La iniciativa de reforma a la vivienda planteada por el presidente Andrés Manuel es una de las que más llama la atención por lo difícil que se ha vuelto para la mayoría de la población acceder a ella en varias zonas del país. De acuerdo con el último informe del Infonavit, el crecimiento de la producción de vivienda se concentra en las casas residenciales, mientras que la vivienda económica se produce cada vez menos. Como resultado de estas tendencias de producción, junto el empobrecimiento de la gente, 30.5% de los mexicanos no tiene vivienda propia.
La iniciativa planteada beneficia únicamente a los derechohabientes del Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (INFONAVIT). El cambio en la responsabilidad del Instituto consiste en que tendría: la facultad para construir la vivienda; y la facultad para arrendar lo que se construya, con mensualidades de 30% del salario de la persona trabajadora, y una vez cumplidos los diez años, la persona podrá adquirir la vivienda. La iniciativa tiene el objetivo de acabar con la crisis de vivienda que enfrenta el país, sin embargo, está dirigida solo a la gente que tiene acceso al financiamiento de INFONAVIT. Este cambio en las responsabilidades del Instituto beneficiaría únicamente a15% de la población sin vivienda.
Desde que en México se empezó a hacer política de vivienda después de la Revolución, siempre ha atendido solo a un pequeño segmento de la fuerza de trabajo, al sector formal. Hasta cierto punto, este es uno de los orígenes de la crisis de vivienda que México padece, ya que el desarrollo económico nunca ha sido suficiente para emplear de manera formal, con todas las prestaciones de ley, a la abundancia de fuerza laboral por la que destacamos. La reproducción de la mano de obra formal sirvió para la formación de una mayor base social de trabajadores mediante la cooptación de algunos, mientras se reprimía y excluía a otros segmentos de trabajadores. Los empleados y auto-empleados en la informalidad desde la constitución del México moderno han quedado excluidos de la asistencia para una vivienda asequible.
Si bien en 1990 el INFONAVIT sufrió reformas en su funcionamiento para pasar de participar en el diseño, construcción y financiamiento a restringirse únicamente al financiamiento, la solución no es volver a lo que había antes. Los problemas de la vivienda se han profundizado. Por el lado del mercado de trabajo, el sector informal ha aumentado a niveles que el país nunca había experimentado. Y por el lado de la vivienda, la falta de regulación en el mercado en las ciudades altamente pobladas ha provocado el encarecimiento de la compra-venta y se ha formado una especulación entorno a los inmuebles, además de la inflación y las altas tasas de interés. Querer aplicar reformas nostálgicas para solucionar problemas reales podría ocasionar otros problemas sin solucionar los nuevos.
La iniciativa de reforma a la política de vivienda no beneficia a la gran mayoría de las familias que con sus medios de financiamiento no pueden adquirir una vivienda; esta reforma sigue repitiendo el patrón que se venía implementando desde antes de las reformas neoliberales. Con ello, el presidente demuestra que su interés no es erradicar la crisis de la vivienda, sino solamente preparar el terreno para las urnas de junio de 2024. La iniciativa de reforma a la vivienda, como muchas otras que planteó AMLO el pasado 7 de febrero, no son ideas pensadas ni estudiadas para resolver los problemas que tanto afligen a los pobres de México.
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