El objetivo de todo gobierno preocupado por el bienestar de su gente debe ser asegurar el empleo, la alimentación, vestido, vivienda, salud, educación, el deporte y la cultura como parte de una formación completa. Lograr esto es lo indicado, pero al momento de trasladarlo a nuestra realidad resulta que estamos lejos, bastante lejos, de alcanzar ese objetivo. Y no solo no se ve cercano, sino que cada día parece que nos alejamos más de ese sueño al que todos queremos llegar.
Para empeza, la economía anda mal. Según los estudiosos de la materia, México no crecerá debido a la situación de la alta inflación por la que atraviesa Estados Unidos (EE. UU.); se cree que en 2022 el PIB crecerá en 1.8 por ciento y en 2023 1.7 respectivamente. Nuestra economía está mal, dependemos de los americanos, nos arrastra su economía. Por lo que eso explica que muchos mexicanos estén migrando al norte y por eso estén aumentando las remesas. La situación es preocupante.
En el área de la salud seguimos escuchando las promesas de que se tendrá un servicio de primer nivel, aunque nuestros hospitales sigan y sigan sin medicinas y con muchos problemas más. De la inseguridad igual, la violencia no para y se ha convertido en unos de los problemas que más preocupan a los mexicanos.
Y por último, quiero mencionar el problema de la educación, que ya sabemos que con la pandemia tuvo un retroceso pues hubo mucha deserción escolar, es decir, muchos estudiantes tuvieron que dejar de estudiar para ponerse a trabajar y de esa manera ayudar a sostener a sus familias, y recientemente nos informan los medios de comunicación sobre el ingreso a la universidad, que de 197 mil aspirantes a ingresar al nivel superior en la UNAM solo entraron 19 mil 900, el 10 por ciento, y la situación es parecida en las demás universidades, por lo que miles y miles de jóvenes se quedarán sin estudiar este nuevo ciclo escolar.
Si ponemos atención a los problemas anteriores, nos daremos cuenta de que nuestro futuro no pinta nada alentador, no hay algo que nos permita indicar que tenemos rumbo y que se están atacando los problemas. Por eso, resulta molesto escuchar el discurso fastidioso y falso del presidente de que ahora ya somos independientes.
Atender y resolver todos los problemas sociales por los que está pasando el país es lo que debería estar haciendo el gobierno para lograr que la población se identifique con lo que se pretende hacer, un país de gente trabajadora, educada, saludablde y con un alto nivel de conocimientos.
Pero esto no sucede, por ejemplo, veamos a lo que aspiran nuestros jóvenes. En una nota de El Sol de Nayarit, del 3 de agosto del presente mes: “El sueño de muchos niños y adolescentes, hoy en día, es convertirse en influencer, de acuerdo con información dada a conocer por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). El instituto informó que en México existen 400 mil influencers, siendo el tercer país de América Latina con mayor cantidad de "generadores de contenido" para las redes sociales.
Según datos oficiales, seis de cada 10 jóvenes mexicanos ya no aspira a ser doctor, abogada o tener una profesión, sino a ser influencer, pues consideran que es una forma de ganar miles de pesos y disfrutar de una vida de lujos, sin hacer tanto esfuerzo. El estudio arrojó que el 87 por ciento de los influencers que existen hoy en día, apenas tiene un nivel básico de estudios.”
La nota llama la atención y al mismo tiempo es preocupante porque, como todos sabemos, son muchas las tentaciones y males que acechan a la juventud mexicana, como los problemas de drogadicción, sexo prematuro, problemas intrafamiliares, problemas económicos, la violencia, la música de mala calidad que induce a conseguir una vida fácil no importando que en el intento pierdan la vida.
Y ahora, nuestros jóvenes quieren ser influencers. ¿Qué significa ser influecer? Es una persona que destaca en una red social u otro canal de comunicación y expresa opiniones sobre un tema concreto y que ejerce una gran influencia sobre muchas personas que la conocen. También se entiende como alguien que influye, de buena o mala manera, sobre mucha gente a través de las redes.
Lo que hay que destacar es que, según el estudio del INEGI, los niños y jóvenes sueñan con ser influencers, 6 de cada 10 jóvenes, el 60 por ciento, son muchos y, ¿por qué les atrae esta actividad? La respuesta también es que ahí se gana mucho dinero, en ocasiones millones de pesos, y se puede vivir con lujos. La mayoría de ellos tienen un nivel de educación básico, es decir de secundaria, unos pocos si acaso de preparatoria.
Como se puede apreciar ya no se aspira a ser ingeniero, maestro, doctor, abogado o cualquier otra profesión, ahora se busca cómo salir de la pobreza y de los problemas por la vía de ser influencer ya que estos ganan mucho dinero generando contenido de materiales, fotos y videos en las diferentes plataformas de las redes sociales como Facebook, Twitter, Instagram entre otras.
La pregunta es, ¿Esto es lo que necesita ser nuestra juventud para ser un país digno, próspero e independiente? La verdad no creo que sea lo que necesite nuestro país. Más bien las redes creo que vienen a reforzar al sistema social en que vivimos, buscan el lucro, la ganancia y pocas veces se ve que se utilicen para denunciar los problemas sociales. O sea, esto de ser influencer, es más bien una herramienta para que los jóvenes no se preocupen por el estudio y el amor por la patria, y se olviden de toda la problemática social.
Y cómo esperar otros deseos, otras esperanzas de los niños y jóvenes sí el ambiente en que les toca vivir no es nada alentador, y si todas las puertas se les cierran al no poder estudiar ni trabajar.
Por todo lo anterior, no hay duda de que es necesario, ahora más que nunca, que los estudiantes se organicen y luchen por cambiar a nuestro país, para que se le ponga atención a la educación y masifique la educación desde el preescolar hasta la universidad, solo así, con una población educada, podremos enfrentar con éxito todos los problemas que se presenten, de lo contrario, alentar la vida fácil es fortalecer el sistema social actual.
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