MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Por un pedazo de tierra

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Hace unos meses conocí la historia de una madre que estaba luchando con su hija, porque esta la estaba corriendo de la casa que las dos habitan y, cuenta la hermana de la victimaria, la madre fue la que pagó todas las mensualidades de la casa, pero como ella no conoce de leyes, la casa la puso a nombre de la hija, que ahora después de varios años, simple y sencillamente, quiere echarla de eso que con tanto esfuerzo se construyó. 

Se pensaría que el caso es único. Pero no, en Galeana, Nuevo León, sucedió un caso similar: el hijo único mató a sus dos ancianos padres porque ansiaba tomar posesión de esa porción de tierra, que de todas formas sería suya, pero quería acelerar el proceso. En otros casos, el padre hereda en vida las propiedades, pero luego sus hijos lo echan de la casa. Cuando son varios, lo normal es que venden la propiedad y se dividen la ganancia. 

Sin redes sociales quizá no nos enteraríamos de la masacre en Palestina donde los ingleses decidieron que ese territorio sería de los judíos, aunque los palestinos vivieran ahí desde hace miles de años.

Estos pensamientos vienen a mi mente, ahora que el tema migratorio se pone tenso en los Estados Unidos, especialmente Texas. Pareciera que ellos han vivido ahí eternamente y que, por tanto, tienen todo el derecho de excluir a todos los que llegan después de ellos. Eso no es cierto. Como dicen los documentos, los ingleses que llegaron a América llegaron huyendo de su patria, una vez que estuvo establecido que este era otro continente, y para ganarle a españoles, portugueses y franceses. 

Cuando arribaron los españoles a lo que hoy es nuestro país, ya existía gente viviendo aquí. Estaban a la par de la cultura griega, si no es que superior. La cultura olmeca, la cultura maya, la teotihuacana y purépecha (sólo por citar algunas), algunas de hace más de 3 mil años.

Al arribo de los aztecas que vinieron del norte, cuando llegaron a tierra de México, ya estaba repartido el espacio por lo que les tocó ocupar los lugares más inhóspitos y construir su ciudad sobre un lago. Posteriormente, con su trabajo y esfuerzo lograron levantar su ciudad y, posteriormente, desplazar a sus vecinos. 

Casi lo mismo sucedió con la Conquista española e inglesa. Apoyados por algunas tribus que no estaban conformes con el dominio azteca, apoyaron a los españoles; los detalles están escritos en la Historia, pero fue la idea del comercio lo que permitió este “descubrimiento”. En 1521 cae Tenochtitlán… y así sucesivamente.

Casi el mismo proceso sucedió en Estados Unidos: llegaron en 1605 desplazando, asesinando y engañando a las tribus que originalmente habitaban ese espacio (ellos fundaron los campos de concentración, mejor conocidos como reservas). 

Pues bien, cualquiera que llega después que los otros, justifica de alguna forma su llegada, ya sea porque algún dios le indicó que allí podría construir su hogar o mediante la fuerza, como ha sucedido siempre con los que no aceptan nuevos vecinos. 

Texas, en su momento, estaba habitado por indígenas y posteriormente por españoles y mexicanos. El virrey y posteriormente los primeros Gobiernos independientes permitieron la entrada de los colonos estadounidenses, y una vez que se vieron fuertes y viendo que el imperio español estaba en decadencia tomaron por la fuerza el territorio iniciando una guerra contra nuestro país.

Posteriormente, ya con la firma de los tratados, los pocos mexicanos que quedaron dentro de los nuevos territorios, fueron expulsados por las buenas o por las malas. Muchos de ellos defendieron la tierra con su vida… todo ello se ve reflejado en las películas del oeste, en donde los mexicanos aparecen como bandidos, cuando sólo estaban actuando en legítima defensa.  

Algo similar ocurre con Palestina: si no existieran las redes sociales, quizá no nos enteraríamos de la masacre que está sucediendo allí y, es por la misma razón: los ingleses decidieron que ese pedacito sería de los judíos, aunque los palestinos ya vivieran ahí desde hace miles de años… y así los señores ingleses, antiguos dueños de un imperio, dijeron: esto es de nosotros y tú, vete. Los que se defendieron murieron con las armas en la mano, con bombas lanzadas desde aviones que cuestan muchos millones de dólares. ¿Por qué sucede esto?

En el cuento de León Tolstoi, ¿Cuánta tierra necesita un hombre? Se hace ese planteamiento: cuando Pajóm dijo que él se conformaba con un pedacito solamente, el diablo (o la ambición) le permitió tener un poco más y más. Pero nunca estaba satisfecho, buscando siempre más y más.  Por último, escuchó que había un lugar en el que se repartía tanta tierra por poco dinero o por regalos a los que habitan. Según las reglas, podría tomar toda la tierra que pudiese caminar en un día, pero la ambición lo cegó.

Este cuento se publicó en 1886 ero está más vigente hoy que nunca. Termina así: El sirviente recogió la pala y cavó una tumba en la que Pajóm cupiera y allí lo enterró. Dos metros de tierra, de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba. 

La tierra es finita y no toda ella es habitable. Para el 15 de noviembre de 2022 había 8 mil millones de habitantes en el mundo. Y, si la humanidad tiene salvación, sólo será a través de una constante educación y preparación del hombre el aprender a vivir como hermanos; no importa el color que tengamos.

Experimentos han existido y han fracasado, pero la vida no es una receta en la que se tiene que poner ciertos gramos de cada ingrediente para tener el platillo perfecto. Es un constante aprendizaje de los que van avanzando en este sentido; este es un futuro posible, el otro, será el mismo destino que el de Pajom y el de los dinosaurios.

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