En teoría se puede aprender donde sea, debido a que el conocimiento es impalpable y el lugar puede pasar a segundo plano, lo cierto es que esto no es una realidad. El entorno educativo, las aulas, así como las condiciones materiales de las escuelas deben estar en buen estado para que los estudiantes obtengan resultados de aprendizaje satisfactorios. La infraestructura educativa sí influye en el desempeño de los alumnos de todos los grados y posibilita a estudiantes de comunidades se animen a continuar sus estudios. Especialistas han comprobado que una buena infraestructura escolar mejora la asistencia e interés de los alumnos y maestros por aprender. La inversión en infraestructura juega un papel fundamental en la solución de problemas de acceso de estudiantes al sistema escolar y mejora su rendimiento.
El pasado 26 de agosto, aproximadamente 24 millones de alumnos de educación básica y 1.2 millones de docentes iniciaron el ciclo escolar 2024-2025. De acuerdo con los docentes datos de un estudio realizado por “Aprender parejo”, cuatro de cada 10 escuelas en el país carece de alguno de los servicios básicos como agua potable, electricidad, baños, internet, etc.
En educación nos frena el rezago en infraestructura, al interior de las aulas existe un hacinamiento, infinidad de escuelas no cuentan con mobiliario, laboratorios, biblioteca, acervo bibliográfico, computadoras, plataformas, espacios para realizar deporte o actividades culturales, etc. Ello exige un incremento significativo de recursos. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) propone destinar al menos de 4 a 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de cada país o mínimamente entre el 15 y 20 por ciento del gasto público. Lejos de esos parámetros, el gobierno morenista en México destinó el 2.9 (PPEF 2023) por ciento del PIB, el más bajo desde 2010.
En la economía del conocimiento, este juega un papel fundamental en la productividad, en creación de nuevas tecnologías y preparación laboral, sin embargo, debido a la escasa inversión que Morena ha realizado en educación, ahora operará como un factor de freno al crecimiento y desarrollo, ahondando la dependencia tecnológica con la consecuente pérdida de competitividad. Los resultados de esta mala política educativa se verán a largo plazo, por lo que, se pronostica una caída aún mayor en el nivel de ingresos, estrechamente asociado con la educación, más pobreza y delincuencia. De igual manera, aumentará la desigualdad educativa entre las clases sociales.
Es evidente que el manejo que Morena le está dando al problema educativo no es el requerido ya que desatiende la problemática de fondo. Una respuesta eficaz, implica la inmediata dotación a escuelas públicas y primeramente de regiones marginadas, de infraestructura y equipamiento, en convenio con proveedores, el gobierno debe proporcionar a todos los estudiantes internet gratuito para actividades educativas, así como lo han realizado otros países. La Comisión Federal de Electricidad (CFE), debe reducir los precios de la electricidad para permitir en escuelas y hogares el acceso a las nuevas tecnologías.
De acuerdo con datos de Mexicanos Primero, solo 28 de cada 100 estudiantes que ingresan a primaria logran concluir su educación superior y de 2019 a 2023, un millón 254 mil estudiantes han abandonado sus estudios de educación básica, especialmente a nivel primaria; de 100 estudiantes que inician su primaria 92 llegan a secundaria, 84 llegan a media superior, 39 estudiantes al nivel superior y sólo 28 egresan de la universidad.
El grave problema de falta de infraestructura en escuelas, asociado con las altas tasas de deserción exigen una solución integral, que implica atender escuelas, pero también otras necesidades de orden socioeconómico, pero esto no ocurrirá mientas la 4T continúe en el poder, así lo han demostrado sus acciones en el transcurso de este se encuentra no han Si cumplido con su deber, dan la espalda a problemas reales, esto arruina no solo el presente sino el futuro de México.
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