El mes de marzo tiene la peculiaridad de guardar dos fechas importantes para el movimiento feminista: el natalicio de Rosa Luxemburgo, una luchadora incansable por los derechos de las mujeres y de la clase trabajadora en general, el cual conmemoramos el 5 de Marzo; y el Dia internacional de la Mujer, que se celebra el dia 8.
Por esta razón, es oportuno reflexionar sobre este movimiento que surgió allá por el siglo XVII en Europa, en los albores del sistema capitalista, durante el periodo de la Ilustración; ahí es cuando aparece la obra Vindicación de los derechos de la mujer de Mary Wollstonecraft, en la que plantea la necesidad de que las mujeres tengan acceso a la educación y a los derechos civiles en igualdad de condiciones que los hombres. Más tarde, en el siglo XIX, en países como Estados Unidos y Reino Unido, surgieron movimientos de esta naturaleza que lograron que en 1848, en la convención de Seneca Falls se aprobara la llamada “Declaración de Sentimientos” que abogaba por el voto femenino, entre otros derechos.
En el siglo XX, cuando el capitalismo ya había llegado a su fase imperialista es determinante la lucha protagonizada por la luchadora social nacida en Polonia y figura destacada del movimiento obrero alemán: Rosa Luxemburgo.
Ella advirtió de las limitaciones de la lucha que se reduce a buscar el reconocimiento del voto de la mujer; ya que, desde su punto de vista, representa “sólo una parte de la lucha general del proletariado por su liberación”. Afirmaba que las mujeres no debían luchar de manera aislada, puesto que en la clase trabajadora en general es donde el feminismo tiene “su fuerza y su futuro”.
Esas palabras son, en estos tiempos de la 4T, más vigentes que nunca. A todo mundo le consta que la lucha aislada de las mujeres, sin la debida cohesión con el resto de la clase trabajadora no ha dado los frutos esperados, a pesar de que se anunció con bombo y platillo que este sería un Gobierno feminista, tal vez para apaciguar las manifestaciones con que se estrenó esta administración y que lo han acompañado en todo el sexenio.
No hay que olvidar que una de las primeras acciones del Gobierno federal fue precisamente la cancelación de los recursos para los refugios de las mujeres violentadas; otra fue la desaparición de las guarderías, que de igual forma beneficiaban a las mujeres trabajadoras que no tenían con quien dejar a sus hijos mientras ellas trabajaban.
Últimamente las estadísticas oficiales aceptan que once mujeres mueren todos los días, víctimas de la violencia que impera en el país y al interior de sus hogares. Mención especial merecen las llamadas madres buscadoras, quienes después de ser víctimas del secuestro o desaparición de un hijo, son ahora victimas de la indiferencia oficial, a tal grado que ahora ellas mismas se han tenido que organizar para realizar labores de investigación y de búsqueda, tarea que corresponde realizar a las instituciones gubernamentales. Definitivamente no hay opción que escuchar las palabras de Rosa Luxemburgo que, herida de muerte, producto de la lucha social, nos dejó un mensaje antes de su último aliento:
"…el liderazgo puede y debe ser regenerado desde las masas. Las masas son el elemento decisivo, ellas son el pilar sobre el que se construirá la victoria final de la revolución. Las masas estuvieron a la altura; ellas han convertido esta derrota en una de las derrotas históricas que serán el orgullo y la fuerza del socialismo internacional.
Y esto es por lo que la victoria futura surgirá de esta derrota, dijo. “‘¡El orden reina en Berlín!’ ¡Estúpidos secuaces! Vuestro ‘orden’ está construido sobre la arena. Mañana la revolución se levantará vibrante y anunciará con su fanfarria, para terror vuestro: ¡Yo fui, yo soy, y yo seré!”.
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