MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La opacidad y negación del gobierno de Morena ante la tragedia de Otis en Acapulco

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El huracán Otis ha dejado tras de sí no solo la devastación física en Acapulco, Guerrero, sino también una tragedia humana que parece ser minimizada por el gobierno de Morena encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Las cifras oficiales de fallecidos, dadas a conocer por el presidente, son cuestionadas y contradichas por testimonios directos de empresarios funerarios, dejando entrever una preocupante falta de transparencia y un deseo de minimizar la magnitud del desastre.

David Méndez Huerta, propietario de Funerales Huerta, ha revelado la existencia de cuerpos que fueron sepultados sin permisos, poniendo en duda la cifra oficial de 49 muertos y manteniendo que la cifra real podría rondar los 400, sumando además a los desaparecidos. Este testimonio, respaldado por su experiencia de 43 años en el sector funerario, evidencia una discrepancia alarmante entre la realidad y las cifras presentadas por el gobierno.

El gobierno federal sostiene que solo existen 50 cadáveres en el Servicio Médico Forense (Semefo) relacionados con el huracán, pero Méndez Huerta indica que en realidad hay 50 cadáveres solo en el Semefo, y que esta cifra no refleja la realidad completa. La falta de un registro adecuado y la realización de inhumaciones sin documentación en panteones ejidales aumentan aún más la incertidumbre sobre el número real de víctimas.

La omisión de la administración de López Obrador para aceptar la gravedad de la situación se refleja en sus declaraciones, donde acusa a sus "adversarios" de difundir cifras exageradas de más de 300 muertos. Este tipo de respuestas solo generan más dudas sobre la transparencia del gobierno y su compromiso con la verdad, especialmente en un momento donde la solidaridad y la acción efectiva son esenciales.

Es relevante señalar que el presidente López Obrador visitó Acapulco tres semanas después del impacto de Otis, lo que levanta cuestionamientos sobre la prontitud de la respuesta gubernamental y la atención a los damnificados. Mientras las pérdidas económicas y la magnitud de la reconstrucción se estiman en cifras astronómicas, el gobierno parece mostrar una falta de sincronización entre la magnitud del desastre y las acciones necesarias para mitigar sus consecuencias.

La opacidad en torno a las cifras de víctimas y la falta de una respuesta adecuada ante la tragedia de Otis plantean interrogantes sobre la capacidad del gobierno de Morena para manejar situaciones de emergencia y reconstrucción. La sociedad mexicana, y en particular los afectados en Guerrero, merecen una respuesta clara y transparente que refleje la magnitud real de la tragedia y que garantice medidas efectivas para enfrentarla. La negación y la opacidad no son respuestas adecuadas en momentos de crisis.
 

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