Está por cumplirse un año de la pandemia por covid-19, la catástrofe que padecemos los mexicanos y que para nadie es desconocido que esta tragedia se gestó a partir de la mala gestión y la politización de la pandemia por parte del Gobierno de López Obrador. En estas fechas hemos rebasado los 171 mil decesos, pero sumando las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ya la cantidad llega a las 204 mil personas que han perdido la vida y sin dejar de lado que los contagios continúan incrementándose.
Pero el presidente, a pesar que él ya se contagió del coronavirus, que lo mantuvo dos semanas fuera de las mañaneras, regresa, pero con el mismo discurso, sin sensibilizarse con los miles de familias que han perdido sus seres queridos, precisamente por el desdén del presidente en tomar decisiones correctas para bajar en los contagios y muertes.
Se juega de manera cínica con la esperanza de la gente con una jornada de vacunación que no avanza. Desde el 24 de diciembre, fecha que se inició la vacunación a los médicos, aplicaron nada más 725 mil 447 dosis, lo que nos colocó en los países con menos habitantes vacunados, con apenas el 0.57% de la población, ocupando el lugar 54 de 68, y para la inmensa mayoría de los vacunados ya pasaron los 21 días para recibir la segunda dosis, lo que para los científicos significa que esto puede interferir en su eficiencia. Ni misión cumplida ni vacunas, es la realidad: otro fracaso más.
Para colmo, la campaña de vacunación está corriendo a cargo de las brigadas electoreras de AMLO, lo que provocó el aumento de la indignación y descontento de la población. Los llamados "servidores de la nación” son en realidad "vividores de la nación&rdquo, son la burocracia dorada del Gobierno de la 4T, consentidos al grado que fueron vacunados antes que el personal médico y los adultos mayores. A estos brigadistas les pagan muy bien, perciben casi el triple de salario mínimo, superior al de una calificada jefa de enfermeras y mayor que el ingreso promedio de un ingeniero mexicano. Los 266 coordinadores regionales ganan, por persona, 76 mil pesos mensuales, mucho más que el director de una escuela de educación superior. Asimismo, cada delegado estatal percibe 126 mil pesos al mes y su ingreso anual alcanza a un millón 777 mil pesos. Mucho dinero se gasta en esta nómina que sale del erario para darle un uso electoral presidencial en favor del partido de Morena.
Recientemente el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estimó que la crisis desatada por la covid-19, entre 9 y 10 millones de mexicanos han caído en la pobreza, debido a la disminución de sus ingresos, estimaciones que, según la institución, muestran pérdidas importantes en los avances que se habían logrado en los últimos años.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que en su campaña su lema principal era "primero los pobres, en esta pandemia ese slogan quedó para la historia, porque los que han sufrido y perdido un familiar son los más pobres, porque no tenían una atención de salud de calidad y porque donde daban atención de calidad es muy caro, esa población vulnerable hay que decirle que exija a López Obrador su vacuna pronto y sin ningún condicionamiento como lo están tratando de hacer los "servidores de Morena”.
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