“Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté, porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar”.
Poema del pastor alemán Martin Niemöller.
Este poema que puso en su artículo del 29 de septiembre, el maestro Aquiles Córdova Morán, me inspiró a escribir estas líneas, pensando en el sufrimiento diario de nuestros compatriotas y en la imperiosa necesidad de unirnos y cambiar la situación actual. Parece algo común en nuestro país la violencia, la gente durmiendo en las calles por no tener un hogar, el desempleo, los bajos salarios de los trabajadores, lo mal alimentados que están ellos y sus hijos; en fin, de pronto parece como si nos hubieran convencido de que así merecemos vivir.
Y si, a través de los medios de control ideológico, se siembra la idea en los millones de mexicanos de que el pobre vive en esa situación porque no le gusta progresar, porque es flojo e indolente. Sin embargo, miles de obreros salen diariamente de sus casas, en la madrugada a trabajar y regresan muy tarde a sus hogares, para ganar, por ejemplo, en la CDMX diariamente $123.22, con los que no le alcanza ni siquiera para alimentar a su familia adecuadamente. Es precisamente el dolor que le causa ver con hambre a sus hijos, la que lo obliga a soportar la explotación a que lo someten todos los días, porque no le queda de otra, en nuestro país el trabajador no tiene oportunidades para que con su salario tenga una vida digna.
Cada vez oigo a más personas decir “yo voté por AMLO, pero me doy cuenta de que estuve en un error”, está bien aceptar el error, pero el siguiente paso en actuar para no volverlo a cometer, el asunto consiste en saber ¿quién será la opción?, ¿Qué candidato está dispuesto a cumplir su palabra e implemente medidas que beneficien al pueblo? ¿Qué alternativas tenemos los mexicanos?
Es el pueblo organizado el que tiene que elegir de sus filas quién dirigirá el rumbo del país, tendrá que ser alguien con preparación académica, pero con grandes cualidades humanas para que sea capaz de sentir el dolor ajeno y una vez en el poder, el pueblo debe exigir que cumpla con lo prometido. En nuestro país, el voto consciente y decidido puede cambiar el rumbo teniendo gobernantes que planteen un capitalismo más humano.
El Movimiento Antorchista ha planteado cuatro aspectos que son realizables y que permitirían que nuestro país avance: que paguen más impuestos quienes ganan más, empleo para los trabajadores, salarios dignos y que se gaste en obra social. Todo esto es posible, pero hace falta que quienes gobiernen piensen en el pueblo, en esa clase trabajadora que genera las grandes riquezas de este país, que piensen que una clase trabajadora bien alimentada, sana y preparada es más útil. También hace falta que el pueblo mexicano se concientice de que podemos y debemos contribuir a que la sociedad mejore.
Por eso, debemos pensar en nosotros y en las generaciones futuras, no creamos que las cosas van a mejorar si no hacemos nada. Es la solidaridad la que permitió que existamos como raza humana y es esa misma solidaridad la que permitirá que ahora nos salvemos como humanidad, cierto que el sistema imperante ha hecho grandes esfuerzos para que seamos individualistas y solo nos importe lo que nos pasa a nosotros y cuando mucho a nuestra familia; sin embargo, nos damos cuenta que eso no ha funcionado y que las cosas van de mal en peor.
Concienticemos la necesidad del cambio y actuemos en consecuencia, este momento puede ser de gran relevancia para cambiar verdaderamente el rumbo de nuestro país. Dejemos de quejarnos solamente y trabajemos de manera organizada y consciente para vivir en un país en el que todos tengamos pan y vestido, como dice la poesía.
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