La formación de un verdadero partido político es reto, aunque no es imposible pero tampoco es cosa de juego, siempre y cuando se quiera formar una auténtica alternativa en la cual sus cuadros estén probados en varios sentidos, que puedan cruzar el pantano sin ensuciar sus alas. Esto requiere de mucho tiempo, esfuerzo y perseverancia, porque es prácticamente trabajar con una ideología en la que los miembros tienen que serle fiel y respetar los principios. Si no se trabaja bajo con esta rigurosidad, más temprano que tarde el partido político irá al fracaso.
El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), oficialmente se formó en octubre de 2011, surgido de un movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, quien venía utilizando diferentes partidos políticos (como el PRD, PT, Movimiento Ciudadano y otros) para ser en dos ocasiones el candidato oficial a la presidencia de la república, -perdiendo en ambas ocasiones-; después de estos fracasos y de andar usando esos partidos, para después aventarlos como trapo viejo, decide formar Morena, según con el fin de regenerar al país, que estaba en ese tiempo (y a mi ver, sigue peor en la actualidad) sumido en una terrible pobreza, en malos manejos, desvíos y demás, todo esto ocasionado, según AMLO, por la corrupción que se daba en las cúpulas del gobierno. Pero bueno. Para ello se necesitaba un partido nuevo que hiciera toda esa chamba para mejorar al país. Pero resulta y resalta que, a tres años del gobierno de Morena, ni tantito han podido acabar ni con la corrupción, y por lo tanto, tampoco con los demás males, porque según Obrador el problema de raíz de nuestro país es la corrupción.
Entonces, ¿por qué no han podido acabar o avanzar, aunque sea un poco en acabar con la corrupción? Hay muchas respuestas sobre esto, como, por ejemplo, el problema está mal analizado, ya que la raíz del problema, —valga la redundancia— es la injusta distribución de la riqueza, y no la corrupción como lo pregonan los “morenos”. Otro factor que les impide avanzar en sus “buenos propósitos”, son sus elementos, sus integrantes, que son cartucho quemado. Uno de los grandes problemas de Morena, es también que en sus filas están muchos desertores del PRI, PAN, PRD, PT, etcétera. Manuel Bartlett, Salgado Macedonio, David Monreal, Miguel Ángel Navarro, viejos ex priistas que antes de integrarse a Morena eran unos acérrimos críticos de López Obrador y que tiene un obscuro pasado en la política del país, y así podemos encontrar un sinfín de ex perredistas y de los demás partidos.
Bueno, diría yo, no está tan mal que uno quiera integrarse a otro partido, lo mal está en que siguen presentando las mismas mañas, se cometen los mismos errores intencionales, y así no se puede avanzar. Pero lo que más llama la atención es que a estas alturas, la llamada 4T sigue recibiendo políticos de otros partidos en sus filas, premiándolos con puestos de lujo. Hace una semana, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) dio a conocer nuevos nombramientos en varias embajadas de México, en los cuales figura la ex gobernadora priista de Sonora Claudia Pavlovich Arellano, para cónsul en Barcelona. Esto, de alguna u otra forma, como se le quiera llamar, le ata las manos al gobernador Alfonso Durazo para no investigar su gestión durante los seis años, le impide políticamente inmiscuirse, por ejemplo en la llamada “Operación Zafiro”, en la que se rumora un desvío de 140 millones de pesos al Partido Revolucionario Institucional (datos de infobabe.com 29/enero/2022). No sé cuántos más politiquillos va a seguir integrando Morena a sus filas, pero de una cosa sí estoy seguro, es que van directo al fracaso, y los discursos y promesas solo quedaran en buenas intenciones. Componer un país que durante años ha sido abusado por políticos de rapiña, es un gran reto y una necesidad de transformarlo verdaderamente, y esto solo lo podrá hacer el pueblo organizado, politizado y educado, lo demás es puro circo, maroma y teatro.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario