MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Huracán John exhibe contradicciones insostenibles en nuestra sociedad

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Al momento de escribir estas líneas, en las redes sociales se acumulan las desgarradoras imágenes y los impotentes llamados de auxilio de quienes fueron víctimas de los daños provocados por el Huracán John, que tocó tierra el pasado lunes a las 9:20 de la noche en Copala, Guerrero, con categoría 3. Según Alejandra Méndez, coordinadora del Servicio Meteorológico Nacional (SNM), John ha dejado precipitaciones de 950 milímetros, tres veces más fuertes que las provocadas por el huracán Otis, hace un año.

Hay ríos desbordados, hundimientos y deslaves en carreteras y barrancas en la Costa Grande, Costa Chica, Centro, Montaña y Tierra Caliente, afectando a miles de familias que viven en precarias condiciones; John agravó, además, la situación de quienes aún no se recuperaban de la devastación del huracán Otis quienes solo recibieron pequeños apoyos directos, que no permitieron que su vida volviera a la normalidad.

La reducida inversión en infraestructura y programas de reconstrucción revela cómo se privilegia la riqueza de unos pocos sobre las necesidades de la mayoría.

Por tanto, urge reflexionar acerca de las lecciones que estos acontecimientos nos dejan. Es claro que no podemos culpar a las autoridades por éste o cualquier otro fenómeno climático, pero sí de la vulnerabilidad en la que viven millones de mexicanos. En primer lugar, por la reducida inversión en infraestructura pública y programas de vivienda; en segundo, por la nula inversión para la reconstrucción de los lugares afectados. Veamos.

El Fondo Nacional para la Prevención de Desastres (FONDEN), creado en 1996, fue cancelado en 2020 y retirados sus fondos por 35 mil 140 millones, porque según el presidente, había corrupción en su manejo. Esta cancelación se demostró equivocada de inmediato, pues para 2023 sólo se asignaron 17 mil 156 millones a este rubro, pero a la llegada de Otis, fueron insuficientes para una reconstrucción seria, pues según José Medina Mora, presidente de la Coparmex, los daños oscilaron entre 200 y 300 mil millones de pesos, (sdpnoticias.com, noviembre 02, 2023).

Peor aún, en noviembre del 2023, el gobierno federal anunció el Plan General de Reconstrucción con un monto de 61.3 mmdp, de los cuales, 22 mmdp se aplicarían en apoyos directos para pagos de entre 8 mil a 65 mil pesos por vivienda para limpieza, pintura y compra de enseres domésticos, mientras para reconstrucción sólo se destinaron 10 mmdp, (numerosdeerario.mexicoevalua.org, noviembre 3, 2023). Pero a pesar de este plan, el presidente dijo el pasado 13 de septiembre que, a un año de Otis, se han invertido 35 mil 17 millones de pesos en la reconstrucción, solamente el 57% (quadratin.com.mx).

Como se ve, la 4T eliminó criminalmente un fondo para desastres naturales con financiamiento permanente, de tal forma que ahora, cada que hay un siniestro, se tiene que atraer recursos de otros rubros. Además, a partir de 2023, por decreto, los estados tendrán que asignar recursos a los desastres naturales.

Una aclaración necesaria para ir al fondo del problema que analizamos. El gobierno morenista se distingue únicamente de los priistas y panistas que antes nos gobernaron, en que ha llevado más lejos la aplicación de las políticas neoliberales, de adelgazamiento del aparato del Estado y reducción del gasto social, para que recaiga, esencialmente, en el salario de los trabajadores. Es decir, se trata de una tendencia, de una reducción continua de la inversión pública. Así lo demuestran los datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, que sostienen que desde 1980 la inversión física gubernamental paso? de 9.1 a 4.2 % del PIB, por debajo del 4.5 % recomendado por el Banco Mundial para cumplir con los objetivos del desarrollo sustentable (christophercernichiaro@ciep.mx 12 de julio de 2024).

Dicho esto, podemos afirmar que la reducida inversión en infraestructura pública y en verdaderos programas de reconstrucción, es una prueba más de que nuestra sociedad capitalista -en la que los medios de producción están en manos de unos cuantos ultrarricos-, en su fase neoliberal, crea condiciones para la existencia de autoridades que, incluso a costa de la vida de millones de pobres, privilegian solo la inversión en grandes obras que incrementan la riqueza de los capitalistas.

Por lo tanto, mientras sigan gobernando los representantes de esta clase, ante desastres como Otis y John, seguiremos viendo declaraciones estridentes de funcionarios, que ante los medios se comprometen a desplegar “toda la fuerza del Estado” y a destinar miles de funcionarios para las tareas de reconstrucción, pero en los hechos, solo entregan pequeños montos de dinero en efectivo, conscientes de que es tanta la pobreza de la población, que acepta gustosa esas supuestas ayudas, sin saber que con ello, está permitiendo que se deje de invertir en una reconstrucción verdadera.

Los antorchistas, por nuestra parte, estamos desplegando a nuestra estructura nacional, para hacer acopio de víveres con qué apoyar a tantos damnificados como podamos. Así como lo hicimos el año pasado con miles de habitantes de Acapulco y Coyuca. Además, nos aprestamos a encabezar a todas aquellas familias afectadas, que decidan exigir a las autoridades la dotación de apoyos reales de mejoramiento de viviendas y de reparación de la infraestructura pública.

Sin embargo, es necesario que insistamos en que la vida de las grandes mayorías de México solo mejorará sustancialmente, cuando sea el pueblo organizado el que ponga a sus mejores hombres y mujeres al frente del gobierno, para que, desde ahí, se invierta en serio en políticas de protección y prevención, pero, sobre todo, en construir infraestructura básica y pública, que eleve seriamente su nivel de vida.

Por ello, mientras nuestros activistas se suman a las tareas de limpieza y apoyan a las familias que luchan por regresar a la normalidad, con la zozobra de que se anuncian más lluvias en los siguientes días, invitamos a la población a no resignarse a vivir entre la pobreza y el abandono de nuestras autoridades. Insistiendo en que no hay más remedio que abandonar la apatía y el conformismo que nos aqueja, sumándonos a la construcción de una gran fuerza social capaz de formar un partido de nuevo tipo, que lleve al poder, de una vez por todas, a los líderes verdaderos del pueblo mexicano, porque las contradicciones entre la enorme riqueza de unos cuantos y la insultante pobreza de la gran mayoría, es ya insostenible.

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