Se dice que cuando en un territorio, municipal, estatal o nacional, hay ingobernabilidad es porque la máxima autoridad no brinda garantías de orden y tranquilidad a los ciudadanos; que aquellas se le salen de las manos y ya no hay posibilidad de que la gente ejerza sus derechos humanos, ya sea en servicios básicos o, como actualmente sucede en varias entidades del país, que no garantízan la seguridad mínima para que la gente transite libremente por las calles de su comunidad.
La falta de seguridad para caminar por las calles de México se ha agudizado en los últimos años por la desigualdad que impera en nuestra sociedad y que ha generado muchos problemas: falta de una educación científica que brinde a los jóvenes oportunidades de progreso económico, lo cual los mantiene en una espantosa pobreza que los acerca a la delincuencia organizada: por eso, ahora vemos que por todos lados pulula el narcomenudeo, soportado por el gran narco; también se ha multiplicado el robo a robos a casas habitación y en la vía pública.
La desigualdad económica es la causante de la degradación social porque, al no tener otra vía de ingresos, la gente se involucra con delincuentes o se enrola con la delincuencia organizada, la cual les garantiza ingresos fáciles.
Para miles de mexicanos ya no es grave cometer delitos del fuero común, sino que ya ven como actividad normal cometer graves delitos, al fin y al cabo, dicen, las autoridades ni los van a encontrar y, por tanto, no les van a hacer nada.
Sin ningún respeto por la vida humana y sin tomar en cuenta el dolor y sufrimiento que causan a familias, amigos y compañeros de los afectados, cada día hay más delincuentes que asesinan a sus padres, hijos o sobrinos o secuestran y desaparecen a niños y mujeres.
Todos sabemos que esto es cierto porque todos los días los noticiarios de las televisoras se encargan de poner en sus pantallas dos o tres casos que se engloban en los fenómenos conocidos como feminicidios, trata de personas, secuestros y asesinatos.
Así, desde hace dos años hemos visto hasta el cansancio la desaparición de cientos de mujeres jóvenes -van 748 desaparecidas en lo que va del año-, ya sea porque son víctimas de feminicidio o por secuestro. Lamentablemente, 46 por ciento de ellas han ocurrido en el Estado de México, la Ciudad de México y Morelos.
El caso de la desaparición y muerte de la joven de Nuevo León, Debahni Escobar, quien por más de 15 días fue noticia principal en medios de comunicación, puso los pelos de punta a millones de mexicanos no solo por el lamentable suceso, sino porque las autoridades hallaron su cuerpo en el interior de una cisterna, pero 10 días después de que se suponía que la Guardia Nacional y la policía estatal habían hecho investigaciones y revisiones exhaustivas en el lugar.
El caso de Yolanda Martínez Cadena, desaparecida desde el 31 de marzo, también en el estado de Nuevo Léon, habla de la ingobernabilidad que hay en esa entidad porque el mandatario, Samuel García, no administra positivamente ese territorio y, por tanto, no brinda la seguridad necesaria en las calles para que mujeres de entre 12 y 26 años de edad, sobre todo, anden libre y confiadamente en espacios públicos.
Las constantes desapariciones de mujeres, jóvenes y niños en el territorio nacional, han obligado a los familiares de las víctimas a tomar medidas extremas para exigir que las autoridades muevan los aparatos de seguridad estatales y les entreguen lo más pronto posible, vivos y salvos, a las víctimas.
Por ello, ahora las manifestaciones de protesta se han extendido a las autopistas y carreteras de mucha afluencia vehícular como la México-Cuernavada, México-Toluca y México-Puebla, con el objeto de obligar a actuar a las autoridades, pues saben que de otra manera no lo harán.
Se sabe que los automovilistas que transitan por esas vías han estado parados hasta por 12 horas hasta que las autoridades desbloquean las vialidades, como sucedió el jueves 5 de mayo en la autopista y carretera federal México-Puebla. Muchos de los usuarios se inconforman por no poder seguir su camino, pero otros muchos, cuando conocen las razones, se solidarizan con quienes bloquean la circulación y esperan pacientemente.
Afortunadamente, el bloqueo que durante 12 horas realizaron los pobladores de Río Frío, municipio de Ixtapaluca, tanto en la autopista como en la carretera federal México-Puebla surtió efectos y el saldo fue el rescate del niño de 9 años que había sido secuestrado en esa localidad cuando, pasado el medio, fue a la tienda y fue secuestrado por una pareja.
Desde este espacio, van mis felicitaciones a la madre de Edward de Jesús y a los pobladores de Río Frío que, con su bloqueo de 12 horas, lograron que las autoridades regresaran sano y salvo al niño. Con ese hecho doloroso, familiares y habitantes de Río Frío entendieron que solo organizados y presionando a las autoridades municipales, estatales y nacionales, iban a tener resultados favorables. Y lo lograron, luego de 12 horas, el menor de 9 años fue encontrado en el municipio de Atotonilco, Hidalgo, y reintegrado a sus familiares.
Desgraciadamente, una vez más, se reveló la gran insensibilidad para gobernar del alcalde de Ixtapaluca, Felipe Arvizu de la Luz, quien, en lugar de ayudar efectivamente en la búsqueda del niño, siguió como si nada con la promoción de su mal llamada “Feria Nacional de Ixtapaluca”.
La falta de gobernabilidad de Ixtapaluca se refleja en que, además de no satisfacer la necesidad de servicios básicos de la población, en lo que va del año -que se corresponde con el periodo de gobierno municipal del morenista-, han sido asesinadas más de 25 personas; además, en el caso del secuestro del menor, las autoridades policíacas municipales se presentaron varias horas después de que los habitantes de Río Frío habían bloqueado las vialidades.
Muy bien por los pobladores de Río Frío, quienes con su actuar mostraron que la denuncia y la organización de la gente es lo único que puede hacer que el gobierno se movilice para resolver sus necesidades y problemas. Bien porque el niño Edward de Jesús haya sido reintegrado al seno familiar.
Sin embargo, entre la gente de Río Frío y los que nos enteramos del problema, quedaron grandes dudas: ¿acaso el gobierno municipal estaba coludido con los secuestradores? ¿Por qué tardaron tanto en llegar las patrullas municipales? ¿Por qué aparentaban que hacían, pero no hacían nada?
La presión ejercida por 12 horas de bloqueo carretero ayudó a que resolvieran positivamente el conflicto. Pero, ¿por qué los mexicanos tenemos que llegar a tomar esas medidas extremas? Indudablemente por la ingobernabilidad en que Morena tiene sumido al municipio de Ixtapaluca, situación que también existe en otros lugares del país.
Morena, recordemos, es la perdición de México. Ya hay varios botones que muestran eso, como la tragedia de la Linea 12 del Metro.
La solución está en nosotros, tomemos ejemplo de lo que acaban de hacer y lograr los pobladores de Río Frío, Ixtapaluca; organicémonos y entre todos logremos resultados favorables para México y sus familias.
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