MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La parcialidad de los científicos

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A pocos días de comenzado el año 2021, un incendio ocurrido en un área estratégica del Sistema de Transporte Colectivo Metro, hizo volver los reflectores hacia el medio de transporte de mayor popularidad y capacidad de movilización de la capital mexicana. No es el único evento de consecuencias fatales, la diferencia con otros es que esta vez sucedió en la parte cerebral del metro que trajo consigo la parálisis total en los primeros momentos y al final del día quedó declarado el cierre de 6 de las 12 líneas con que cuenta y con la consabida consecuencia en la movilidad para los mexicanos con el ritmo más rápido de vida. Es decir, los accidentes ocurridos con anterioridad sólo habían paralizados durante un tiempo breve total o parcialmente una o dos líneas o unas cuantas estaciones, pero el ocurrido el 9 de enero dejó varados a 1.4 millones de usuarios de los 5 millones que a diario se transportan en sus vagones. 

El metro es parte de la vida cotidiana de los habitantes de la Ciudad de México, para ellos no sólo es un medio más de transporte, tiene inclusive un valor sentimental por todas las historias que ocurren dentro y fuera de sus instalaciones. Pero también lleva rato, por lo menos dos décadas, siendo el blanco de su enojo porque administraciones van, administraciones vienen y los problemas en su funcionalidad y deterioro no se arreglan de manera seria, todo lo contrario, va en aumento el nivel de estrés de los usuarios cuando lo abordan. Retraso en la llegada y salida de trenes, largas filas en las taquillas, escaleras eléctricas qué no funcionan en líneas pesadas como la que corre de El Rosario a Barranca del Muerto, vidrios opacos obstaculizando la visibilidad, acoso sexual a las mujeres, robó en horas pico, inseguridad y desorden del comercio informal fuera de las estaciones, actualización en la señalización interna, rodaje lento en época de lluvias, inundación por aguas pluviales en los paraderos; por mencionar algunas de las quejas más apremiantes del usuario. Esto desde el punto de vista del ciudadano como usuario, pero como habitante lo que más les indigna son las historias de corrupción como la de la construcción de la línea 12, la venta de plazas al mejor postor, un sindicalismo charro que maneja una buena parte del presupuesto e indiferencia por la modernización de las instalaciones a vista de todos obsoletas. 

El metro no sólo es el más popular y concurrido, sino también el más económico en razón de que su red abarca prácticamente toda la ciudad pues sus transbordes permiten viajar con el pago de un boleto a cualquier punto de interés. El costo del pasaje del metro es de 5.00 pesos; microbuses 5.50 pesos; camiones 6.00 pesos; trolebús 4.00 pesos; RTP 2.00, 4.00 Y 5.00 pesos; metrobús 6.00 pesos, cablebús 6.00 pesos y taxi colectivo 8.74 pesos el banderazo y 1.07 pesos por cada 250 metros o 45 segundos. Fue en la administración de Miguel Mancera que el costo pasó de 3.00 a 5.00 pesos con la promesa de mejorar el servicio. El compromiso de modernizarlo con este recurso sumado al presupuesto otorgado por la Asamblea Legislativa y otros que fueran autorizados, quedó plasmado en la Gaceta del Gobierno del entonces CDMX del 7 de diciembre de 2013 a través de 11 compromisos asumidos por el Sistema de Transporte Metro para con los usuarios. Todo el mundo quedó sorprendido con la evidente rapidez con la que actuaron las autoridades responsables para comenzar los trabajos de modernización… pero sólo para con el funcionamiento de los torniquetes que echaron a andar la generalización del uso de la tarjeta recargable… de los otros puntos, ¡nada! ¡Claro, el negocio perfecto sin cansarse mucho! ¡Cinco millones de usuarios necesitaban comprar en $15 la tarjeta y las 197 estaciones había que montarles por lo menos seis máquinas expendedoras de recargas, así como implementar en las 394 taquillas, por tanto, el medio tecnológico para que las taquilleras surtan las recargas! ¡Viva el negocio fácil sobre la espalda del pueblo!

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Florencia Serranía, directora del metro, es a la primera funcionaria que no le queda argumentar que el problema de obsolescencia es culpa de los administradores anteriores y ponerse el traje de víctima buscando la conmiseración de la opinión pública ante su responsabilidad de echar andar un transporte viejo, ¡no le queda porque ella ya había sido directora del metro durante el resplandor del gobierno perredista, de 2004 a 2006! La doctora Florencia es egresada de la UNAM y de la University of London, el consejo británico la becó por sus altas notas, es miembro de la Conacyt y en el área metropolitana del Valle de México ha participado como científica y como burócrata en los temas de movilidad de una ciudad compleja cómo lo es la capital. Basta mencionar que en el servicio público ha puesto sus conocimientos en la construcción, administración y puesta en funcionamiento de helipuertos, ordenamiento del transporte concesionado, ha sido directora del transporte eléctrico de la CDMX, reguló el trolebús, de manera colegiada diseñó una buena parte de la red del metrobús, coordinó la modernización de las paraderos de Cuatro Caminos y El Rosario, participó en el proyecto de remodelación de las estaciones del metro con transferencia modal y ¡ella misma ejecutó el programa de modernización del metro de 2004-2006 con miras al 2020! Todo un legajo de experiencia para contestar a los usuarios: "sólo soy la directora del metro”. Florencia Serranía impregnada hasta el tuétano de burocracia y el partido morena que ahí la colocó y ahora no le exige resultados, tienen en vilo a una importante parte de la población citadina. De nada sirve tanta condecoración académica y administrativa si ella y el partido que la arropa les da lo mismo el problema de movilidad de la Ciudad de México.

Es mentira que el científico sea apartidista. El hombre de ciencia también toma con sus actos posición de clase. Un profundo compromiso con la ciencia es tomar partido por los intereses de los productores de la riqueza de cualquier nación: el pueblo trabajador. Ocupar un puesto público sólo bajo el interés de velar por la comodidad individual crea el caos en la sociedad en la que ella misma y su familia viven. Entregarse a los brazos de la burocracia es ir en contra de la honra de su ciencia. La Ingeniera Mecánica y doctora en Ciencias Materiales, Florencia Serranía Soto, colocado en el puesto por la administración morenista es una historia más de burocracia a costa del daño que se les hace a los ciudadanos que con el pago de sus impuestos crean el presupuesto con el que ella se mantiene y sobrevive. En Antorcha se gestan los nuevos científicos con conciencia social, partidarios de los intereses de las clases desprotegidas, probados en su fidelidad a la causa; ellos, arropados por el partido que pronto nacerá de esas mismas entrañas, vendrán a poner el santo de pie. La condición: hacer crecer todos los días al Movimiento Antorchista Nacional que sume en calidad y cantidad la fuerza social que haga posible un cambio de clase en el poder político.

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