La falta de infraestructura hospitalaria en las últimas décadas que ha generado una cobertura deficiente evidencia el rezago en municipios pobres del sureste de México, reveló un estudio hecho por la asociación Civil Cohesión Comunitaria e Innovación Social (CCIS), realizado por la CCIS sobre la infraestructura sanitaria con la que cuentan 26 municipios de Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Yucatán.Entre las principales conclusiones destacan que la infraestructura sanitaria no se distribuye de manera uniforme en la región conformada por estos estados.A nivel regional el 84 por ciento de los establecimientos de salud está en operación, aunque el porcentaje varía entre los estados, del 75 por ciento en Chiapas y 95 por ciento en Quintana Roo.Los municipios que no cuenta con camas en áreas hospitalización ni en otras áreas que pueden ser aprovechadas, las personas contagiadas y enfermas por covid-19 que requieran hospitalización tienen que trasladarse a otros municipios.
México registra un rezago hospitalario de más de 30 años, con mínima inversiones en este rubro, más ahora que el Presidente de la república recortó los presupuestos destinados al sector salud, con la desaparición del seguro popular, el cual tenía como objetivo asegurar que la población no asalariada no tuviera que desembolsar grandes cantidades de dinero a la hora de enfrentar un padecimiento de salud debido a que no gozaba de seguro social como los operados por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios de los Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
En el momento que dejó de funcionar el Sistema de Protección Social en Salud a través de su brazo operativo el Seguro Popular, tenía un padrón de beneficiados de 54 millones de mexicanos.El 89 por ciento de los recursos del sistema se transfería a los estados para operar los servicios de consulta de primer nivel y la hospitalización general en el segundo nivel de atención.Eso se complementa con un esquema para financiar la atención alta especialidad, el Fondo de Protección contra gastos Catastróficos que reunía el 8 por ciento de la totalidad de los fondos.En lo que vemos en estas acciones del gobierno federal nos indica que la tendencia no es positiva, hubo recorte de personal, también el corte del presupuesto al sector, la falta de medicamentos, la falta de equipos especializados para el personal, inversión a las investigaciones científicas provoca un retraso en el sector, ya que no se puede prevenir cualquier patología en este sector.
La probabilidad de que eso suceda se ve afectada por barreras y obstáculos que reflejan y profundizan las desigualdades que enfrenta la población, tales como la existencia o no de ambulancias, el servicio de telefonía para llamar a los de emergencia y los costos en los recursos, tiempo, esfuerzo y riesgo asociados a permanecer en un lugar distinto al lugar de residencia durante el periodo que se requiere, incluso recientemente contribuyeron a estas dificultades las afectaciones a carreteras y caminos por las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal.
En Campeche hay 354 establecimientos de salud en operación, dos mil 80 en Chiapas, 464 en Quintana Roo y 594 en Yucatán.La mayoría de los establecimientos de salud en operación en la región y en los 26 municipios de interés es de consulta extrema (brindan atención primaria y promoción de la salud y pueden servir para referir y canalizar pacientes).Solo una pequeña parte (8 por ciento) de los establecimientos de salud en operación en la región corresponde a establecimiento de hospitalización y este porcentaje varía entre las entidades del (8 por ciento) en Chiapas al 11 por ciento en Yucatán.El número de camas en áreas de hospitalización no se distribuye de manera uniforme en la región.La tasa de camas en áreas de hospitalización por cada 100 mil habitantes en la zona es de 86 por cada 100 mil habitantes, pero varía entre los estados de 67 por cada 100 mil habitantes en Chiapas, a 123 por cada 100 mil habitantes en Yucatán.En los municipios muestran también los números y la tasa de camas en áreas de hospitalización.Entre los que tienen camas en áreas de hospitalización la tasa fluctúa de 30 camas hospitalarias por cada 100 mil habitantes en Hopelchén a 128 en Oxkutzcab.En la mayoría de los municipios que si tienen camas en áreas de hospitalización las tasas por cada 100 mil habitantes están por debajo tanto de la tasa nacional como de las respectivas tasas estatales.
El IMSS en Yucatán atiende a más del 50 por ciento de la población en la entidad, en un escenario donde el gobierno estatal recibió infraestructura rebasada en su capacidad.En ese marco, se continúa con la estrategia de reconversión, cuyo objetivo es llegar al mayor número de camas posibles sin desatender el resto de las patologías.La reconversión hospitalaria, clave en las fases 2 y 3 de la pandemia, son adecuaciones que se hacen a los hospitales u otras instalaciones de gran aforo para atender a los pacientes con esta enfermedad.
Asimismo, la información sobre la reconversión hospitalaria y los centros de atención temporal u hospitales móviles covid-19 no se divulga proactivamente por el gobierno federal ni por los estados, las acciones prioritarias en esta emergencia son reforzamiento de infraestructura, recursos humanos, insumos médicos y de protección, los cuales se traducen en la ampliación del número de camas, equipos, doctoras, doctores, suficiencia de medicamentos y herramientas que permitan brindar la mejor atención a través del personal que actualmente se encuentra en las áreas covid-19.
Pero el cuadro nos dice que el sistema hospitalario y en general los servicios del sistema de salud tiene enormes deficiencias desde antes de la pandemia, con la cual se viene a agravar, poniendo en peligro la vida de los mexicanos, y quienes más sufren estas deficiencias son los más pobres y sobre todo las localidades indígenas o marginadas.
La solución de esto requiere de la inversión de recursos públicos para mejorar la atención y la calidad de infraestructura que se les brinda a los pacientes y al personal médico, pero, como ya vimos, con el actual Gobierno federal sucede exactamente lo contrario.El dilema requiere solución y lo ha revelado como urgente en toda su crudeza la crisis sanitaria, pues se trata de vidas humanas que se están perdiendo por falta inversión en el sector, por lo que solamente se perfilan dos posibles soluciones, que no se excluyen del todo, pero parecen insalvables: o el Gobierno federal modifica su política de recortes y de abandono al sector salud, destinando recursos para ir creando un sistema de salud que atienda a todos los mexicanos, o cambiamos a quienes están errando el camino, para poner la salud de nuestra gente en manos más inteligentes, más preocupadas y más dispuestas a resolver los problemas.
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