Desde que algunos mexicanos tuvimos conciencia de lo que significaría la pandemia bajo el gobierno de Morena, imaginábamos ya lo que sería la tragedia que estábamos por vivir. Supimos después por los especialistas del caso, que la crisis económica que se avecinaba era ya inminente, y que con ella, sufriríamos entonces toda la tragedia completa que esto significa para todos los mexicanos, pero, sobre todo, para los más pobres y desamparados del país. Hoy, a poco más de un año de la crisis sanitaria, y sumando ya casi 200 mil muertos, para nadie cabe ya la duda de que vamos de mal en peor.
No hablaré por ahora de la deplorable situación económica que vive el país, porque, al hacerlo, considero que abordaría yo un lugar común de nuestra patria. Tampoco por hoy me referiré a la crisis de inseguridad en que vivimos, pues, ya casi para nadie es desconocida esta generalizada consecuencia macabra. No repetiré tampoco el número de muertos por pandemia que atiborran ya las estadísticas de los últimos días, incluso las oficiales, porque de ésas están llenos todos los medios de comunicación. Hablaré de la otra tragedia, de la más preocupante y amenazante del porvenir de todos, me refiero a la catástrofe educativa que ya vivimos hoy. Veamos.
Leí con envidia hace unos días en el periódico El Sol de México una nota que titularon así: “Con profesores vacunados, así regresó Chile a clases presenciales”. En el cuerpo de la nota se dijo que, se inmunizó a 90 por ciento de los maestros en menos de dos meses, por lo menos con la primera dosis; que se vacunó a todas las 513 mil personas que laboran en la enseñanza de niños y adolescentes, todo antes del primero de marzo, fecha en que los estudiantes regresaron a las aulas. Todo esto se informó, aclaro, mientras que en México los docentes tienen que esperar su turno según su edad, o a que el semáforo epidemiológico de su Estado esté en verde. Es cierto que esta nación sudamericana no tiene los habitantes que viven en nuestro país, pero también es cierto que esto mismo se pudo haber implementado por etapas y por grupo de Estados de todo el territorio.
Pero ya conocemos cómo piensa el presidente de la mal llamada Cuarta Transformación (4T). No quiero decir aquí que los presidentes de las demás naciones sean mejores, pero cuando menos no tienen el número de muertos que ya acumula el nuestro.
Veamos cómo va la estadística de nuestra tragedia educativa. En la página electrónica de la revista Buzos de la Noticia leí esta estremecedora nota: “Abandonan la escuela 5.2 millones de alumnos por pandemia”. La redacción de la revista cita los datos de la Encuesta para la Medición del Impacto Covid-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), donde reveló que, 2.9 millones de personas de 3 a 29 años de edad, no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021, por falta de recursos económicos, y 2.3 millones no lo hizo por algún motivo relacionado con la pandemia. Se dijo también, que otras de las causas fueron: en un 25 por ciento de los que no se inscribieron, porque sus tutoras y tutores se quedaron sin empleo o cerró el lugar donde trabajaban; mientras que el 22 por ciento carece de computadora, otro dispositivo o de conexión a Internet.
La encuesta reveló que de los datos informados, 3 millones corresponden al nivel de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), donde 1.3 millones abandonó la escuela por motivos de la covid-19 y 1.6 millones por falta de recursos económicos. La revista citó la opinión de Marco Fernández, profesor-investigador del Tecnológico de Monterrey e investigador de México Evalúa, quien indicó, que lo más preocupante, es que no hay a la fecha por parte de la autoridad, un dato público sobre el abandono escolar, pero, además, la encuesta tiene una cobertura de las razones de lo que han vivido los que han estado inscritos, pero no hay una medición de las afectaciones del aprendizaje, es decir, no se sabe lo que están aprendiendo los alumnos.
Ítem más. El investigador cerró su opinión con esta sentencia para los alumnos sin escuela: “tendrán un futuro sombrío porque van a tener menores posibilidad de ingreso, y eso a su vez, creará un problema de círculos perversos de pobreza; es decir, si empiezas a ganar menos porque no tienes estudios, las oportunidades de brindar recursos a tus hijos serán menores”.
Por su parte, el diario El Economista, lo dijo así en otra nota, citando la misma fuente del Inegi: “Pandemia llevó a 550,000 universitarios mexicanos a abandonar sus carreras”. Y al referirse a las razones principales asociadas a la pandemia para no inscribirse en el actual ciclo escolar, destaca que los estudiantes consideran poco funcionales las clases a distancia (26.6%), pérdida de empleo en la familia (25.3%), carencia de equipo de cómputo, dispositivo o conexión a internet (21.9%) y el cierre definitivo de la escuela (19.3%).
Hasta aquí algunas notas que reflejan el desastre educativo que hoy refiero. La conclusión es indudable: tiene razón el investigador Marco Fernández; estos casi 6 millones de mexicanos tendrán un futuro sombrío. ¿Aún habrá algún mexicano que piense que vamos bien con el gobierno de la 4T?
En Colima, yo no creo que las cosas mejoren si gana la gubernatura Morena y sus partidos satélite. Sinceramente no lo creo. Ya dije hasta el cansancio que lo que necesitamos es un gobierno verdaderamente popular. Un gobierno distinto al del presidente López Obrador, pero también diferente a todos los que ya hemos tenido.
En el periódico La Jornada leí hoy que el Banco de Alimentos de México afirma que hay en el país, 40 millones de mexicanos que padecen carencia alimentaria; es decir, que ya no ganan ni siquiera para comer; que esto es casi el doble de los 25 millones de mexicanos que sufrían esto antes de la pandemia. Esto demuestra claramente, que resultó un rotundo fracaso la política de los programas de Transferencia Monetaria Directa, que presumen los acólitos del Presidente, que pretenden administrar ahora la eucaristía de demagogia morenista por todo el país, donde andan a la caza de votos. ¡Alto a la demagogia! No debemos votar por los candidatos que sólo ofrecen más de lo mismo. Nos vemos en las urnas. (Para más opiniones sígueme en twitter como @LuisEnColima, estoy a la orden.)
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