Pese a la doble alerta de género vigente en el Estado de México, la existencia de programas para erradicar la violencia contra la mujer que promueve el Gobierno estatal, y las constantes protestas de colectivos feministas, continúa la violencia contra las mujeres, quienes muchas veces terminan en el panteón, luego de penosas búsquedas por parte de sus familiares y amigos, a los que solo les queda protestar y exigir justicia, la cual, desgraciadamente, nunca llega.
En 2022, se han registrado al menos 18 feminicidios en el Valle de México y norte del Estado de México; entre ellos se encuentran los casos de Lefni, Itzel, Jalix, Telma Michelle, Claudia, Edelmira, Zuleyma y Jaqueline; los 10 casos restantes ocurrieron en el mismo periodo (de enero a mayo); sin embargo, las víctimas quedaron en calidad de desconocidas.
El feminicidio más reciente ocurrió la semana pasada en Choteje, un recóndito pueblo mazahua enclavado en el noreste del Estado de México, perteneciente al municipio de San Felipe del Progreso. La joven Jaqueline López de 14 años fue asesinada la noche de la fiesta patronal del pueblo y posteriormente fue encontrado su cuerpo en una barranca. De acuerdo con información dada por las autoridades, la menor había sido asesinada de forma violenta, además de que presentaba huellas de violencia sexual.
El caso de Jaqueline López no es muy diferente al resto de los ocurridos en el país: sus asesinos las sustraen de su entorno para agredirlas sexualmente, luego, para que no los denuncien, las matan y tiran sus vejados cuerpos en cualquier lugar, sin importarles que sean devoradas por animales o que sus familiares y amigos sufran por días, semanas, meses o años porque no las encuentran.
La recurrencia de casos de este tipo, está obligando a la sociedad a preguntarse ¿por qué actualmente ocurren tantos casos de este tipo? ¿Por qué se violenta tan cruelmente a la mujer? ¿Por qué hay quienes no tienen respeto por la vida y luego se comportan como si no hubieran hecho nada?
Y es que quienes cometen feminicidios lo hacen con la absoluta seguridad de que la justicia nunca los atrapará gracias a que hay vacíos legales en los sistemas judiciales de México, de tal manera que los responsables de asesinar de manera violenta a miles de mujeres, no siempre son procesados y, en su caso, castigados con hasta 70 años de prisión por cometer feminicidio. Así lo asegura la organización Mexicanos contra la corrupción y la impunidad (MCCI), en colaboración con la plataforma CONNECTAS y el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ, por sus siglas en inglés), quienes ha realizado investigaciones al respecto.
De tal manera que los vacíos legales y la falta de unificación en el concepto legal de violencia de género han permitido que menos del 20 por ciento de los asesinatos violentos contra mujeres sean reconocidos como feminicidios; es decir, el 80 por ciento de los casos de asesinatos de mujeres no caen dentro de los conceptos legales del Estado, los asesinos no son castigados legalmente y, por tanto, andan por la vida como blancas palomas y, seguramente, cometiendo las mismas fechorías de violación y asesinato en contra de otras mujeres.
Desde hace muchos años el Estado mexicano, independientemente del color del partido que lo hayan encabezado, no ha tomado con seriedad la tarea de garantizar la seguridad y protección de las mujeres; es decir, no solo no ha emitido leyes que no tengan lagunas legales a fin de que se enjuicie y castigue con todo el peso de la ley a los asesinos, sino que tampoco emplea los recursos de inteligencia policíacos para dar con ellos y así brindar un poco de justicia y paz a familiares y amigos de las víctimas.
Y si no lo han hecho los jefes de Estado que han asegurado que protegerán a las mujeres, menos lo está haciendo un señor que dijo que combatiría a la delincuencia con abrazos y no balazos, y que protege a los delincuentes porque dice que también son seres humanos.
Cierto, son seres humanos, pero corrompidos por el sistema económico que impera en nuestro país y el mundo. Sí, ese sistema que les dice que deben ser felices con lo que tienen, pero que a cada segundo los bombardean, a través de los medios de comunicación, diciéndole que los placeres carnales son lo mejor de la existencia y que si a eso le agregas recursos monetarios y materiales, serás un hombre o mujer tan exitoso que todo mundo te envidiará.
Así, con el placer como fin y fundamento de la vida; o sea, siguiendo la filosofía hedonista que el sistema capitalista promueve cada microsegundo (últimamente por medio de canciones de muy baja calidad), jóvenes y adultos van perdiendo los valores y principios morales que le inculcaron sus padres en el seno del hogar y los que aprendieron en la escuela.
Por eso, a ese tipo de seres corrompidos y envilecidos por el sistema capitalista, se les hace fácil entregarse a la delincuencia para obtener los dineros que le darán esos placeres materiales que tanto ansían (celulares, juegos y aparatos electrónicos de alta gama; carros, casas, viajes, ropa y calzado de marca, lujos) y, si de esa manera no los obtienen, echan mano de acciones por demás ruines como son la violación o el asesinato, los cuales ejercen fácilmente en una mujer sometida por la fuerza.
Desgraciadamente, mientras no acabemos con el sistema capitalista que genera el acrecentamiento y la acumulación de riqueza en unos cuantos seres humanos y, por el contrario, causa el empobrecimiento de millones y millones de personas que aspiran a gozar los placeres de que gozan los primeros, los mexicanos no podremos aspirar a vivir en paz y felices, pues no podremos erradicar los delitos de: homicidio, secuestro, extorsión, robo, fraude, violencia contra la mujer y feminicidios, entre otros, porque todos ellos, en el fondo, son vías a través de las que los delincuentes obtienen placer.
El sistema capitalista mexicano está provocando demasiados sufrimientos y dolores a los habitantes de este país. Es momento de decidirnos a trabajar en equipo para impulsar un verdadero cambio de sistema económico, un sistema que verdaderamente favorezca a todos los mexicanos, en el que se respete a la mujer no solo porque es la que da vida, sino porque le brinda su talento y trabajo a este país, al igual que millones de varones buenos y trabajadores. Solo así construiremos una sociedad más justa, equitativa y que, ante todo, respete los derechos humanos de todos, independientemente de su condicional social y económica y, para lograrlo, hombres y mujeres tenemos que luchar juntos.
Por lo pronto, nos nos queda más que exigir al Estado mexicano que cumpla con su deber de dar protección efectiva a las mujeres. De acuerdo estoy con las que grit: ¡ni una más!, ¡no más violencia contra la mujer!, ¡no más feminicidios!; pero, estaré más de acuerdo con que, paralelamente, nos organicemos todos para dar la lucha en contra del inhumano sistema capitalista que tanto daño nos está haciendo.
Etiquetas. Violencia, mujer, alerta de género, programas contra la violencia, feminicidios, Valle de México, Estado de México, justicia, lagunas legales, sistema capitalista
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