Mucho se ha hablado y escrito, en días recientes, sobre la profunda crisis de salud que vive Estados Unidos debido a la alta mortalidad que provoca entre sus habitantes el consumo de fentanilo y otra clase de opioides, “las cifras más conservadoras hablan de 200 fallecidos al día, número que supera al de los muertos por terrorismo, accidentes de tráfico, cáncer o la covid -19”, dijo la directora de la agencia antidrogas estadounidense (DEA), Anne Milgram.
Esta situación ha originado que el ala más radical del Partido Republicano hiciera declaraciones en torno a esta droga sintética con miras, no ha erradicar su existencia y consumo, sino con miras a ganar una parte de la opinión pública para ganar las elecciones en el 2024, hecho que es fácil de suponer, pues las clases políticas estadounidenses saben que muchos estadounidenses estarán de acuerdo con ellos.
Uno de los congresistas, Dan Crenshaaw, dijo que la premisa era clara: Washington tenía que hacer justicia por mano propia, “lo único que queremos es enfrentarnos finalmente a los poderosos grupos criminales que aterrorizan al pueblo mexicano, sobornan y amenazan a los políticos mexicanos y envenenan a los estadounidenses”.
¿Será verdadera su preocupación por las miles de muertes provocadas por el consumo de drogas o sólo quieren ganar adeptos para las próximas votaciones?, esto sin descartar su visión intervencionista envuelta en una supuesta preocupación por el pueblo de México y de Estados Unidos.
Otros, por su parte, han sido más directos: la aspirante a la candidatura del Partido Republicano a la Casa Blanca Nikky Haley, que visitó la frontera la semana pasada, pidió el envío de las fuerzas especiales a México para tratar a los cárteles “como lo hicimos con el ISIS”. “Se le dice al presidente mexicano: o lo haces tú, o lo hacemos nosotros”, otra vez, ¿muy inquieta la señora candidata por lo que pasa con los ciudadanos de su país?
Nos asalta la pregunta, ¿de verdad les preocupa la salud de sus habitantes? No lo creo, ellos mismos han promovido el uso de drogas entre sus fuerzas armadas a la hora de invadir y masacrar pueblos enteros, han permitido el tráfico de la droga a cambio de que los narcotraficantes lleven armas a grupos contrarrevolucionarios, apoyados por el mismo país del Norte, como ocurrió en Nicaragua; la droga les ha servido para manipular la juventud de su país y evitar su rebelión, como en los años que se dio la invasión en Vietnam, es mucha la hipocresía, lo que realmente quieren es controlar el tráfico de fentanilo que deja enormes ganancias.
Un informe de la Administración de Control de Drogas (DEA) señala que un kilo de fentanilo de los más puros cuesta alrededor de tres mil 300 a cinco mil dólares. Este kilo se rebaja o mezcla para obtener de 16 a 24 kilos en total de la droga, misma que significa una ganancia de 1.9 millones de dólares. También se señala que las organizaciones criminales usan hasta un kilo de fentanilo para producir un millón de pastillas falsificadas, que deriva en una ganancia total de 20 millones de dólares; es decir, que las ganancias son cuantiosas. ¿Por qué dejar escapar esa millonaria fortuna?
En fin, no podemos dejarnos engañar, el imperialismo no busca frenar la producción ilegal de fentanilo y los otros opioides, lo que realmente busca, es tener el control exclusivo de la producción y su tráfico. Por eso su plan global va sólo contra los traficantes o comerciantes al mayoreo, pero no toca ni un pelo de la mortífera mercancía. Su verdadero interés no es salvar a los norteamericanos consumidores o probables consumidores de droga, no piensa en la salvación de los jóvenes, porque sus acciones serían otras, no, quiere las cuantiosas ganancias que deja el mortal opioide, lo demás es hipocresía.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario