Es muy satisfactorio asistir a las clausuras en las escuelas y ver a los niños y jóvenes deleitar a todos con bailes, danzas, poesía y música. Nuestra juventud se esfuerza por practicar deporte, a pesar de no contar con el apoyo del actual Gobierno y no tener los espacios adecuados ni a maestros de artes y educación física.
El deporte es la herramienta con la que va a cincelarse, tarde o temprano, la imagen del nuevo mexicano.
El modelo educativo actual, llamado Nueva Escuela Mexicana (NEM), según la propia Secretaría de Educación en su documento “Orientación para padres y comunidad en general”, lo describe como un proyecto con enfoque crítico, humanista y comunitario para formar estudiantes con una visión integral, es decir, educar no solo para adquirir conocimientos y habilidades cognitivas, sino también para:
Es decir, con la NEM se desea formar personas capaces de conducirse como ciudadanos autónomos, con sentido humano y crítico para construir su propio futuro en sociedad.
A primera vista, no parece nada mal el objetivo de este nuevo modelo educativo, pero se deja de lado la formación en cultura y deporte, dos factores fundamentales en la formación de un hombre nuevo.
Cosa distinta es lo que plantea Antorcha Magisterial y el Movimiento Antorchista Nacional, quienes destacan la importancia de la cultura como el cultivo de la inteligencia y del espíritu, del pensamiento y la sensibilidad.
Y el deporte es fundamental para coadyuvar a la formación del hombre nuevo, del mexicano recio, inteligente, culto, progresista y patriota, al mexicano no acomplejado ante los poderes extranjeros, sino orgulloso y seguro del destino de México, al mexicano que pueda construir esa patria poderosa, vigorosa y justa que queremos para todos nosotros.
El deporte es la herramienta con la que va a cincelarse, tarde o temprano, la imagen del nuevo mexicano.
Este planteamiento, que se puede leer con más detalle en la página oficial del Movimiento Antorchista Nacional, se ha materializado en eventos de suma importancia como las espartaqueadas culturales y deportivas, donde se ha comprobado que el deporte y la cultura juegan un papel trascendental en la formación de nuevos y mejores mexicanos.
Por eso, urge que, en todas las escuelas, de todos los niveles, se tenga a su profesor de educación física y de artes, además de la infraestructura necesaria para hacer deporte y actividades culturales.
Las escuelas deben convertirse en verdaderos centros que formen diamantes, que pulan a quienes serán los ciudadanos del mañana, y para eso se requiere de la participación del Gobierno y de la sociedad en general.
Al docente se le debe regresar su valor, su importancia, se le debe remunerar mejor y valorar su trabajo. Los padres de familia deben convertirse en una extensión de la escuela, enseñando valores a sus hijos y el Gobierno debe poner las herramientas para que esto sea posible.
La lucha por una mejor educación no debe centrarse en la construcción de aulas, bardas perimetrales, computadoras, techumbres, baños, agua, servicio eléctrico, etcétera, que sin duda es fundamental y es un problema que el Gobierno debe resolver.
Ahora debemos exigir que en todas las escuelas se practique deporte y se fomente el amor al arte y a la cultura.
Sólo de esa manera, como lo ha venido haciendo Antorcha Magisterial y el Movimiento Antorchista a nivel nacional, podremos salir del pantano en el que el actual Gobierno morenista tiene sumergida la educación nacional.
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