El tiempo ha corrido como agua entre las manos para la 4T, el Gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador llega a los tres años con un semblante opaco, en medio de la tercera ola de la pandemia de la covid-19 y un sistema de salud colapsado, con los peores resultados en materia de seguridad en lo que va del siglo y una fracasada estrategia de combate al crimen que luce con pocas esperanzas para cambiar en el corto plazo, a oscuras en materia energética con apagones, incendios en plataformas y un nuevo accidente cada semana, por si fuera poco una crisis económica en puerta, catalogada por varios expertos como la peor desde la revolución mexicana, la pobreza creciendo como espuma, pero todos estos problemas al parecer son invisibles para el presidente. Ni una mención objetiva tuvieron en su último informe.
Pareciera que el informe del tercer año de gobierno de la 4T es más un alegre canto de despedida que un balance de resultados, una peligrosa despedida que anuncia aun más indiferencia hacia los problemas de los mexicanos, y más represión en contra de los inconformes. Acompañado del medio tramo de gobierno de López Obrador llegó el curioso movimiento de dos figuras curiosas en la Secretaría de Gobernación del obradorato, sale Olga Sánchez Cordero y entra Adán Augusto, el ex gobernador de Tabasco, la primera caracterizada por su irrelevancia y mal desempeño, el segundo con un perfil represivo en la tierra natal del presidente, no se olvida que como una de las primeras obras materializadas de Augusto López fue la elaboración de la Ley garrote.
No pinta a ser muy pacífica la actitud del nuevo secretario de Gobernación, y a ojos de todos aparecen las impactantes imágenes de la agresiva represión con que centenares de migrantes han sido recibidos en la frontera sur de nuestro país, indignantes imágenes que además de ser una muestra de la violación de los derechos humanos por encargo del gobierno de las barras y las estrellas, muestran una grave hipocresía, ¿pues no el mismo presidente presenta como un logro de su gobierno las remesas recibidas por nuestros paisanos migrantes de EE. UU., entonces por qué tanta diferencia en la actitud que toma con seres humanos que tienen tanto en común con los que de aquí partieron?
La reforzada actitud represiva y violenta de la 4T no se ha dejado ver solo en la frontera sur del país, ya lució incluso en el corazón del país, a unos cuantos pasos de Palacio Nacional, donde los rivales políticos de la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia “corcholata” Sheinbaum, fueron agredidos a vista de todos por elementos del supuestamente extinto grupo de granaderos del gobierno capitalino.
Otro caso no muy lejano es el de la represión que los mismos granaderos de la señora Sheinbaum cometieron contra manifestantes provenientes de Tláhuac que solo exigían la intervención de personal de protección civil tras pasar más de tres semanas bajo las aguas negras ante las intensas lluvias en la capital del país. La 4T, no respondió a los pobres y a sus justas demandas, solo los golpeó.
La respuesta de oídos sordos y cachiporras agresivas no solo dejan en claro la antipopular postura que la cuarta transformación ha tenido ante las demandas de la clase trabajadora, sino una escandalosa traición hacia quienes en campaña juró que iba a defender a capa y espada.
La espalda para el pueblo, y los consentimientos a los multimillonarios empresarios involucrados en las mega obras del presidente, queda más que claro que los lemas de campaña se olvidaron, y el verdadero rostro de la 4T ha salido a flote.
Recientemente el Coneval dijo que el número de mexicanos en situación de pobreza pasó de 51.9 millones a 55.7 millones, lo equivalente al 44% de la población total de 126 millones de habitantes. La 4T ha decidido olvidar a los pobres, los dejó a su suerte, en el total olvido.
¿Volteamos a ver a la oposición?
Hace apenas unos días el líder del partido de ultraderecha de España, VOX, Santiago Abascal, se reunió con al menos 13 de los legisladores del PAN para detener el “avance del comunismo en las naciones de “Iberósfera”. Así es, estos representantes del Acción Nacional acudieron a un líder político que se ha ocupado de reivindicar el papel del imperialismo español y el sometimiento de los pueblos originarios de México durante la conquista española que el mismo califica como liberación.
Así es, y esas son las barajas que han puesto en las manos de los mexicanos, de un lado tenemos el desprecio y represión a los pobres disfrazado de benevolencia, y del otro el abierto desprecio a todas las causas de reivindación popular. ¿Qué queda a los mexicanos entonces? La unión es lo que queda, tres años han bastado para darnos cuenta que la 4T no fue la solución a los problemas del país, y la oposición no parece ni cerca de figurar como una alternativa real.
Queda al pueblo la única alternativa: la lucha organizada, la crítica y exigencia por una evolución radical en la oferta política, una nueva clase capaz de conducir a la nación en la solución de las demandas más sentidas y no solo de los bolsillos de una minoría, eso queda al pueblo, y eso urge hoy más que nunca.
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