestructura de la Cámara de Diputados, el titular de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, dijo que la caída del sistema de 1988 fue un “amasiato” entre el entonces candidato del PRI a presidente de la República Carlos Salinas de Gortari y el Partido Acción Nacional. Recordemos que fue al propio Bartlett, que en ese momento fungía como secretario de Gobernación y era al mismo tiempo presidente de la Comisión Federal Electoral, ya que no existía un organismo autónomo para organizar las elecciones, al que se responsabilizó por la caída del sistema y el robo del triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas, abanderado de la izquierda, por lo que sus declaraciones suenan cínicas y ridículas. Sin embargo, a pesar de toda la evidencia en su contra, hubo miembros de la 4T que defendieron a Manuel Bartlett en este encontronazo que tuvo con la oposición.
La verdad es que, para quien tenga ciertas nociones de la historia reciente de México, no hay duda del papel protagónico que jugó Bartlett en la caída del sistema de hace más de tres décadas. No obstante, mucha gente de buena fe sigue creyendo en personajes de la talla del titular de la CFE. Y lo peor de todo es que esa misma gente piensa que esos políticos, que han vivido del sistema durante toda su vida, que han cambiado de partido y de principios en cuantas ocasiones lo han necesitado, son los salvadores de esta patria. Pero no hay tal. La verdad es que López Obrador, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Manuel Bartlett, entre muchos otros, jamás podrán borrar su pasado priista, y, sobre todo, jamás podrán proponer un proyecto de país mejor, porque ellos mismos son el resultado más típico de la partidocracia que hoy atacan verbalmente. Y para ponerlos en evidencia no se necesita tanto, tan solo echarle un vistazo a la historia reciente.
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