MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La democracia y la lucha de los pobres

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Ya se vienen de nueva cuenta los tiempos electorales, y todos los partidos y sus candidatos se aprestan a ponerse sus mejores galas, a hablar de sus virtudes reales o supuestas, a hablar de  sus nobles sentimientos y de sus mejores deseos e intenciones para con las grandes masas de ciudadanos, ya que no pueden ocultar la realidad de que en su mayoría, éstos, se encuentran en situación de pobreza o pobreza extrema a pesar de que elección tras elección, esos mismos candidatos o sus partidos, les han prometido siempre acabar con su pobreza, ahora sí, porque ellos son los buenos. Y pasa uno, otro y otro, escalan puestos, y nomás no les pueden cumplir a los ciudadanos, así ad infinitum.

Y cada periodo electoral es lo mismo: exaltación de las supuestas virtudes propias y vicios, errores o francos engaños por parte de los adversarios, todo para que cuando lleguen al poder, se olviden prácticamente de las promesas, compromisos, “convicciones”, “principios” y cualquier grado de objetividad que los obligue, así sea moralmente, a cumplir con su obligación de velar por los intereses de la sociedad, no sólo de sus propios allegados.

Se hacen promesas de campaña para no cumplirlas, sino sólo por endulzarle el oído a los electores para que con su voto valide su “triunfo” el candidato, o autentifique el juego electoral o “democrático”, siendo entonces el elegido “por la mayoría” para representar y coordinar los intereses de la “sociedad” en nombre y representación de ésta.

Pero veamos el fenómeno más de cerca, para explicarnos la causa de que nunca se logre dar cumplimiento a la demanda real y suprema de las masas, que es acabar con su pobreza, con la desigualdad social, y con las penurias que lo aquejan de falta de salud, vivienda, educación, empleo, seguridad social y seguridad a secas; servicios de agua, luz, drenaje, pavimentación;  salarios que le alcancen para satisfacer sus necesidades elementales y las de su familia; cultura, deporte, recreo; apoyo a las campesinos, colonos, estudiantes amas de casa, etcétera.

Lo que pasa es que los partidos, llamados así porque representan sólo a una parte de la sociedad, representan los intereses de esa parte social, conocida también como clase social; y como la clase social a la que representan los actuales partidos políticos, es esencial y fundamentalmente la misma

Lo que pasa es que los partidos, llamados así porque representan sólo a una parte de la sociedad, representan los intereses de esa parte social, conocida también como clase social; y como la clase social a la que representan los actuales partidos políticos, es esencial y fundamentalmente la misma, por eso a pesar de que haya alternancia de partidos la aplicación de sus políticas son las mismas o idénticas como dos gotas de agua, pues no pueden menos de, en los hechos, hacer más que lo que les dicta quienes detentan el poder económico, que es el poder de poderes, en tanto que la estructura económica es la que determina, aunque sea en última instancia, lo que acontece en superestructura ideológica, jurídica política, etcétera.

Pero de acuerdo a las leyes del desarrollo de los fenómenos, la superestructura influye a su vez sobre la estructura, de ahí que sea necesario que las grandes masas empobrecidas comprendan bien el poder de su número y, por tanto, la importancia sustancial de su organización y educación política, y las hagan valer, pues son las herramientas  que le permitirán en un momento dado, ganar para sí, como clase sufriente, de manera democrática (por mayoría) el poder político desde el cual podrán transformar la realidad económica mediante la modificación de la estructura social, y por tanto, impulsar el desarrollo de una nueva sociedad más justa, equitativa, desarrollada y mucho menos desigual, en la que el hombre vea como hermanos y no como a lobos a los demás hombres, y la economía pase al servicio de la humanidad, en vez de que sigamos, como hasta ahora, siendo seres humanos al servicio de la economía la cual produce mucha riqueza, pero sólo para unos cuantos multimillonarios que ni en 100 vidas alcanzarían a disfrutarla.

Por eso es también necesario a las masas, comprender que su educación política consiste en entender a profundidad que el bien social, colectivo, benéfico para todos, no puede ser ajeno y mucho menos contrario a los reales intereses de ningún individuo; y que, por lo tanto, el pobre y miserable lo es hasta ahora porque no ha comprendido que necesita organizarse, con los demás pobres, y luchar por transformar esta realidad;  porque la pobreza, aunque se resiente (se vive) en lo individual y familiar, es un problema social  que sólo socialmente puede acabarse, por ejemplo repartiendo más equitativamente la renta nacional, y al acabarse socialmente desaparece la pobreza de todos y cada uno de los individuos.

Pues como dijo el poeta alemán Bertold Betch: ¡Uno solo no puede salvarse! Por tanto, necesitan comprender que es con su organización, el Movimiento Antorchista, y su politización, que los pobres podrán dejar de esperar eternamente a que con cada período de elecciones ahora sí llegue el bueno, para pasar a tomar el futuro y su destino en sus propias manos en beneficio de toda la sociedad. De toda.  

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