México es el décimo país más poblado del mundo, con una cifra que en 2020 alcanzó 127.8 millones de personas, de las cuales 51.2% son mujeres, 77% del total de la población vive en localidades urbanas (23% rurales), 12 millones de personas viven en hogares indígenas -que representan el 10.6% de la población nacional; se identifican 7.4 millones de hablantes de lenguas indígenas, que representan el 6.5% de los habitantes mayores de tres años del país, y 25.7 millones de personas se autoadscriben como indígenas, lo que representa el 21.5% de la población total del país. Además, 1.3 millones de personas se consideran afromexicanas, que representa el 1.2% de la población a nivel nacional, y el 6% tiene alguna discapacidad, (FAO).
La población ocupada en el sector de la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza en México superó los 6,8 millones de personas durante el segundo trimestre de 2021, lo cual representó una subida considerable en comparación con el personal ocupado en dicho sector en el primer trimestre del mismo año.
México es un escenario complejo de la migración humana. Muchos se van, muchos otros llegan y varios más se desplazan internamente, pero todos buscan oportunidades que no encuentran en su lugar de origen. Muchas veces el campo abandonado es el reflejo de esas oportunidades no encontradas, el estado mexicano de Baja California Sur se integró a la economía global mediante actividades como la industria hortícola y frutícola de exportación, y el turismo internacional. Inmigrantes de diversas regiones del país y diferentes grupos étnicos llegan a ciudades turísticas de élite, como Los Cabos, lo mismo que a las zonas agrícolas de los municipios de Comondú y Mulegé, en busca de empleo temporal o de un nuevo nivel de vida tras las crisis recurrentes en el agro mexicano y las ciudades marcadas por el desempleo, la marginación y la violencia del crimen organizado.
El mayor número de inmigrantes provenientes de los estados de Sinaloa, Oaxaca y Guerrero, la mayoría de estos llegan a tierras sudcalifornianas en busca de formar un patrimonio digno para su familia, ya que en sus lugares de origen no hay fuentes de empleo y tampoco hay apoyos del gobierno para que estos puedan adquirir un terreno y a su vez en este edificar una vivienda. Las condiciones en las que viven son condiciones insalubres ya que la inmensa mayoría viven acinaos en pequeños cuartos de 4x4 metros que no cuentan con los servicios básicos agua potable, drenaje o incluso electricidad. Esto conlleva a contraer enfermades como la depresión, males estomacales o en otros casos enfermades mas graves.
El panorama en el estado sudcaliforniano para los inmigrantes agrícolas es incierto, por dos sencillas razones, la primera, es cierto tienen una fuente de empleo segura con un salario que oscila alrededor de los 250 pesos, por una jornada de trabajo de 8 horas o en algunos casos mayor, pero este salario solo le alcanza para cubrir sus gastos corrientes o en ocasiones solo para cubrir sus gastos de alimentación debido al incremento de los precios de productos de la canasta básica; la segunda, la mayoría de los inmigrantes no cuentan con una casa propia y esto los orilla a pagar rentas que van de los 2 mil a 4 mil pesos, esto dependiendo de la colonia en la que habiten, el gobierno se muestra indiferente ante esta situación de los inmigrantes, debido a que desde administraciones pasadas no se han visto programas de mejora social, el actual gobierno morenista que sostiene y replica su frase ya conocida “primero los pobres” tampoco muestra un avance de programas de apoyos sociales hacia las familias más humildes del estado, que no cuentan con un terreno, vivienda, o que carecen de los servicios más elementales la luz y el vital liquido el agua, como dato curioso si una familia se acerca a la dependencia del INVI (Instituto de Vivienda de Baja California Sur) su actual titular Fernanda Villareal Gózales, a solicitar un terreno o algún otro tipo de apoyo se agrega a una lista de espera y que probablemente y con un poco de suerte tenga la oportunidad de adquirir su lote, debido a que el estado no cuenta con reservas territoriales, pero sin en cambio si volteamos a nuestro alrededor no podemos dar cuenta de la inmensidad de tierras que hay en él.
Haber emigrado a Baja California Sur ofreció a algunas familias la posibilidad de salir de la miseria de sus comunidades en donde subsistían de siembras de autoconsumo como el frijol y el maíz de temporal; muy pocos han regresado a su tierra y si lo hacen es solo por unos días para participar en alguna festividad religiosa o para atender asuntos familiares o de propiedades. La inmigración seguirá existiendo de hecho, tiene un papel dinamizador en todas las sociedades y se proyecta que en las áreas rurales seguirán dando forma a la inmigración en las próximas décadas.
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