Mucho se habla de la Espartaqueada Cultural, para quienes sabemos de qué se trata, nos emociona la fecha porque es todo un despliegue de belleza y talento de niños, jóvenes y adultos, algunos de ellos son ancianos que demuestran su fuerza y su disciplina al dedicarle tiempo al baile o a alguna disciplina artística.
Antes de la pandemia, los eventos eran de forma presencial, la Atenas de la Mixteca, Tecomatlán, Puebla, se llenaba de miles de artistas, podíamos ver sus calles llenas de color, de vestuario, instrumentos musicales, con maestros guiando a sus alumnos a toda hora del día para realizar los ensayos previos y después, haciendo fila a los alrededores de los foros en los cuales se iban a presentar. ¡Tecomatlán era un mar de belleza, especialmente y más en esos días!
Con la pandemia, la vida de los mexicanos cambió radicalmente, entre todos los males que se vinieron sobre nuestros hombros también la cultura se vio afectada, pero los antorchistas estamos convencidos de que nuestra tarea debe cumplirse a pesar de las circunstancias que se presenten, y en ese sentido, comenzamos a ensayar nuevas maneras para seguir practicando y difundiendo la cultura; las redes sociales y otros medios de comunicación han jugado un papel importante en la difusión de nuestros eventos culturales.
Y, siendo fieles a nuestra tarea cultural, del 2 al 9 de abril se realizará nuevamente la Espartaqueada Cultural 2022 que, de manera virtual, llegará a millones de personas en todo el país. De nuevo un despliegue de belleza, un suspiro para el pueblo, una forma de educarnos y de alimentar nuestro espíritu.
La espartaqueada también nos enseña a luchar, nos acerca más a nuestros orígenes, nos lleva a las entrañas de nuestra tierra a aprender y nos ayuda para salir y llevarla a cuantas personas deseen y tengan la oportunidad de conocerla; nos hace abrir los ojos y la mente, y nos ayuda a comprender, de manera crítica, el por qué nuestros gobernantes actúan de tal o cual forma hacia el pueblo trabajador, nos hace sensibles ante las dificultades del pueblo y después de eso ya no es posible vivir como antes. La conclusión es una: hay que luchar por un mundo mejor.
En la espartaqueada Cultural de 2009 tuve la oportunidad de viajar, conocer lugares y muchas personas, pude pararme en el escenario y cantar para el público que se encontraba ahí. Hoy, 13 años después, la espartaqueada me sigue emocionando y me sigue enseñando tanto de forma artística, pero lo más valioso es que me sigue enseñando que luchar por nuestro pueblo es necesario y urgente, y que la cultura forma parte esencial en esta lucha.
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