Desde la llegada de la pandemia a México hemos visto cómo los funcionarios de salud y el Gobierno federal no supieron manejar la contingencia para evitar las muertes que se siguen sumando hasta el día de hoy; escuchamos por todos los medios cómo se extendía por todo el mundo y cuando le tocó al país dar a conocer los primeros casos, las autoridades de salud, como el subsecretario Hugo López-Gatell, dio información sobre cómo se enfrentaría a la endemia y los cuidados que debería de tener la población, medidas que fueron refutadas por la máxima autoridad, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, diciendo que no estaba científicamente probado que el uso del cubrebocas evitará el contagio, por lo que en reiteradas ocasiones no la ha usado, contradiciendo de esta manera las indicaciones dadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el mes de julio del año 2020 Gatell declaró en su informe vespertino, que, si México llegaba a las 60 mil muertes por covid, sería desastroso, esta cifra ya está rebasada, pues hemos llegado hasta la fecha a un millón 69 mil casos confirmados de coronavirus, y poco más de 144 mil defunciones, según datos oficiales.
Tan sólo en el estado de Nayarit tiene ocho mil 729 contagios, un promedio de 64 infecciones en los últimos 7 días, sin embargo, el New York Times descubrió que el Gobierno mexicano no informa cientos de defunciones, posiblemente miles de muertes por coronavirus en la Ciudad de México.
Según funcionarios y datos confidenciales, no descartemos que en Nayarit haya más contagiados y muertos que se quedarán en el olvido. El New York Times encontró que los recuentos oficiales en Estados Unidos y en más de una decena de otros países, han contado menos muertes durante el brote de coronavirus SARS-CoV-2, debido a la disponibilidad limitada de pruebas.
Estas cifras desastrosas debemos traducirlas. Hay que darnos cuenta que son consecuencia de un Gobierno que se ha cegado ante la peligrosidad del virus y que con sus acciones absurdas ha empujado a la clase trabajadora a la muerte.
¿Qué nos queda a los mexicanos?, obedecer las indicaciones de la OMS, cuidarnos y mantenernos organizados para formar un frente de lucha que nos permita sobrevivir a la contingencia sanitaria.
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