De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), para el tercer trimestre de 2022, la Población Económicamente Activa (PEA) fue de 59.5 millones de personas, mientras la Población No Económicamente Activa, de 39.7 millones.
Esto, a simple vista, hace pensar que existe un equilibrio muy bueno en el país, ya que el número de personas que cuentan con un empleo es mayor al 50%; sin embargo, es conveniente leer las letras chicas del informe citado, el cual ofrece más datos que nos pueden hacer llegar a una conclusión más real, y de menos bombos y platillos. Este tiene que ver con el porcentaje que representa el empleo informal respecto al total de empleos a los que refiere la ENOE.
El Inegi nos ofrece los datos: “Los resultados de la ENOE indican que, en el tercer trimestre del 2022, la suma de las personas en todas las modalidades de empleo informal fue de 31.9 millones. Esto representa el 55.6% de la población ocupada. Un incremento de 500 mil personas respecto al mismo lapso del 2021”.
Vea usted, estimado lector; de un total de 59.5 millones de mexicanos que se reportan con empleo, 31.9 millones tienen un trabajo informal, es decir, el 55.6%; Sin embargo, para entender lo grave que resultan estos datos, primero hay que definir lo que significa empleo informal.
De acuerdo con el Inegi, en su documento Medición de la Informalidad Laboral, se puede leer: “Se ha llegado a un consenso entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y expertos internacionales en cuanto a qué el concepto de informalidad tiene dos dimensiones”.
1. La primera se refiere al tipo o naturaleza de la Unidad Económica, cuando esta se dedica a la producción de bienes y/o servicios para el mercado operando a partir de los recursos de un hogar y sin llevar los registros contables básicos, se puede hablar de un sector informal o de negocios en pequeña escala no registrados y de empleo vinculado a dicho sector.
2. La segunda dimensión es una perspectiva laboral y se refiere a todo trabajo que se esté realizando sin contar con el amparo del marco legal o institucional, no importando si la Unidad Económica que utiliza sus servicios son empresas o negocios no registrados de los hogares o empresas formales, por lo que se puede hablar de empleos informales”.
Así pues, las consecuencias para los trabajadores informales son: bajos salarios, poca o nula estabilidad laboral, nula cobertura de la seguridad social y falta de protección a sus derechos laborales. Es decir, los empleados informales se ven privados de aguinaldo, vacaciones, prima vacacional, prima dominical, día de descanso semanal, licencia por maternidad, licencia por lactancia, licencia por paternidad, licencia de adopción, prima de antigüedad, utilidades, renuncia con derecho a recibir sus prestaciones y despido, que en caso de ser injustificado reciba la indemnización constitucional. Son 31.9 millones de mexicanos los que padecen la falta de todos estos derechos laborales.
Lo anterior, ya de por sí es grave, se ve afectado por la cantidad de personas desempleadas. El Inegi informa que el número de desempleados a finales de 2022 fue de 1.6 millones de mexicanos. Todos ellos no tienen un solo ingreso para alimentar a sus familias.
Tan solo en la ciudad de Chihuahua, suman 13 mil 496 personas desocupadas, de acuerdo a la ENOE. -El Heraldo de Chihuahua, del 17 de febrero del 2023- dice: “La mayoría de los desempleados en Chihuahua tienen preparatoria y universidad. El 51.8% de los desocupados en Chihuahua tienen entre 25 y 44 años de edad”. La falta de empleos no solo afecta a la población sin estudios o solo con estudios de nivel básico, sino incluso a profesionistas.
La política económica del presidente Andrés Manuel López Obrador y de su 4T ha resultado un desastre y creadora de carencias, pobreza y marginación; sin embargo, han sido tan embusteros que han jugado con tecnicismos que no son del todo comprendidos por el pueblo, como cuando asegura López Obrador que “en México se recuperaron 300 mil empleos”. Lo que no dice es que fueron empleos informales, de los cuales ya sabemos cuáles son sus consecuencias. Hay aumento de empleos pero a costa de la informalidad y las carencias que afectan a más de 31.9 millones de mexicanos.
La clase trabajadora del país debe saber que es su derecho exigir al Gobierno mexicano la generación de fuentes de empleo para todas las personas en condiciones de laborar, y bajo todos los beneficios que conlleva un empleo formal; mientras por su parte, el gobierno tiene que hacer caso y resolver el sufrimiento del pueblo, de lo contrario, ese pueblo por ahora adormilado, puede despertar y hacer memoria de los movimientos obreros internacionales que se abrieron paso a través de las protestas multitudinarias en las calles.
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